Una fuerte lluvia caía en la Cuidad de Magnolia y sus alrededores.
La gente yacía resguardada dentro de sus hogares con sus familias disfrutando la compañía, y el calor de las chimeneas encendidas. La temperatura había descendido debido a la lluvia repentina, sumando que era época de invierno.
Ni siquiera los magos de aquella ciudad se encontraban en las calles, disfrutando el tiempo dentro del gremio montando una enorme fiesta. Nada raro viniendo de ellos.
- Por fin un poco paz...- susurró la mujer observando las gotas de agua caer desde su ventana.
La figura femenina era de edad avanzada, alta y delgada. Su pelo rosa se encontraba recogido en forma de moño con dos grandes horquillas en forma de media luna, dejando caer dos mechones sobre su rostro. Sus ojos de color rojo disfrutaban del agua y silencio en el lugar.
Su capa roja de cuello levantado se arrugó levemente cuando la mujer arqueó la espalda para observar mejor el cielo nublado.
Porlyusica era la asesora médica del gremio Fairy Tail. Una mujer muy peculiar que odiaba a los humanos, tanto que se había mudado a aquel bosque al Este a las afueras de la ciudad.
Un enorme bosque con una gran variedad de plantas y animales. Árboles que crecían tanto que se podían utilizar para casas, como su hogar. Animales hermosos como tortugas, lagartos, peces, hasta peligrosos, como el Vulcan del Bosque.
La mirada de la mujer se entrecerró observando seriamente el vasto cielo.
Las nubes se estaban juntando en el centro creando una especie de remolino. Los truenos rugieron con tanta fuerza que parecía que el cielo estaba por caerse.
- ¿Anima?- exclamo Porlyusica.
¿Aquellos bastardos de Edolas seguían con su caza de magia?
No, no eran ellos. Ninguna pizca de poder mágico había sido absorbida del ambiente. Era algo más. La propia magia del lugar parecía estar peleando contra aquello que estuviese ocurriendo, intentando establecer una barrera para expulsar a lo ajeno.
Un enorme trueno volvió a resonar en todo el cielo alumbrando de azul el firmamento.
La mirada de la mujer se tiñó de sorpresa cuando un borrón salió disparado del enorme agujero cayendo en picada hacia el suelo.
Dando un chasquido entre dientes, la antigua miembro del equipo Makarov, abrió la puerta de su casa sumergiéndose en el agua.
X~X~X
Un sonido de impacto resonó por el lugar haciendo apresurar el paso de la mujer. Porlyusica apartaba con sus manos la densa vegetación en su camino. Las gotas de agua golpeando contra su rostro dificultaban aquella tarea.
La lluvia se había convertido en una tormenta en solo cuestión de segundos.
- ¡¿Pero qué...?!-
La mujer sorprendida se detuvo observando una enorme franja en el suelo. El surco se extendía por varios metros iniciando en la profundidad del bosque. Siguiendo aquel camino con su mirada, encontró el final del trayecto, y allí, una figura humana reposaba en el suelo.
- ¡Chico, ¿estás consciente?!-
Corriendo, Porlyusica llego con el muchacho arrodillándose a su lado. Incluso su odio hacia los humanos se había esfumado en aquella situación. Ante todo era una medica, y sanar a los heridos era su prioridad.
Con maestría, dobló una de las mangas del chándal naranja del chico tomándole el pulso. Era bajo, pero estable.
- Oye chico- volvió a llamar dándole una suave cachetada en el rostro.
El muchacho siguió sin reaccionar.
Era joven, no mayor a los catorce años de edad. Llevaba un conjunto naranja con retoques azules como vestimenta. Sus párpados cerrados impedían ver el color de sus ojos. Su cabello rubio se hallaba opaco debido al agua cayendo en la escena. Alrededor de su cabeza había una especie de bandana con una placa de metal.
- Maldición- expresó Porlyusica en medio de la tormenta.
Costaría demasiado esfuerzo y tiempo llevar al muchacho hasta su casa para curarlo.
Su mirada se posó en el agujero en la vestimenta del chico a la altura de su pecho. Alguien había atravesado con su brazo al muchacho. ¿Cómo demonios seguía vivo?
La piel en aquella vieja herida ya se había regenerado sin dejar ninguna cicatriz. No solo aquello la había sorprendido. El chico no tenia ninguna otra herida. Vamos, había caído decenas de metros hasta el suelo con tanta fuerza que había dejado un surco en la tierra, y aún así, ¿no tenía ninguna herida?
Desconocido para la mujer, unas burbujas rojas desaparecían adentrándose en el cuerpo del chico.
- Estúpidos humanos- maldijo Porlyusica comenzando a arrastrar el cuerpo del chico en dirección a su casa.
Aunque no tuviese heridas, eso no significaba que no podría resfriarse. Y con aquella vestimenta hecha jirones, y la fuerte tormenta, eso era algo que pasaría.
La mano derecha del muchacho se aferraba con fuerza a un objeto.
Era una bandana idéntica a la que llevaba en su cabeza. La única diferencia se podía apreciar en la linea horizontal que cruzaba la placa. Aquel corte no era obra de un cuchillo o otra arma, se trataba de un rasguño hecho por las uñas de un animal salvaje seguramente.
- Una vez que despiertes te echaré de mi casa, niño- exclamo la medica del gremio de las hadas.
Por un breve segundo, el muchacho abrió sus párpados dejando ver unos ojos color azul zafiro que brillaban como el mismo océano.
El número uno hiperactivo ninja cabeza hueca, Uzumaki Naruto... está aquí.
Fin del capitulo.
Bueno, una nueva historia de su querido autor. Este Naruto es el original, el que todo conocemos, el ninja número uno en sorprender a la gente.
Quería hacer algo distintos a mis demás fics, y que mejor que hacerlo con el Naruto original.
La personalidad será la misma, sin embargo, irá cambiando a medida que pase el tiempo.
Este fic se tardará en actualizarse. El titulo de la historia, Hada con dientes de sable, tomará importancia más tarde en el fic. Pero, vamos, es más que obvio el porque del titulo.
La pareja me la reservo para mi.
Espero que les haya gustado.
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