II.

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A pesar de su odio hacía los humanos, a pesar de su actitud repelente hacía aquella especie, Porlyusica sin dudar pondría su vida en las manos de aquel anciano. El tercer maestro de Fairy Tail, Makarov Dreyar.

- De todas las personas, ¿tú recogiendo a un niño?- expresó soltando una pequeña risa el anciano.

La medico no-oficial del gremio soltó un chasquido entre dientes.

- Créeme que me arrepiento de salvarlo apenas despertó- reveló Porlyusica-. Solo llévatelo de mi casa, ya no lo soporto-

Makarov volvió a reír.

Realmente le tomo por sorpresa que su vieja amiga aparecía en la ciudad, y más la razón detrás de aquello. Nunca se hubiese imaginado que dejaría entrar a un humano desconocido a su hogar.

- Encajara perfectamente en el gremio- informó Porlyusica.

¿A cuántos niños había salvado Makarov? ¿A cuántos de ellos le había dado un techo al cual llamar hogar? Natsu, Gray, Erza, Cana, y la lista seguía. Otro más dentro de la familia sería bienvenido. Incluso la semana pasada, el dragon slayer de fuego había traído a una nueva integrante, Rucy, o Lucy, algo así era.

- ¿Y por qué tan segura de eso?- preguntó Makarov ante la seguridad que denotaba su vieja amiga.

-... Porque es un idiota- respondió Porlyusica-. Vendrá como anillo al dedo en un lugar lleno de idiotas-

Una pequeña vena se hinchó en la cabeza del maestro de Fairy Tail.

¡Pump!

Antes que pudiese replicar, la mujer abrió la puerta de su casa entrando en ella.

- ¡La vieja bruja vino con un enano!-

La voz de un muchacho resonó en la casa.

La pequeña vena hinchada se intensificó en Makarov al ser llamado de esa forma.

- ¡Te dije que no me digas así mocoso insolente!- gritó Porlyusica agitando una escoba sobre su cabeza. Nadie sabía de donde la había sacado.

El maestro de Makarov ladeó su cabeza hacía un costado con confusión observando una habitación vacía frente a él. Una risa captó su atención, y lentamente, subió su mirada hacía arriba.

Colgado del techo, usando solo sus pies para sostenerse, un muchacho sonreía de oreja a oreja. Aquel gesto lo hacía con tanta naturalidad que parecía querer contagiar al par presente.

Su cabello rubio puntiagudo se hallaba hacía abajo debido a la gravedad. Poseía unas marcas en sus mejillas remarcadas tenuemente. Unos ojos azules miraban al par de ancianos reflejando diversión en ellos. Llevaba consigo un chándal naranja con retoques azules por aquí y por allá.

¡Fush!

El chico aterrizo suavemente en el suelo casi sin hacer ningún ruido como si de un felino al acecho de su presa se tratase.

- ¡Ja! Antes de meterte con los mayores deberías verte a ti, mocoso- reprendió Makarov-. El enano aquí eres tú-

El chico y el maestro de Fairy Tail se hallaba frente a frente mostrando que el muchacho era algunos centímetros más alto.

- ¡Pero si soy más alto que usted, anciano enano!-

- ¡Pero yo ya estoy viejo! ¡En cambio tu estas enano para tu edad!-

Makarov y el muchacho chocaron frentes viéndose de forma enojada.

Es un idiota. Vendrá como anillo al dedo en un lugar lleno de idiotas.

Hada con dientes de sable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora