VII.

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Nadie hablaba debido a la sorpresa. Estupefactos frente aquel escenario que ninguno esperaba. Sangre se deslizaba por la comisuras de los labios de la mujer más fuerte del gremio, Erza.

Naruto flexionó sus piernas poniéndose en guardia nuevamente.

Un brillo envolvió a Erza mostrando a todos que portaba nuevamente la Armadura de la Rueda del Cielo.

- ¡Esperen! ¡Esperen!-

Rápidamente Mirajane se puso en medio de ambos deteniendo el combate.

- ¡No te metas, Mira! ¡Aún no he acabado!- expresó Erza blandiendo una espada.

- En realidad si. Tú misma dijiste que si Naruto-chan impactaba un golpe ganaba- respondió la albina con una sonrisa tierna.

Erza agachó su cabeza inmediatamente ocultando el sonrojo producido por la vergüenza. Se había olvidado de aquel detalle.

- ¡Ah, es verdad!- exclamo Naruto señalando a su oponente-. ¡Te gané, jajajajaja! ¡Te gané!- comenzó a bailar el rubio mientras le sacaba la lengua a Erza.

Rápidamente el sonrojo por la vergüenza se transformo en uno de enfado.

Todos ganaron gotas de sudor observando como un Naruto chibi y una Erza chibi se agarraban a golpes en medio de una nube de polvo.

- ¿Los separamos?- preguntó preocupada Lucy.

- Déjalos, ya se cansarán- contestó Mira con un suspiro.

Metros alejados, Natsu festejaba bailando sacudiendo una bolsa entera de dinero.

Apostar por Naruto daba sus frutos.

X~X~X

Tras la victoria contra Erza, Naruto desapareció rápidamente yéndose quien sabe a donde. Había sido demasiado confuso. Al terminar su pequeña riña con la pelirroja, el ninja ganó una expresión seria en su rostro y salió corriendo hacia otro lugar.

Mientras tanto, a las afueras de la ciudad en el bosque...

¿Qué había sido eso?

Naruto observaba sus manos seriamente. Aquella escena era algo rara de presenciar, aquella expresión que llevaba el ninja no se veía diariamente.

- ¿Por qué...?- susurró abriendo y cerrando sus palmas.

Naruto no era alguien inteligente con el estudio. No era la persona que podría sentarse frente a los libros y pasar minutos memorizando las cosas que había en ellos. Sin embargo, aun que él no lo supiese, era un genio a su manera.

Vamos, el sujeto había dominado el Rasengan en una semana. Había aprendido el Kage Bunshin no Jutsu en una sola noche, siendo capaz de derrotar a un chunnin.

Incluso en medio de la batalla era capaz de crear estrategias. Lo demostró en su pelea contra Zabuza y la táctica del Fūma Shuriken, en su batalla contra Neji y aquella jugada final, o su acción tan rara de crear decenas de clones para hacer explotar a una serpiente enorme desde adentro en el Bosque de la Muerte.

Uzumaki Naruto era un genio a su manera.

- ¡Kage Bunshin no Jutsu!-

Gritando el nombre de la técnica y haciendo aquel sello característico, estalló dos nubes de humo dejando a la vista un par de clones.

- ¡¿Qué está pasando?!- gritó pateando el suelo frustrado.

Había hecho aquella técnica centenares de veces convirtiéndola en su insignia. La conocía perfectamente, hasta cuanto chakra tenia que expulsar para tal cantidad de clones. Y allí residía el problema ahora mismo.

Hada con dientes de sable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora