Una vida

Nadie

-¡He dicho que no!

Aileen se calló al suelo de rodillas y empezó a llorar. ¿Cómo había llegado a ese punto? ¿Qué había pasado con la Aileen de ni hacía un año? No se reconocía. Había estado a punto de suicidarse y lo peor era que casi lo logra.

Era como si tuviese un "otro yo" dentro de ella, más malvada, más directa, pero a la que siempre le hacía caso. Casi siempre, se recordó a si misma. Acababa de plantarle cara a una de sus pesadillas: ella misma.

Era un primer paso para el cambio, a partir de ahora tendría que valorarse más, pero sin creerse más que nadie. Pero no iba a ser fácil. Era un SI al cambio frente a muchos NO... Claramente no iba a ser nada fácil. Pero ella era fuerte, podía con todo... O eso creía hasta hacía poco.

Pufff... Que difícil era todo... Y ahora sin Kayla, sin una amiga de verdad que la ayudase cuando la necesitaba, que la abrazase cuando lloraba sin hacerle preguntas... La única que la defendía.

Estaba sola, otra vez, sola...

Se levantó temblando y cerró la ventana con fuerza, provocando un fuerte ruido. Faltaba poco para que llegara su padre del trabajo, lo mejor sería que se metiera en el baño para relajarse.

Entró en el baño y lo primero que vio fueron las cuchillas de afeitar de su padre. Vamos Aileen, has intentado llevarme la contraria una vez, pero ya basta de hacerse la difícil por hoy, ¿no crees?...

-No... - Dijo entre dientes.
¿Qué has dicho?

-¡He dicho que no!

Cogió las cuchillas y las tiró encima de su cama encerrándose en el baño. Segundo asalto. Había vuelto a vencer.
Si crees que vas a ganar en esto... Estás muy equivocada... No puedes hacerme frente... Sólo eres una estúpida fea, gorda y tonta que intenta ser siempre la que se lleve las atenciones. ¡Despierta! Este es tu mundo y así eres. Deja de crearte fantasías. No eres nadie... NADIE.