Sírvete

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Cerró la puerta con un portazo. No lo hizo queriendo, en realidad se le había escapado la puerta.
- Hola, mamá. - No obtuvo respuesta.
Fue como cada día a su habitación a dejar la mochila. Últimamente su madre siempre estaba a la hora de la comida y ya no llegaba tan tarde, así que estaba también a la cena. Sólo llevaría con esa rutina un par de semanas, pero ya se había acostumbrado a verla cada día al mediodía y a mentirle diciéndole que todo iba bien.
Se acercó a la cocina donde estaba Mary cocinando. En la mesa estaban colocados dos platos con sus respectivos cubiertos, vasos y servilletas.
Normalmente dejaban las ollas en la vitrocerámica y cada uno se levantaba y se servía lo que quería.
Le olía a pasta. Siempre le había encantado la pasta.
- ¿Qué hay de comer, mamá?
De nuevo sin respuesta. Mary caminaba seria de aquí para allá. Removía una sartén con carne y salsa de tomate, luego una olla en la que supuso que estaba la pasta, después se limpiaba las manos y cortaba verduras,...
Como veía que no obtenía respuesta se acercó ella a mirar en la olla. Espaguetis, su plato favorito desde niña.
Su madre cogió la olla y vacío todo el contenido en el fregadero, donde tenia un escurridor en el que calleron los espaguetis. Los sacudió un poco y les pasó un chorro de agua fría. Aileen se sentó a la mesa mientras su madre echaba la salsa de tomate con la carne a los espaguetis, que volvían a estar en la olla.
Cogió su plato para levantarse a servirse, pero su madre no dejó la olla en la vítrocerámica, sino que la colocó en el medio de la mesa.
- Sírvete.
Lo había dicho seria, sin tomar asiento, con la mirada fija en Aileen, analizando cada movimiento que hacia. Estaba claro que había sido una orden. Aileen, con total naturalidad y como si aquella mirada no la intimidara en absoluto, cogió la cuchara y el tenedor y se sirvió una cucharada. Antes se servía mas de tres y después repetía plato.
- Aileen, que la pasta no engorda.
Aquellas palabras provocaron un huracán de sentimientos encontrados en el interior de la chica. Por una parte estaba la felicidad de poder comer más de su comida favorita sin miedo. Por otra, que sus padres se había enterado de su objetivo y no iba a dejar que continuara así. Una lágrima se derramó por su mejilla izquierda, y después otra por la derecha. Se acercó a la olla y se sirvió otra cucharada llorando.
La cara de Mary estaba pálida, observando como sus sospechas eran ciertas. Esto no podía continuar así. Su hija lloraba mientras comía su plato favorito. Algo había pasado, no sabía el qué, pero no iba a permitir que aquello continuar.
***
- Tenemos que hablar. - Manuel se puso serio, apagó la televisión y la miró inquisitivo. Mary también lo miró a los ojos, pero era una mirada distinta, dubitativa y temerosa. - Aileen me preocupa.
Llevaba pensando en ello desde hacia semanas. No veía a su princesa como siempre. Estaba apagada triste, con la mirada perdida y comía menos.
- Creo que le pasa algo en el colegio que hace que intente dejar de comer.
- Ahora que lo dices... Tienes razón, lleva una temporada comiendo muy mal. No le di importancia porque siempre ha sido una niña que come muy bien.
- Tenemos que hacer algo, no podemos dejar que siga así.
- Bien, tenemos que controlarla en las comidas y observarla, y si dentro de unas semanas sigue igual, tomaremos cartas en el asunto.
- Me parece bien.
La mirada de Mary es triste, perdida, meditando que puede hacer por su niña. Intentará arreglar las horas y los turnos de su trabajo para estar con ella todos los días en la comida y la cena. ¿Qué podrá haber pasado en el colegio para que se comporte de esta forma?

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2015 ⏰

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