Número Desconocido

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- ¿Sí?

- Hola, niña - la voz era femenina, fría, amenazadora, segura de sí misma.

- ¿Quien es?

- Eso no importa - otra chica, hiriente, también fría.

- ¿Que queréis entonces? - la voz empezaba a temblarle, y no quería mostrar el más mínimo signo de debilidad delante de ese número desconocido.

- Bien, niña, sólo queríamos darte una advertencia - la voz de la primera chica volvía a sonar - no te acerques a Kayla, no la llames, no le hables, no contestes si te dice algo.

- ¿O sino qué? - Utilizó el poco valor y firmeza que le quedan para formular esta pregunta.

- No quieras saberlo, niñata - contestó casi escupiendo las palabras - ¡Ah! Y otra cosa... Esto es un consejo: deberías adelgazar, estás como una foca.

Risas se escucharon de fondo antes de que colgara y se derrumbara en su habitación. No podía creerlo. Había conseguido reducir al mínimo lo que comía y aún así parecía que no era suficiente. Pero... ¿quienes eran esas chicas? ¿Que tenían en su contra?

Y aún por encima querían prohibirle hablar con la única persona con la que tenía contacto en sus últimos días donde vivían. Ya vería si cumplía con lo que le decían. ¿Que es lo que podían hacerle? ¿Por que la amenazaban?

Ahora no podía pensar en eso, tenía que ocuparse de otro tema en ese momento. Su madre estaba en casa en casi todas las comidas y ya casi le era imposible tirar la comida. Debería tener cuidado si no quería que sus padres la descubrieran. Si eso pasara, sí que se armaría una buena...
Todo está bien, Aileen, todo está bien. Cálmate, come despacio, que un bocado te sepa a cuatro. Relájate, traga, que no se entere de que te cuesta tragar. Venga, ya casi está. Un bocado más, sólo uno más y le dices que no puedes más "uff, mamá, no puedo más, estoy llenísima" bien Aileen, has sonado convincente, sigue así. "Pero si casi no has comido nada" pon una escusa, invéntate algo, lo que sea, pero que sea rápido "yo... Es que... No me encuentro muy bien... No tengo más hambre" bien, ahora lenvántate y llevas el plato al fregadero, no le des tiempo a que te diga nada. Vamos, sal de la cocina, ya. A tu habitación y cierra la puerta, no quieres que te haga preguntas ni que te escuche si te derrumbas. Así, muy bien, Aileen, muy bien...

Una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora