Poco a poco se acercaba el día en el que Kayla se tendría que ir, y aunque le había prometido seguir en contacto y verse todos los meses, ella sabía muy bien que esas promesas nunca se cumplían. Y eso era lo que mas rabia le daba. Kayla había sido su primera amiga desde que se había mudado a donde vivían ahora.
***
- Bueno Aileen, ya llegamos, ¿estás lista para tu primer día de colegio?
- Sí, mamá.
- Muy bien, vamos allá.
Abre la puerta y ambas salen del coche. El colegio tenía varios arco iris, dragones, magos, princesas, etc. pintados en las paredes.
- ¡Hola, bonita! Tú debes de ser Aileen.
La que hablaba era Milagros, seguro que era su nueva profesora.
- Sí... - Contestó tímidamente.
- ¡Perfecto! Ven, te presentaré a tus nuevos compañeros - Le dijo con una sonrisa y tendiéndole la mano.
- Vale...
***
RingRingRing-Hora del recreo niños. Acordaos de comer primero la merienda y después podreis ir a jugar.
Aileen fue la última en salir del aula, no sabía a donde ir, ni que hacer.
-¡Hola! Tú eres la niña nueva que la profe Milagros nos presentó, ¿verdad?
- Sí...
- Yo me llamo Kayla, no me acuerdo de como te llamas, pero pareces divertida - le dijo la niña con coletas sonriéndole ampliamente.
- Yo soy Aileen.
- ¡Genial! Aileen, ¿quieres ser mi amiga?
- ¿Yo? S... Sí
- ¡Bien! Ven, te enseñaré el patio. - Le dijo cogiéndola de la mano y tirando de ella.
***
Una lágrima le resbaló por la mejilla al recordar aquel maravilloso primer día de colegio. Pero sus amigas de donde vivía antes también le habían prometido seguir en contacto, y hacia años que no hablaba con ninguna. No quería que le pasara lo mismo con Kayla. Ella era la única que le estaba prestando atención en estos momentos tan duros, y ahora... Ahora se iba.
Aún no sabía los motivos, ni por cuanto tiempo. No había vuelto a hablar con ella desde que se lo dijo. Su teléfono empezó a sonar encima de su cama y alumbraba la pantalla:
Número desconocidoContestó
- ¿Sí?
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Una vida
Fiksi RemajaUna vida perfecta, todo va sobre ruedas. Pero un día todo cambia, las cosas malas se suceden como fichas de dominó. ¿Será capaz de soportarlo?