¡¿Qué?! No... No, no, no, no, ¡NO! No podía ser, ¡era imposible! Se había quedado en shock nada más escuchar las palabras de su amiga. Era imposible, no podía creérselo.
Las lágrimas amenazaban con asomar por sus ojos y aunque no quería permitírselo no pudo evitar que alguna se le escapara.
Otra vez estaba encerrada en la seguridad de su cuarto con las palabras de su amiga rondándole por la cabeza como fantasmas y sombras. Sentada en el suelo con la espalda apoyada en la cama tan sólo se le pasaba por la cabeza lo que acababa de pasar.
***
-Tengo malas noticias
Escuchar eso de la boca de Kayla era muy extraño, debía de ser algo muy grave para que lo diga con lo optimista que suele ser.
-¿Qué ha pasado Kayla?
-Yo... - Un suspiro se escapó de la boca de su amiga al tiempo que agachó la cabeza - Yo... Voy... Voy a mudarme.
Fue apenas un suspiro seguido de un sollozo que hizo que el mundo de Aileen terminara por derrumbarse completamente. Tal vez no reaccionó como debería, tal vez le tendría que haber preguntado los motivos, las razones o, simplemente, si había escuchado bien. Pero Aileen es una de esas personas que en momentos y bajo presión nunca reacciona bien.
Sin mediar palabra y sabiendo que su amiga estaba llorando, no sabia si de verdad o si sólo fingía, se levantó del columpio y salió corriendo hacia su casa.
***
Derrumbada, así estaba ella, su vida, su mundo, todo. Llorar ya no la aliviaba, no como antes. Se sacó la chaqueta con rabia y por el azar o por como se sacó la chaqueta, se fijó en su única cicatriz en la muñeca izquierda. Se acercó al cómoda y abrió el cajón más alto. Al sacar un par de cajas encontró el pomo que habría el trasfondo del cajón. Cuando el diseñador del mueble le contó el secreto de ese cajón pensó que nunca lo utilizaría, pero ahora era el único lugar seguro para su cuchilla.
Su mano derecha estaba firme con la cuchilla en la mano. Con lágrimas en los ojos pudo ver su única cicatriz, que ya no estaría sola.

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Una vida
Teen FictionUna vida perfecta, todo va sobre ruedas. Pero un día todo cambia, las cosas malas se suceden como fichas de dominó. ¿Será capaz de soportarlo?