Capitulo 2

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Las personas cambian, normalmente intentan adaptarse a su entorno para poder sobrevivir, Andrea Marshall tuvo que entender eso cuando llegó a New Orleans y la mayoría de personas parecían muy confiados de si mismos. La cobriza quedó encantada con el lugar desde el primer día que llego, nadie se burlaba de ella, ni la avergonzaban cuando caminaban cerca de ella. Lo único que no tenía su ciudad natal era a Josie, aquella castaña que fue la primera en notar su presencia cuando todos la consideraban invisible.

Andrea llegó al instituto de New Orleans y las cosas eran un poco diferentes que en Mystic Falls, en su nueva escuela habían llegado hasta a golpearla por no terminar de agradarle a sus compañeros. Klaus fue el primero en notar todo lo que ocurría con su hija por lo que decidió tomar acciones antes de que un incidente como aquel se volviera a repetir. El rubio metió a Andrea a clases de boxeo donde podía hacer cardio mientras practicaba un poco de defensa personal.

A la cobriza le costo poder agarrarle el ritmo al deporte, pero sus ánimos cambiaron cuando empezó cambios en su cuerpo. Andrea empezó a bajar rápidamente de peso cuando empezó a enfocarse a practicar varias horas diarias con el saco del gimnasio, aunque en el instituto ya la empezaban a percibir de diferente manera, sus lentes seguían siendo un rasgo poco atractivo que ella misma notaba. La joven tuvo una larga conversación con su padre del porque una operación podría ser lo mejor para su vista, luego de encargarse de convencerlo ya todo empezaba a marchar como la cobriza esperaba.

Las cosas habían mejorado considerablemente ese año, donde la chica estaba completamente segura de que había encarrilado su vida en un camino con más seguridad sobre si misma y su aspecto físico. Lastima que las cosas no terminarían de resultar como la chica esperaba, pues el final de año llegó y lo que no quería que ocurriera sucedió, Andrea debía regresar con su madre a Mystic Falls para empezar su año escolar en la ciudad donde Hayley residía. 

El acuerdo de divorcio de sus padres indicaba que cada año la joven viviría con alguno de sus primogénitos intercalándose entre sí. Andrea siempre estuvo acostumbrada a usar el apellido de su madre, pero al ir a la ciudad que tan malos recuerdos le causo, le parecía imposible volver con el pasado que la precedía. De está manera la joven cobriza decidió empezar desde cero al regresar a la escuela Salvatore. En el preciso momento en el que la cobriza entraba al pueblo de Virginia, Andrea quedaría como un simple recuerdo porque Hope Mikaelson acababa de llegar para quedarse.

La mañana del primer día de clase traía consigo varios estudiantes ansiosos por regresar a las instalaciones de la escuela Salvatore. Hope ya estaba escrita por lo que no tuvo que hacer tantos tramite como esperaba, la joven había ido sola a su primer día luego de que a su madre le surgiera una emergencia en el trabajo. La cobriza caminaba por los pasillos del lugar mientras buscaba la oficina del señor Saltzman. Luego de un par de toques la cobriza entro y vio al hombre sentado en su escritorio, el castaño sonrió por la presencia de la joven y se levanto para poder acercarse a ella.

- Andrea Marshall, haz cambiado demasiado - la cobriza bajo la mirada un poco incomoda por el comentario del hombre.

- En realidad, agradecía que me llamaran Hope, señor Saltzman - el hombre asintió con una sonrisa antes de poder acercarse a su escritorio y tomar algunos papeles.

- Ente será tu horario Hope, algunos de los salones han cambiado; así que si quieres puedo conseguir a alguien que te haga un rápido recorrido - la cobriza negó antes de caminar unos pasos a la puerta.

- No será necesario señor Saltzman, en realidad... - la cobriza no pudo decir nada cuando la puerta de la oficina se abrio de golpe.

- Papá, Lizzie te necesita...  - el castaño se giro para ver a su hija delante de él.

- ¿Dónde está? - Hope no podía dejar de ver a la persona que había irrumpido en la oficina del director.

- En el establo... - Alaric se acercó a la puerta dispuesto a irse cuando un comentario lo hizo girarse.

- Señor Saltzman, ¿Qué decía acerca de un recorrido? - Josie giro su mirada a la voz para visualizar a una castaña que la miraba fijamente.

- Cierto... Jo, ¿Puedes darle un recorrido a Hope? Debo ir por Lizzie - el hombre no espero una respuesta de su hija cuando ya estaba saliendo de su despacho.

- Bueno, creo que solo quedamos tu y yo - Hope tenía una sonrisa en su rostro al ver la expresión de confusión en la castaña.

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