Capítulo 22

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La superheroína de cabello azabache se encontraba buscando al guitarrista pero, no lo encontraba en el sitio en el que ambos habían quedado verse, temiendo lo peor fue a la casa de su amigo para encontrarse con una escena un tanto peculiar, en la cual la amiga del joven se encontraba cantando una melodía (o eso creía) mientras el joven estaba recostado sobre su regazo, la heroína preocupada por eso usó su arma más confiable quien le dio unos tapa-oídos, que se los puso sin dudar para entrar a la casa flotante.

—Dejalo, te lo exijo —dijo la joven colocándose de pie frente a aquella pareja.

La joven se colocó de pie, dejando al guitarrista recargado en una almohada.

—Mirate, por fin te encuentro Marinette o debería decir, mi patética yo del futuro —dijo mientras veía a la peli-azul. —Yo, la que impidí que ellos dos acabaran juntos y tú los vas a ayudar.

—¿Juntos? —preguntó la heroína, era extraño, podía escuchar su voz a la perfección pero, cuando se ponía a cantar esto era bloqueado, algo curioso.

—Juntos, ellos dos son almas gemelas destinadas a estar juntos pero, yo se que tu amas a Adrien con locura y pasión como alguna vez yo ame a Atilano —la joven se acercó más a la azabache, quedando frente a ella. —Vamos Marinette, seamos una sola y hagamos que Adrien sea solo tuyo.

...

El ritual estaba casi terminado, solo faltaba una cosa la cual era la sangre del hijo de las hadas, ella estaba segura de que estaba frente al chico indicado, no había duda de que la bondad de la reina de las hadas estaba en aquel chico además de que era idéntico a su antepasado.

—Con esto, mi maestro estará por fin en este mundo —decía la joven mientras sacaba un cuchillo al joven modelo, quien había recuperado los recuerdos de su vida pasada.

Adrien estaba realmente confundido con todo el asunto, recuperar la conciencia de una manera tan repentina le había dado verdaderos dolores de cabeza y esto mezclado con el humo de los sahumerios que le estaban rodeando, era realmente tortuoso. Así que esas hadas no estaban del todo locas y él si era la reencarnación del chico que tanto estaban buscando, cerró los ojos por unos instantes.

—Por el hechizo de los elfos. Muchos hombres han sido encantados, así encantado también estoy yo por la noble gracia...

El rubio escuchaba la cálida voz de su amante en secreto, era hermosa e hipnótica, no podías dejar de escuchar aquella melodía, era mágica.

—...De él mejor hombre, que un hombre alguna vez pudo amar. Tal vez quisiera huir de mí por causa de esto que yo siento así. Me heriría de muerte al no estar más aquí, si de mi por venganza quisiera huir. Por causa de esto me siento así. Él así me haría tan feliz, que he de morir con dicha y placer...

El rubio siguió escuchando la melodía con su corazón latiendo demasiado rápido, sus mejillas se tiñeron de color carmesí al escuchar tan preciosa pieza musical. Su acompañante terminó aquella canción dirigida solamente al chico de su lado.

—Te amo, Atilano - habló el chico que tenía el instrumento.

—Y yo a ti, Licero

Aquel recuerdo estuvo en su mente y una lágrima resbaló por su mejilla, era una sensación que él describiría como escuece, le quemaba algo dentro de su pecho. Sintió el filo en su brazo y una ardiente cortada comenzó a aparecer en este, el líquido rojo pronto comenzó a caer en un extraño símbolo y todo se volvió oscuro.

—Lo siento... Licero —fueron sus últimas palabras. 

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Gracias por leer y por su paciencia, hasta el siguiente capítulo. 

Tanz Mit Mir [Lukadrien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora