Prólogo

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En una taberna, la música se escuchaba por toda aquel lugar y si te asomabas por la ventana del local lograrías ver a la banda que tocaba. La armonía de la flauta, el violín, entre otros instrumentos eran perfectos para una canción pero en esta banda le hacía falta algo: un cantante, así que sólo era una música ambiental hasta que cierto chico de cabello oscuro se acercó con una bebida en mano hacia alguien rubio que estaba con sus amigos en una mesa.

Aquel chico de ojos azules, motivado por el alcohol llamo la atención de aquella mesa, siendo más específicos del rubio.

- Oh, ven hermoso; tráeme vino. Tráeme el vino que me muero de sed. Oh, ven hermoso; tráeme el vino, porque quiero el vino y a ti.

El rubio miró a sus amigos, la pareja de piel morena lo alentó a que siguiera la canción pero una chica de piel clara y cabello sostenido en dos coletas se negó a ello, pero no quería ser un grosero, así que miro a aquel chico y unío el valor necesario para ponerse de pie.

- Te lo daré sólo si bailas conmigo, si bailas conmigo entonces iré a ti. Te lo daré sólo si bailas conmigo entonces tendrás vino y a mi.

La gente de la taberna comenzó a aplaudir porque al fin alguien se había animado a seguir la alegre melodía, la mayoría estaba feliz de aquellas voces e incluso parejas comenzaban a dirigirse a la pista de baile para danzar al son de aquella composición pero había personas que no estaban contentas con aquel dueto, mucho menos de las palabras que aquella canción tenía.

- Oh, ven hermoso, arriba de la mesa, arriba de la mesa bailaremos sobre ella. Oh, ven hermoso, arriba de la mesa porque todos deben vernos.

El chico de cabello oscuro dirigió su mano a él para que está sea tomada y ayudarlo a subir a una mesa cercana en la cual no había nadie, así que no molestarían.

- Subiré por un beso tuyo, un beso tuyo, sí, es lo que quiero. Subiré por un beso tuyo, sólo así subiré contigo.

Los amigos de piel morena del rubio se miraron con complicidad, pues aquellas palabras fueron intensas y atrevidas por parte de su camarada, éstos aplaudieron la acción.

- El pecado atrae y la carne es débil así es siempre. La noche es joven y el diablo se ríe, hagámonos un regalo.

La mayoría de las parejas ya se encontraban bailoteando sobre la pista destinada a aquella acción mientras el dueto que se encontraba sobre la mesa era acompañado por aplausos al ritmo de la música, a excepción de tres chicas.

- Y luego, oh, hermoso comparte la cama conmigo, comparte la cama conmigo así no tendré frío. Y luego hermoso, comparte la cama conmigo no hay porque tener vergüenza.

Una azabache, la cual se encontraba en la mesa de aquel rubio veía con desdén a la pareja, siendo más precisa al que había empezado aquella canción, ella quería decirle esas palabras, quería ser ella la que estuviera cantando con el rubio, no entendía porque aquel chico de blondos cabellos había aceptado la invitación de aquel desconocido.

- Pero siempre y cuando no beses a otro, no beses a otro y seas sincero conmigo. Pero siempre y cuando no beses a otro de lo contrario dormirás sólo.

Una rubia, que ocultaba su rostro detrás de un paipái con dibujo de un paisaje estaba escandalizada con la letra de aquella canción. El chico que compartía su color de cabello era su prometido y estaba totalmente furiosa porque aquel chico jamás se dio la oportunidad de conocerla y mejor decidió cantar con un total desconocido.

- El pecado atrae y la carne es débil así es siempre. La noche es joven y el diablo se ríe, hagámonos un regalo.

Una castaña también veía aquel insufrible escena con total indignación. Se había esforzado mucho por pertenecer a las filas de la burguesía para que el rubio se fijará en ella, pero decidía fijarse en el hijo bastado del músico del padre de su pareja de canto.

- Te lo daré sólo si bailas conmigo, si bailas conmigo entonces iré a ti. Te lo daré sólo si bailas conmigo, quiero bailar cuerpo a cuerpo.

El rubio continuo el canto al ver que su pareja se había quedado sin ideas para seguir la melodía. Tomando sus manos las cuales estaban ahora entrelazadas, se movían con cuidado para no caerse de la mesa.

- Te lo daré sólo si bailas conmigo, si bailas conmigo entonces iré a ti. Te lo daré sólo si bailas conmigo entonces tendrás vino y a mi.

Ambos sonrieron.

- Te lo daré sólo si bailas conmigo, si bailas conmigo entonces iré a ti. Te lo daré sólo si bailas conmigo, quiero bailar cuerpo a cuerpo.

Muy al contrario de lo que las chicas pensarán de ellos, la verdadera razón es que ellos si se conocían pero la gente era muy cruel al juzgar, pero nadie lo notaría si cantaban una canción pegadiza y bailable que hiciera olvidar que aquellos cantantes eran hombres.

- Te lo daré sólo si bailas conmigo, si bailas conmigo entonces iré a ti. Te lo daré sólo si bailas conmigo entonces tendrás vino y a mi.

Finalizó la melodía con aplausos y rencores creciendo.

Tanz Mit Mir [Lukadrien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora