El deseo
Su oscuridad es la soledad que está invadiendo mi vida, llego de pronto a mi existencia. Deseaba besarla, pasar mi lengua por su cuerpo, sudar entre sus piernas, ahorcarme en sus pelos, acariciar cada parte de sus senos, nalguear los glúteos, morder su abdomen. Ella me tiene loco, lástima que tenga novio, pero tengo apetito por sus contorneados labios, un día será mía, la arrastrare por toda la habitación, le daré el mejor sexo que ella ha imaginado. No concibo amor, solo un simple placer que siento, que podría matar para estar con ella. La observo con su caminar al llegar a la universidad, con esos jeans ajustados, meneando su trasero al ritmo de su cabello. ¿Por qué no me ve como su hombre? ¿Por qué es tan odiosa conmigo? ¿Será que me odia? Pero si ella me veía antes que llegara él en su vida. Es tan hermosa hurto mi atención, desde el primer día que la vi, pero temo a que me rechace, yo sé que me echaba el ojo mientras corría —se sentó en el piso de la cancha a ver como la joven se iba—me pone frenético…
—Roger ¿Por qué tan pensativo? ¿Qué haces tan solo observando a esa chica?
—Frederick si eres indiscreto, cortaste mi inspiración, pensaba muchas cosas, en especial lo que le podría hacer a Zamire si un día cae entre mis brazos. Me vuelve esquizofrénico esa mujer—Sonrió ante la mirada de su amigo.
—Tú si eres, te quieres follar a cualquiera. Si me descuido hasta prácticas con mi madre—Se fue en risa—pero solo la quieres a ella.
—No vale, no tengo esos gustos. Pero ella es especial, mírala, esas piernas que posee, el cuerpo que se gasta me enloquece.
—Calma muchacho no vayas a tener una erección—sonrió.
—Ya Frederick, la clase termino, me voy a poner el pantalón para irme, necesito un baño estoy muy caliente.
Camino hasta la residencia, y una vez estuvo en su habitación no dejo de pensar en Zamire.
Desprendió cada prende de vestir de su cuerpo sexy y atractivo, condujo hasta el baño, bajo la regadera, empezó a restregar con sus manos su cuerpo, aplicándose jabón en sus porciones sensibles, comenzó a pensar como domaría a la joven, a llegar el punto de hacerla sentir de él, penetrarla con sus pensamientos, meter sus narices en la flor de loto, ponerla en diferentes posiciones para hacerla elevar, que se sienta libre ante el placer, morder sus labios. Cuando su polla estaba erecta llevo una mano a ella y comenzó a masturbarse.
***
—Ya no sé qué hacer, cada día sigue peor, me duele ver a mi madre de esa manera, estoy desesperado. Ella visita al psicólogo, asiste a cada terapia, yo la he acompañado, pero últimamente está declinando. Anoche la encontré gritando, tirada en el suelo, en una posición tan extraña—se pasó la mano por la frente— diciendo que mi padre venia por ella, que se la llevara ¿Tú puedes creer eso? Que mi padre vendrá por ella.
—Lucas, no serán los medicamentos que ya le están causando daño o se está dejando absorber por tantos problemas, debe de distraerse, dejar de pensar en el señor Relio, ya él se fue. Si quieres yo podría ir a visitarla para hablar con ella. Porque lo de tu madre es preocupante.
—Está bien, cuando quieras te llevo hasta allá, tendría que ser por la tarde que llega del trabajo.
—Excelente—acerco las manos de él a las de Lucas—No estás solo, yo estoy contigo y tu mamá saldrá de esto, no llores.
—Marcos gracias, has sido una fuerza en tanta debilidad, menos mal que tú estás conmigo, que hubiera hecho sin ti. Ya estuviera en un manicomio— sonrió
—Buenas tardes chicos aquí está su servicio, espero lo disfruten. —Expreso el mesero. Un plato de pasta con carne molida y una Coca-Cola.
—¡Tú te comerás todo eso Lucas! —Le dijo Marcos mirándolo a los ojos, sonriendo.
—Claro, no ves mi cuerpo esbelto, es de tanta comida.
—Si estas delgado, pero guapo—mordió sus labios.
— ¿Cuándo será el día que tú y yo lleguemos a algo Marcos? Que podamos sentir nuestros cuerpos juntos, deseo abrigarme en tus brazos, sentirme lleno de placer ante…
—Lucas no estamos en el lugar para hablar de eso.
—Está bien, pero deseo algo contigo, llevamos tres meses y anhelo tocarte.
—Ya lo hablaremos más tarde.
—Espero de verdad y lo hablemos. Necesito un cambio—Le mostró un rostro atrevido.
Pasaron las horas en el restaurante. Los jóvenes se marcharon, tres y media de la tarde. El tiempo permanecía nublado, el viento agitaba los árboles de la ciudad, las personas trotaban por las calles ejercitando su cuerpo, los niños jugando en los parques, risas en un tiempo revuelto. En el auto venían esos dos muchachos—Marcos te llevaré a tu casa—le dijo Lucas mientras movía el volante al ritmo de las calles.—Lucas antes de llevarme, vamos a la orilla de la playa, donde puedas estacionar el carro y así te digo lo que quiero decirte.
Así fue, Lucas condujo a un hermoso lugar ubicado en Santa Rita. Cuando llegaron estaciono, alejado de la vista de cualquier persona. Marcos se arrimó a él—sabes he querido hacer esto desde hace tiempo, pero tengo miedo, no quiero que jueguen conmigo nuevamente; la primera vez destrozaron mi corazón cuando tenía quince años, era un chiquillo en eso del amor, pero me enamore locamente de ese chico, éramos inseparables, lo nuestro era perfecto, pensé que llegaríamos hasta la vejez juntos, a pesar que lo nosotros estaba oculto, solo éramos él y yo. Sucedió lo que sucedió y el solo me utilizo, se aprovechó de mí. Mato todo sentimiento al dejarme solo, todavía pienso en él, pero con rabia.
—Marcos yo no te haré eso, yo te amo, te lo he dicho un millón de veces y quiero todo contigo.
—Sé muy bien lo que quieres y entiendo que me amas. Yo también a ti, pero no quiero que juegues conmigo Lucas eso no te lo perdonaré.
—No nunca te…
—Cállate y bésame, entreguémonos uno al otro ante este placer que sentimos mutuamente.
Lucas brinco a los brazos de Marcos, acercaron sus labios, proporcionándose un beso que siempre recordarían. El acariciaba el cuerpo del moreno, pasando sus manos por los pectorales del chico, retiro la camisa lentamente.
—Marcos he deseado este momento, desde que te conocí ese día—Lucas seguía tocando cada parte del cuerpo del chico, bajo lentamente por su abdomen, retirando el cinturón, Marcos le quito la camisa, tocando el blanco pecho del chico. Lucas se subió encima, comenzó a pasar su lengua por los pezones de Marcos, acerco nuevamente los labios a los de él.
—Te amo Lucas—Comenzó a tocar los glúteos del blanco, sus cuerpo se meneaban como serpientes antes las caricias de ambos.
De pronto alguien toco la ventana del carro, sacándolos del éxtasis del momento.
—Jóvenes esto no es apropiado aquí y a estas horas de la tarde, vayan a un hotel—El policía se retiró sin más nada que decir.
Lucas miro a Marcos y sonrió. Se vistieron y tomaron la carretera, conduciendo hasta un hotel.
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Love At Home
Teen FictionLa ciudad de Cabimas. Muchas mentiras y secretos que se mezclaran entre sí. Una universidad. Muchos conflictos que atravesar. Tres chicos tendrán que sumergirse en este juego tan peligroso. Las tentaciones y el romance se tomaran de la mano, los sec...