Un mensaje
Dos mujeres caminaban hasta la parada del autobús eso de las seis de la mañana para viajar a Cabimas, una de ellas con una niña de tres años, iban a comprar unas cosas para una fiesta. El primer bus partió, ellas no lo alcanzaron así que tuvieron que esperar el otro que salía en dos horas.
Una casa habitada por un cuerpo, en mitad del campo pueblada, con su propia antena telefónica, que brindaba red para toda la cuadra. Siete de la mañana el hombre aferra su teléfono a sus manos.
—Marta estaré solo todo el día, mi mujer fue a la ciudad con mi hija. Si quieres vienes —Marta no respondió, solo se dirigió al lugar.
Al instante llego, una mujer de veinticinco años, con su boca muy sexy, un cuerpo siluetado, su cabello color negro muy largo, una espectacular dama.
— ¿Estás solo!? ¿Y tu hijo Roberto?
—No te preocupes por él. Esta donde su hermano Zaron.
—Para que me invitas a tu casa, sabiendo que corremos peligro ser descubiertos aquí.
—No te preocupes ya mi mujer no vendrá, salió muy temprano para Cabimas, debe estar derrochando el dinero con Flor. Entra, ven siéntate en el comedor, hice algo para comer.
La mujer entro, tomo asiento, lanzo su bolso en la mesa. Le coloco un plato con tajadas y queso, jugo de guanábana, al instante él también se sentó.
—Aurelio esto que estamos haciendo no es correcto, estar en la casa de tu esposa no —tomo un sorbo del jugo —Ay está muy rico el jugo.
—Mujer no te preocupes, ella no llegara. No creas que pondría en peligro nuestra relación de tres años —se aproximó y acaricio su cabello —eres tan hermosa, Marta, siempre que voy al mercado me contemplo con tu resplandeciente belleza, eres tan natural como este jugo…
—No empieces con tus cursilerías —destrabo una sonrisa —de verdad no me gusta esto Aurelio, aquí en tu casa no.
—Qué te parece si ahora vamos al cuarto…
—Ya va Aurelio, espera un momento... Lavare esos platos.
—Vamos mujer, debo contarte algo… déjalos ahí… Los dos adultos marcharon hasta la habitación.
—Marta en esa cama duermo con ella, con mi esposa, ven entra, acuéstate —la mujer se acostó —debo decirte algo que he estado guardando desde hace mucho tiempo.
—Dime ¿Qué quieres contarme?
Aurelio se retiró la camisa, se acostó a un lado de Marta.
—quiero decirte que te amo. La mujer sonrió.
—Siempre me lo dices.
—Pero esta vez es muy real, siente como late mi corazón —agarro la mano de la mujer y la puso en su pecho.
La mujer cambio su rostro, se mostró seria.
—Yo también te amo Aurelio. Además, tú tienes a tu esposa.
—Sí, ella está conmigo y no quiero abandonarla—se levantó de la cama —alza tu cuerpo, caminemos a la otra habitación.
Llegaron a la habitación de al lado. Aurelio se aproximó a la boca de la mujer y comienza a saborear sus labios, ella lo abraza fuerte, sin ganas de soltarlo.
—Aurelio nunca me habías besado de esa forma—el hombre le quito la camisa de una forma brusca a la mujer, comenzó a bajar hasta los senos. Ella se torcía del placer, él bajo sus pantalones, ella se degustaba besando el abdomen del hombre, poco a poco cayó el bóxer, él la agarro por el cabello —Marta, Marta tu eres…. Eres lo más sorprendente de mi corta vida —ella disfrutaba de lo que estaba haciendo, quería buscar el punto del sabor, Aurelio la alzo con sus fuertes brazos. La lanzo a la cama, y coloco su cuerpo encima del de ella…
Mientras… en la mesa de la cocina estaban dos teléfonos, a uno le llego un mensaje. Pero lo que estaba pasando en la habitación hizo que ambos se olvidaran de lo que los rodeaba.
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Love At Home
Teen FictionLa ciudad de Cabimas. Muchas mentiras y secretos que se mezclaran entre sí. Una universidad. Muchos conflictos que atravesar. Tres chicos tendrán que sumergirse en este juego tan peligroso. Las tentaciones y el romance se tomaran de la mano, los sec...