CAPÍTULO 32

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El trago

Seis de la tarde, en una habitación residía un cuerpo desnudo entre sábanas, completamente dormido.

Aquella puerta estaba cerrada, pero Lucas la abrió y se dirigió a la cocina para colocar la pizza que había traído, luego de dejar la pizza sobre el mostrador se dirigió al cuarto, al llegar al cuarto observo la cama y vio que estaba vacía. Tambien observo que había una copa por la mitad junto a una botella de vino.

¿Dónde está Marcos? —Estuvo tomando nuevamente, ya lo está agarrando como una rutina, la verdad no sé qué hacer con ese chico, pero está aquí, ahí están sus cosas.

Salió de la habitación y se dirigió a la otra, ahí lo encontró tumbado de costado.

Seguro esta borracho y esa cama esta echa un desastre... Marcos levántate —grito el joven.

— ¿Qué pasa Lucas? Déjame dormir.

—Estás pasado, has convertido el alcohol como algo normal en ti. Si sigues así te dejare.

—Cállate Lucas, tú me tienes de esta manera al igual el Sergio. Lucas cerro con fuerza la puerta.

—Esto terminara siendo muy toxico—le grito.

***

Cuatro horas antes...

No sabía si tocar, Sergio tenía miedo a que Lucas regresa y lo encontrara en aquella casa, sabía que era capaz de cualquier cosa, pero, que podía hacer. Aun así decidió arriesgarse, ya habían pasado muchas horas desde que Lucas había salido, Sergio pensó que debía haber salido a arreglar algún asunto.

Sergio camino a la puerta principal y cuando llego a ella toco el timbre...

Cuando Marcos le abrió la puerta no se pudo contener, lo había deseado estaba sucediendo, aquello se transformaría en una de sus mejores experiencias, una cosa llevo a la otra, todo lo hizo sentir un poco de culpa, sabía que no debían entregarse de esa forma, terminaron arrastrados por el amor. Si tardaba un poco más y Lucas los encontraría en aquella cama, se odio así mismo por no tener el valor suficiente para quedarse junto a Marcos.

Cinco y media de la tarde. Luego de la acción que había sucedido en la morada, Sergio se despertó. Al ver a Marcos dormido lo arropo, él se viste, limpio todo lo que delatara los resultados del sexo en esa habitación. Fue a la cocina tomo un poco de agua, pensaba en lo que había hecho y en todas las cosas que había podido cumplir, pero una culpa empezaba a nacer en él.

Antes de irse se acercó al chico le expreso que lo amaba, pero no podía quedarse, el mismo tenía que confesarle a Lucas lo que había ocurrido, le dio un beso en la frente y se marchó sin dejar rastro de su presencia en la casa.

***

—Mañana temprano regresamos a casa, ya no tenemos nada que hacer aquí. Vinimos a escuchar las infidelidades de mi padre — Zamire se encontraba sentada en la cama.

—No te preocupes amor. Es muy rico el clima por estos lados— sonrió —y si nos acurrucamos un poco, para que así pases el enojo.

—Roger por el amor de dios, no estamos para sexo en estos momentos, aunque pensándolo bien quiero hacer algo contigo — miro al chico con picardía —debo confesarte algo...

—Dime amorcito... quiero saber qué es eso que te hace mirar con tanta picardía...

—Primero salgamos de esta habitación y suelta ese vaso de vino, te tiene muy amoroso —Le dijo la chica tomándolo de la mano.

Zamire tomo un bolso y guardo unas sábanas, luego salieron de la casa sin ser oídos, corrieron entre las plantaciones de guayaba, alejándose de aquella realidad que estaban viviendo.

—Aquí a este hermoso lugar te quería traer Roger, al lago más precioso de este maldito pueblo, ven siéntate a mi lado, contempla como se ve la luna, esta noche esta bella.

Roger podía notar la gran felicidad que asomaba en el rostro de su prometida. El lago estaban en silencio pero habían luciérnagas por todos lagos, también se escuchan ranas, aquel lugar era paz y armonía en todos sentidos.

—Zamire ¿para esto me traes acá? Todo es muy hermoso.

—Si amor, al lugar que era mi refugio de niña. Cuando mis padres discutían por cualquier cosa, yo solía salir por las noches a llorar en este lago, él sabe tantas cosas de mí, Roger, cosas que me daban miedo —sonrió —recuerdo que le decía que cuando me enamorara le traería al hombre con el que me casaría —Miro al chico a los ojos —ese eres tú. Espero no equivocarme, no quiero defraudar al lago.

Ambos se quedaron sorprendidos, pero de pronto las aguas del lago se agitaron un poco. Llegaron a pensar que el lago tenía vida, pero también podía ser mera coincidencia.

—No te equivocaste Zamire eres lo más hermoso de mi vida, el sol de mis días y la luna de mis noches, la lluvia de mi alma, el agua de mi calma, lo eres todo para mi... sabes —el chico se levantó y comenzó a desvestirse.

La chica soltó una sonrisa.

— ¿Qué haces Roger?

El chico quedo en bóxer, corrió a la orilla del lago. Grito.

—Zamire Ortega te amo, nunca me alejaré de ti...

— Roger sal de ahí. Estás tomado. —Se levantó y corrió atrás del chico.

—Estaré tomado, pero se lo que hago —agarro a la chica y la comenzó a besar.

—Roger el agua está muy fría. —Subió a los brazos de Roger —vamos al pasto ahí si nos damos amor...

Los dos chicos salieron del agua. Zamire lanzo una sábana que había traído en su bolso, Roger se lanzó al instante y la chica comenzó a desvestirse.

Entre la oscura noche, el verde pasto y las alejadas montañas estaban abriendo camino al amor que sentían uno del otro. Roger comenzó a brillar del sudor que fluían por sus mejillas y nariz, su pecho comenzó a humedecerse. Zamire encima de él, desplazando las manos con delicadeza.

Un beso enorme de amor, que los llevo a la demostración más pura que habían tenido ambos. Zamire le quito el bóxer a Roger con suavidad, Roger le pidió a esta que se diera la vuelta y le quito el sostén.

Zamire busco un condón de su bolso y se entregó a Roger, este se lo coloco y ambos se acostaron en la sábana, los morenos pezones contra los pectorales del joven. Aquella cintura se movía al compás de la noche, uñas clavadas en la espalda, el largo cabello se sacudía por el viento angelical y los fuertes movimientos, el chico se inclinó para besar y lamerle los pezones a su chica.

La noche se hizo larga, intensa y amorosa....

A la mañana siguiente el sol empezaba a iluminarles el rostro a los dos jóvenes desnudos que se habían quedado dormidos a orillas del lago.

—Zamire amor despierta...estamos locos —sonrió—no puedo creer que dormimos aquí, debe de haber una serpiente o un animal.

—Tranquilízate Roger, lo de anoche fue mágico, ¿Qué serpiente? la única es la tuya, además, levántate debemos irnos temprano para Cabimas y también decirle a mis padres que nos casaremos...

Soltó una sonrisa.

—Si yo te desperté a ti. La mañana está muy hermosa obséquiame un beso.

Love At HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora