Desesperación
No era necesario dormir, su mente no la dejaba, no sabía lo que le estaba pasando, los pensamientos que había tenido eran tan extraños. Por las mañanas se levantaba eufórica, al caer la noche ocultaba sus exageradas sonrisas en la almohada de su cama. “Doctor ¿Usted cree que estoy loca? Le había preguntado una vez a su psicólogo”.
No podía abandonar a su hijo, quedaría solo.
Desde que su esposo había sido consumido por esa terrible enfermedad, había estado sufriendo sola en sus sabanas, no quería mostrarle esa cara a su pequeño. Todavía recordaba lo que su esposo en su último aliento le había dicho, Teresa cuida a nuestro Lucas, él es lo más especial que tenemos en este mundo, sus lágrimas eran como la lluvia, se quejaba del dolor de no darle tiempo de despedirse de su hijo, Relio había sufrido tanto. Cayo en esa cama del hospital, consumido por las células malignas, ella no sabía nada sobre la enfermedad, solo sabía que se lo había llevado, la palabras del médico fueron: “Señora es grave lo que le diré, pero necesito que mantenga la calma, su esposo tiene un cáncer poco común, por eso no presentaba síntomas del mismo, ya el tumor está muy avanzado y pronto comenzara hacer metástasis”. Ella solo bajo la mirada mientras hablaba con el doctor. En ese momento golpeo al médico, era su ira, un cáncer se llevaba a su esposo y padre de su hijo, un mes y medio estuvo en esa cama recibiendo tratamientos, pero la enfermedad fue muy fuerte. Sus últimas palabras fueron Lucas.
—Doctor eso paso hace tres años, todavía no he podido salir de este hueco que no me deja tranquila, es difícil buscar ayuda, en mi trabajo no estaba rindiendo, he adelgazado, las camisetas son como vestidos, sabe una cosa… he pensado en suicidio, pero justo en esos momentos pienso en Lucas.
—Teresa no debes de cavilar en esas cosas, debes de afrontarlo, se fuerte, protégete con una arma de hierro ante tus miedos, tu siempre estarás para tu hijo —Anotaba en su libreta —no te dejes llevar por esos pensamientos, de las peores ocasiones de la vida se deben sacar algo positivo, yo estoy aquí como tu terapeuta, pero también como tu amigo, puedes desahogarte con todas tus fuerzas, renunciar a cada recuerdo de Relio, desde donde este no quiere verte de esta manera, suéltalo y continua con tu vida —Miro el reloj —por hoy nuestra sección ha terminado amiga.
—Tú piensas que es muy fácil Lauro, solo prestas tus oídos y das aliento, no estás en mis zapatos, no pasas por esto, me dices que puedo salir adelante, ser fuerte, anotas en tu libreta, o tal vez ni anotas, yo no sé ni que hago viniendo hasta aquí, no tengo solución —Se levantó del sofá, camino hasta la puerta —disculpa mi humor Lauro, son estas hormonas que me están malgastando o tal vez esté sufriendo de tiroides, ya no sé qué pensar, nos vemos o seguro no regrese nunca más.
— ¿Por qué dices eso Teresa?
—Por nada, el medicamento me está cayendo mal —Destrabó una sonrisa — No olvides que eres bueno en lo que haces…
Dos años había estado asistiendo a terapia para salir de la depresión que estaba arruinando su hogar y no había podido con aquel dolor, le lastimaba saber que su hijo lo sabía y le afectaba, a veces veía como la observaba quizás pensaba que se estaba volviendo maniática, pero lo quería proteger. Muchas veces pensaba que podría darle algún tipo de cáncer, como uno de páncreas y fallecía, quedaría sola completamente. Esos ultimo meses había estado muy desesperada, la despidieron del trabajo, Lucas no sabía nada, pensaba que por las mañanas salía a laboral, pero no, todas aquellas mañanas caminaba hasta la plaza y se sentaba, la mayoría de las veces a ver como las personas eran felices, sus rostros de satisfacción por la vida. Hablaba sola. Al mediodía recapacitaba decidía regresar a su casa. Pero aquella mañana un apuesto joven le hacía compañía.
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Love At Home
Teen FictionLa ciudad de Cabimas. Muchas mentiras y secretos que se mezclaran entre sí. Una universidad. Muchos conflictos que atravesar. Tres chicos tendrán que sumergirse en este juego tan peligroso. Las tentaciones y el romance se tomaran de la mano, los sec...