CAPÍTULO 21

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Su amante

Ya no podía ocultar las cosas, su secreto la estaba consumiendo cada día, debía decirle a Sergio que el mundo que habían imaginado juntos estaba acabado, los pensamientos amorosos habían desaparecido, lo miraría a los ojos verdes que poseía, le diría que le había sido infiel. No había sido su intensión, pero todo paso muy rápido, que se había acostado con otro hombre, la carne la había traicionado, ella sabía que había sido débil por sus hermosos pechos, sus labios la devoraron ante su sabroso aroma a bestia. Destruyéndola dentro, muy dentro.

—A veces sin querer nos enamoramos Sergio. Cuando estoy con él, tu nombre es insignificante. Yo te amé en su momento, pero ya no puedo estar más contigo, ahora mi mundo está con otro sujeto —se miraba en el espejo del baño —tengo varios meses pensando en este día, Cuando deba decirle la verdad, que tengo un amante —sonrió —pero no debo decírselo de esta forma, ser más suave y gentil, no quiero llevarme una bofetada —Salió del baño.

—Pensé que no saldrías de ahí, que tendría que llamar a los bomberos —le dijo Sergio mostrándole una sonrisa.

—Sergio se acabó lo nuestro —fue lo primero que le vino a la mente en aquel momento.

—¿Qué estás diciendo Zamire? —la miro enojado.

—Lo que escuchaste Sergio, ya no puedo más, siento que esto que me está pasando me enloquecerá.

El chico se sentó en la orilla de la cama, se colocó el suéter.—¿Por qué? ¿Qué hice?

—No eres tú Sergio, soy yo, me enamore de otro chico.

—¿Quién es él? ¿Lo conozco? Zamire mírame a la cara y dime —se levantó de la cama, mirando a la chica muy enfadado.

—No lo conoces Sergio. Aunque si esto fue tu culpa —lo miro directo a los ojos —estaba cansada de besitos y caricias, tenía unas ganas de follar, entonces él llego y entro a mi vida, para esos meses que tú no me tocabas, lo hice por placer, deseo, rabia y el enojo que tenía contigo esa noche de noviembre, todo resulto una mierda, porque ese chico me enamoro, este año se ha convertido en mi amante, pero ya quiero es estar con él… no contigo — Al dejar de hablar pudo sentir que algo dentro de ella se liberaba. Zamire no sabía cuál sería la reacción de Sergio pero lo que sabía era que ya todo estaba hecho.

—Eres una zorra, una cualquiera por un calentón te entregaste a ese maldito. ¿Quién es? Dime su nombre Zamire —Se acercó a ella y la agarró del brazo — no tiene nombre lo que has hecho, te hacías una santa ante mí estos meses, pero dormías con otro, eres tan desagradable.

—Suéltame Sergio me lastimas —En ese momento Sergio supo que el momento que tanto temía había llegado, el momento en el que Zamire ya no lo amaría.

—Si… no quiero lastimar algo tan insignificante como tú. ¿Quieres saber la verdad Zamire? Estado viviendo contigo por una sola razón, no me importas tú, desde un principio nunca me has importado, siempre quise estar al lado de tu amigo, él es mi verdadero y único amor, ¡Maldición eres una idiota! — tomo su bolso, metió sus cosas y se marchó.

Zamire al escuchar lo que Sergio expulso de su boca, cayó al suelo, su cuerpo quedo desnudo, sus ojos se fueron en llanto.

—Marcos y Sergio, no comprendo, si se odian, pero él dijo que estaba aquí por mi amigo —coloco su mano en la frente —esto no es real, no lo es, Marcos esta con Lucas… ¡Él no me engañaría de esta manera—se levantó y se colocó la toalla.

***

En ese mismo momento Marcos solo podía escuchar los gritos que venían del cuarto de su amiga.

—Esos gritos de furia, terror, vienen del cuarto de Zamire. Ya le habrá confesado a Sergio la verdad. Qué locura esos dos — era en lo único que podía pensar sentado en el sofá —mejor me voy a mi habitación no quiero ser tan imprudente —camino hasta su cuarto — ¿ya habrá llegado Lucas a la casa?

—Se quitó su suéter y lo lanzo en su cama ¿Qué será estar en esa situación? Confesarle a alguien un error, decir la verdad, a mí me tocara en cualquier momento decirle a Lucas que fui pareja de Sergio por un tiempo, en el pasado, pero todavía está impregnada su piel en mi mente, su aroma en mi piel, esos besos a sabor de amor, que con el tiempo he tratado de olvidar y que es difícil sacarlo.

De pronto su puerta sonó, y se escuchó la voz en furia de su amiga.

—Marcos abre, abre ya la maldita puerta.

—Ya voy Zamire —se levantó y abrió — ¿Qué te pasa mujer?

—Marcos tú eras su amante —Su rostro mostraba ira y ansiedad.

—¿Amante? ¿De quién? —La miro sorprendido.

—Dime la verdad tú y Sergio eran amantes frente a mis narices.

—Estás loca Zamire. ¿Por qué me preguntas eso?

—Marcos dime la verdad. No juegues conmigo. ¿Tú y Sergio eran amantes?

—se acercó más a él, lo agarro de la mano.

—No, Zamire estas delirando, que sea gay no te quitaré a tu novio. ¿Por qué me preguntas eso?

—Sergio me echo en cara que nunca me ha querido, que soy una mierda para él, que lo único que le importaba en esta casa eras tú, Marcos.

El joven al escuchar lo que Zamire estaba diciendo quedo en shock total. Se desprendió de la mano de la chica. Se sentó en la cama, coloco su mano en la cabeza y expreso.

—Nunca pensé que esto llegaría tan pronto. Maldito Sergio...

—¿Marcos si eras su amante?

—No Zamire, ven siéntate, debo confesar el gran secreto que te he ocultado. La chica se sentó al lado de Marcos.

—Dime que secreto.

—Zamire, como te dije, Sergio y yo éramos grandes amigos desde la escuela;pero todo cambio en bachillerato. Él confeso que sentía amor por mí, me sentí amado, fuimos pareja; pero eso fue hace años, en el liceo, éramos unos estúpidos. Yo me enamore de él, pero Sergio nunca quiso algo serio conmigo, le temía confesarles a sus padres lo nuestro, duramos poco, por eso nunca le he tomado importancia a lo que sucedió.

—Marcos ¿Por qué no me dijiste?

—Te exprese que él no te convenía, pero tú no me hiciste caso, no podía confesarte lo que paso entre nosotros porque sentí que de verdad te habías enamorado, todos estos meses me han consumido las ganas de decirte, pero estabas tan ilusionada. Fui un mal amigo al no decirte lo admito, nunca pensé que Sergio solo estaba aquí por mí.

—Lo que no comprendo es ¿Por qué te odiaba? El comenzó actuar así desde que tú saliste con Lucas.

—Discúlpame Zamire de verdad. Estando aquí contigo nunca paso por mi mente estar con él.

—Sergio es un maldito, que se vaya a la mierda, no dañara nuestra amistad, ya recogió todo y se largó… Si debiste decirme, es una locura vivir con tu primer amor en la misma casa, pero pertenecía a mí —soltó una gran carcajada —disculpa Marcos no pude contener la risa.

—Tú eres una desgraciada. Pensé que lo tomarías muy mal. Que me asesinarías.

—Para nada cariño, ya tengo a mi catire, el primer hombre de mi vida, él que se comió la flor virgen —sonrió —pero no te miento, si me tomo por sorpresa, me alivio saber que no eras su amante, ¿si te acosaba?

—Si hubo momentos que ya quería golpearlo porque era muy intenso, pero no hablemos de eso, me siento extraño conversando esto contigo.

—No seas estúpido, todo sigue igual que siempre solo que compartimos un chico —sonrió y se acostó en la cama —ven acuéstate.

Marcos se acostó a un lado de la chica.

—Tú no eres normal Zamire todo es un juego. Tapate se te ven los senos. Lo miro directo a los ojos.

—No creas que te comerás mis tetas —sonrió —ya me siento libre, ahora sí puedo estar con Roger. Sabes Marcos, me imagino caminando de la mano de mi padre al altar, con mi gran vestido blanco y él esperando por mí, para ser más felices, lo quiero sabes, lo de Sergio fue pasajero, pero Roger entro en mi vida como una bala dañándome con su amor profundo…

—Zamire no vengas con tus indecencias.

—Lucas sabe de lo tuyo con Sergio.

—No. Nunca le he dicho.

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