CAPÍTULO 02.

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Conozco a Eren de toda la vida, desde que tengo uso de razonamiento, sus padres se llevaban bien con los míos, el doctor Jeager con mi padre y la señora Carla con mi madre.

Todos los días jugábamos juntos, veíamos caricaturas, merendábamos, comíamos dangos a escondidas del señor Grisha, entre otras cosas más.

Fuimos creciendo, Eren se llegó a alejar un tiempo de mi, eso me hizo sufrir un poco. Pero estaba segura que era por la adolescencia.

Después, volvió a pasar mucho tiempo conmigo, demasiado diría yo.

Ahora, ambos tenemos 18 años de edad, decidimos dar inicio a una relación sentimental amorosa, y dejar de lado nuestra amistad.

Pero...

No me imaginaba el infierno que me esperaba.
Eren tan empalagoso.
Queriendo tocar cada parte de mi cuerpo cada dos segundos, no dejarme siquiera respirar tranquila.
Y, claro, querer más de mi.
Desear mi cuerpo, con lujuria.

Me imaginaba algo más bonito.
Quizá más romántico y menos atrevido.

Pensé que Eren sería un poco más de lo recién mencionado, que sería un poco más reservado. Pero, me he dado cuenta de que me equivoqué.
Esa imágen de Eren, simplemente las creé yo, con mi maldita imaginación.

Hace pocos días, descubrí cosas que no debí haber visto jamás.
Cosas que me hirieron.
Pero, supongo que eso ya es tema olvidado. Dije que ya lo perdoné.

Pero no puedo olvidar.

🍙🍙🍙

Hace unos pocos meses, creo que cuatro meses.
Bueno, hace cuatro meses, la señora Kuchel se casó, con un señor que ya tiene una hija con otra mujer.
Pero, eso jamás importó, la señora Kuchel también tiene un hijo de veintitantos años, según yo.

Isabel, la chica pelirroja. La que considero una amistad también, ya que ella y yo somos las únicas chicas de la zona.

Levi, un chico muy serio, de pelo sumamente negro, téz algo pálida, tiene como mi altura si no es menos. Y, por lo que vi la vez pasada, un buen físico.

Cabe recalcar que la señora Kuchel es alguien con dinero, ya que es diseñadora de modas. Y, el padre de Isabel es su asistente.

En fin.

— Mika — habló dulcemente la chica patata — perdóname, no debí haberte dicho nada respecto a tu relación con ese idiota.

— Está bien, no pasa nada.

Armin también se acercó.

— Mikasa, lamento haberme metido en tu relación, no volverá a ocurrir. — habló, con la mirada en el suelo.

— Está bien, Armin, no te preocupes.

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Sé que ambos quieren lo mejor para mi, pero, ¿cómo les explico que no es fácil para mi? ¿cómo les explico que tengo dependencia?

Intentaré alejarme poco a poco de Eren, no sé si lo lograré, espero poder hacerlo.

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¿Será que Isabel tendrá una opinión al respecto?

— ¡Mamá! — bajé las escaleras corriendo, mi madre se encontraba en la mini sala tejiendo y viendo una novela — ¿puedo ir un rato a la casa de Isabel?

— Si, claro. — me brindó una bella sonrisa.

Sin más preámbulos, cerré el portón de mi casa y avancé unos pasos hacia la casa de Isabel.

Toqué el timbre.
Salió la señora Kuchel.

— Hola bonita. — saludó amablemente — ¿deseas algo?

— Hola, vengo junto a Isabel.

— Ah si, claro, pasa — tomó de mi mano — ¿ya conoces su habitación, no?

— Si, muchas gracias. — le sonreí.

— Por nada, linda.

🍙🍙🍙

— ... Y eso fue lo que pasó ¿tú que opinas, Isabel? — le conté lo sucedido con Eren.

— ¡Estás loca! ¿Lo perdonaste? ¿Es en serio? — gritó saltándo de su cama. — o sea, quizás lo primero a ti no te parezca grave, pero a mi parecer todo cuenta como infidelidad — hizo énfasis en la palabra todo.

— Me lastimó mucho.

— ¿Y por qué sigues con él? Ya te dio motivos para abandonar esa relación, no seas tontita.

— Es que son muchos años de amistad y todo lo que compartimos...

— ¡No! No es válido. Él te lastimó, Mikasa, abre los ojos.

— Sí, pero...

— ¡No lo justifiques! — regañó. — nadie se merece que lo engañen Mikasa.

— Quizás si doy todo de mi, nuestra relación vuelva a salir a flote.

Isabel se acercó y me tomó de los hombros.

— Escúchame bien, Mikasa — suspiró — no, dar todo de ti y no recibir nada en una relación está mal. ¡y no me salgas con la típica frase de <dar sin esperar nada a cambio>, el amor debe ser recíproco, si das todo por alguien, finalmente vas a terminar agotada, con tu salud mental de cabeza.

Soltó de mis hombros.

— Te digo esto porque te aprecio, no lo tomes a mal.

El amor debe ser recíproco.

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Después de la intensa charla con Isabel, me di cuenta de la hora.
Decidi bajar sola de su habitación, crucé la sala y sali al patio.

Allí estaba Levi, quien al percatarse de mi presencia me dio una mirada rara.

Comencé a caminar en dirección al portón, cuando crucé a su lado, se me erizó la piel.

— ¿Te gustó lo que viste la vez pasada?

Su voz.
Es tan sexy.

Me detuve en seco.

— ¿Perdón? — alcé una ceja.

— Sé que me observabas por tu ventana.

— Solo fue casualidad.

— No lo dudo, pero, quedarte allí más de cinco minutos observándome, ya es demasiado.

— Eres un exagerado.

Él me observó fijamente.

— Siento tu mirada sobre mí, y la sentí por mucho tiempo.

— Eres un mentiroso.

— El único mentiroso, es esa cosa que tienes por noviecito. — meneó la cabeza — suerte.

El único mentiroso, es esa cosa que tienes por noviecito.

Falsas promesas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora