CAPÍTULO 15.

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Escuché perfectamente bien lo que Levi me dijo el día de ayer.
Hoy, domingo, con 9:15 horas, me encuentro indecisa sin saber si levantarme de la cama.

No quiero verlo,
todo es tan confuso.

Pero, mi panza gruñe por algo de comida.
Asi que, comencé a bajar los escalones de forma silenciosa.

— El desayuno está sobre la mesa. — habló Levi, poniendome los pelos de puntas.

Él estaba sentado en el sofá bebiendo té.

— Ok, gracias.

Entré a la cocina, pero no había nada, asi que me acerqué al sofá.

— No hay nada.

— Dije sobre la mesa, no sobre la mesada. — señaló la pequeña mesa que está frente a él.

Simplemente rodé los ojos.

Y me senté en el sofá del costado.

Café con medias lunas, con relleno de crema pastelera.

— ¿Cómo sabes que me gusta la crema pastelera? — pregunté antes de dar un mordisco.

— De chica los dulces de guayaba y leche te hacían doler los dientes. Pero igual ibas de terca, hasta que tu padre te compró unos bollos con relleno de crema pastelera. — comentó.

— Oh, si, un recuerdo desbloqueado.

Silencio...

— ¿Podemos hablar? — pregunté observando la media luna.

Sentí su mirada sobre mi.

Él dejó su taza encima de la mesa.

— No hay nada de que hablar.

— Si hay de que hablar. — contesté rápidamente.

Alcé la mirada.

— ¿Qué es eso de la promesa? Aparte de cuidarme, claro.

— Es solo eso, cuidarte.

Negué con la cabeza. — ¿Qué es eso de casarnos? Y no me lo niegues, ayer escuché algo sobre eso.

Pude ver como el apretaba el puño.

— Y también — continué — ¿qué es eso de enamorarte...

Me interrumpió.

— Silencio, Ackerman.

Hace tiempo que no me llamaba de esa forma.

— Te lo diré solo una vez y espero que no vuelvas a tocar el tema.

— Bien.

— Tu padre me pidió que te protegiera, y qué el día en que te cases sea con un buen hombre, sino que lo impidiera, o en todo caso, quería que yo fuera una de tus opciones. — resopló — me pareció tonto y muy estúpido, ya que nadie puede elegir la pareja de alguien. Pero, al verte como novia de Jeager, comprendí las palabras de tu padre.

— ¿Quiéres decir que a mi padre no le hubiera gustado un chico como Eren?

— Aparentemente sí, pero, no después de saber todo lo que te ha hecho.

— Mi padre confíaba en tí.

— Sí, siempre estábamos en contacto, a él le gustaba mucho mi forma de pensar.

— ¿Y entonces, Levi? — pregunté mirándole confundida.

— Entonces nada, ya no hay secretos.

— ¿Todo es un capricho de mi padre?

Falsas promesas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora