CAPÍTULO 30.

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POV LEVI.

Todo mi mundo se vino abajo cuando me enviaron la cáptura de ese posteo.
Me niego a creer que pasaron la noche juntos.

Me niego a creer que él tocó a mi bella Mikasa.

Me niego a creer que él rozó y probó sus deliciosos y rojos labios.

Me niego a creer que tocó cada parte de su hermoso cuerpo y suave piel.

Vaya, cuán idiota enamorado me tienes maldita mocosa, renegando y muriendo de celos, haciendome más de viente películas en la mente a la vez.

- Levi... - su voz resonó en mi habitación.

La observé.
Sus ojos estaban apagados.

- Debes creerme, entre él y yo no pasó nada. - su voz también estaba apagada.

Me levanté de la cama, ella me miraba desde el marco de la puerta.

- Tranquila, Ackerman - al nombrar su apellido sus ojos se cristalizaron, - no puedo enojarme tanto tiempo contigo, siendo que eres lo que más quiero en esta jodida vida.

Ella no pronunció nada.
Solo se lanzó hacia mí, tumbándome en la cama.

Comenzó a sollozar.
Sus lágrimas estaban empapando mi cuello, pero eso no me molestaba.

- Jamás estaría con alguien que no fueras tú, Levi. Entiéndelo. - susurró a mi oído.

Comencé a acariciarle el pelo.
Eso pareció calmarla.

Se levantó de encima mío y se sentó al borde de la cama.
Imité su acción.

- Salí del baño, fui en busca de agua y al momento de entrar a la cocina choqué con Colt. - se secó las lágrimas que seguían bajando por su mejilla - él derramó su bebida por mi vestido, se disculpó y trató de secarlo con un trapo.

— Está bien, Ackerman.

Ella frunció el ceño.

— No me digas de esa forma. — hizo un puchero.

— Está bien, mocosa.

Me dedicó una sonrisa.

— Te quiero. — dijo antes de acercarse a mi y juntar nuestros labios.

🍙🍙🍙

Terribles horas laborales.
Mi amigo el rubio no dejaba de hablar en vez de ponerse a trabajar.

— ¿Y sabes que fue lo mejor? — pronunció emocionado.

Rodé los ojos, — ¿Qué?

— Hange comenzó a dar saltitos de la emoción.

— No me soprende, reverenda loca.

— Oye, no le digas así. — bufó. — no puedo creer que me haya dicho que sí.

Puse los ojos en blanco.

— Tan solo le dije, Hange, entrégame tu corazón.

— Ajá.

— Y ella me dijo; te entrego todo mi amor.

Él parecía el típico adolescente enamorado. Se veía como un completo idiota en estos momentos.

¿Será que me veo de la misma forma estando con la mocosa?
No, no, no. Eso sería demasiado ridiculo.

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Al volver a casa,
Mikasa no estaba, se encontraba en la universidad dando clases para su exámen de admisión.

Me tomé la molestia de preparar la cena, onigiris. Sé que a ella le gusta más el arroz antes que los fídeos.

Al terminar de prepararlos, decidí darme mi tan deseada ducha.

El agua caía por mi cabello, eso me relajaba bastante.
Me tensé por completo cuando oí la puerta del baño abrirse.
A través del vidrio traté de visualizar la figura, lo cuál me era dificil por el vapor del agua caliente.

— Hola. — saludó tímidamente.

La observé de pies a cabeza.

— ¿Sería bueno ahorrar agua, no crees? — se despojó de su bata, dejando ver su piel blanca, completamente desnuda.

— Mocosa... — suspiré y solté una risita.

— Te deseo. Házme tuya, por favor. — pidió soltando un pequeño gemido.

Meneé la cabeza divertido.

Ella se adentró en la ducha.

Se colocó de espaldas a mí,
Pegando sus nalgas a mi miembro, comenzó a moverse.
Tomó mis dos manos, y los colocó en sus senos.

— Estoy ardiendo, Levi.

Solté sus senos, y la tomé de la cintura.

— Yo estoy en llamas. — respondí penetrándola.

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Fue una noche de mucho sexo, y no, no fue nada tierno, nada en lo absoluto.
Fue puro sexo, fuerte, duro, ardiente, apasionante, con muchos orgasmos.
Lo de la ducha solo fue el principio, continuamos en la cama, en mi cama nuevamente, como aquella vez.
Ninguno de los dos queríamos parar, ambos estábamos ardientes, ambos nos dejamos consumir por el fuego; en nuestro caso ninguno de lo dos fue hielo.

Ella y yo, juntos.
Fuego con fuego, incendiandonos en las llamas de amor.
Ella encima mío, con el rostro que expresaba placer, sus senos que se movían a la par que ella brincaba encima mío.
Lo duro que yo estaba apesar de estar horas con ella.

Nunca pensé que desearía tanto estar con una mujer, tanto del lado romántico, como del lado perverso.

Ese poder tiene en mi esta mocosa. Es la bruja que hechizó mi cuerpo y sobre todo mi alma.


Falsas promesas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora