CAPÍTULO 18.

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Finalmente mis amigos y yo quedamos en ir a inscribirnos en una universidad pública, tienen todas las carreras, pero, es con exámen de admisión.

Lista o no, allá voy.

— ¿Y usted para qué carrera? — me preguntó la secretaria académica.

— Comercio Internacional — respondí sin muchos ánimos.

— Muy bien. Todos los días tendrán clases por las noches y dentro de tres meses presentarán sus exámenes. — informó amablemente.

— ¿Tendremos clases en navidad? — preguntó Sasha — es que no querría dejar pasar el pavo con sus papitas.

Todos reímos ante ese comentario.

— Podrás comer tranquila. Navidad y año nuevo sin clases. — dijo la secretaria mientras esbozaba una gran sonrisa.

Salimos de la oficina.

— ¿Solo nosotros estaremos en la pública? — preguntó Ymir.

— Pues si. — respondió Armin.

— Lastimosamente Historia irá a una privada. — comentó Ymir, para luego chasquear la lengua.

Eso me recordaba a Levi.

— Durante el cursillo estaremos juntos, luego cada uno a su salón, porque todos ingresaremos. — habló Annie muy segura.

— Es una promesa. — dijo Sasha.

— Deberíamos dejar algunos objetos enterrados por aquí. Así para que cuando seamos licenciados, doctores o ingenieros, recordemos que vinimos juntos a inscribirnos. — opinó la rubia.

Todos asentimos, era un idea muy linda.

Todos fuimos detrás de la universidad, cerca de un árbol de cerezos.

— Árbol de cerezo, tú serás nuestra referencia. — habló Armin tocando el árbol.

— ¿Cómo enterraremos? — pregunté.

— Mi casa está a dos cuadras de aquí, puedo ir a traer una pala y una caja. — dijo Ymir observando el árbol de cerezos.

— Yo te acompaño. — ofreció el rubio.

— Yo también. — Sasha se agarró del brazo de Armin.

Pude sentir como Annie la asesinaba con la mirada, que tierna...

— ¿Y tú, Annie? — preguntó el rubio.

— No, le haré compañía a Mikasa.

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.
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Los demás se retiraron, quedamos Annie y yo a solas.
Ella decidió tomar asiento en el césped.

— ¿Y? — habló la rubia observándome fijamente.

— ¿Qué? — alcé una ceja.

— ¿Qué tal con tu vecino?

Nada más tuvimos sexo, casual.

— ¿Me preguntas por Levi?

Ella asintió.

— Emm... yo, no lo sé. — titubeé al responder.

— ¿Cuándo le dirás que te gusta? — preguntó abiertamente.

Mis ojos se abrieron.

— Pero, ¿de qué hablas?

— Ya te dije, soy buena leyendo a las personas, ¡vamos! No te hagas la tontita conmigo. — sonrió de manera perversa.

— No pasa nada entre él y yo.

Falsas promesas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora