CAPÍTULO 31.

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El tiempo transcurre rápidamente, juro que tan solo cerré los ojos por un segundo.

Me encuentro en la universidad con mis amigos, ya que todos hemos pasado los exámenes de ingreso, justamente en un día algo especial.

— Este regalo es para tí. — pronunció Armin, entregándome una pequeña caja negra el cual estaba rodeado con una pequeña cinta roja.

— Gracias pequeño gran sol, no te hubieras molestado. — le brindé un fuerte abrazo.

Así es.
El día de hoy cumplo los jodidos 20 años.

🎂🎂🎂


Llegué a la casa, abrí lentamente las puertas.
Las luces estaban apagadas.

— Ven, mocosa. — oí la voz de Levi al fondo de la casa.

Caminé prácticamente a ciegas hasta el final del pasillo.

— ¡Feliz cumpleaños! — gritaron al unísino.

Pude visualizar a Hange y los demás amigos de Levi.

— ¡Feliz cumpleaños, querida! — Hange se acercó y me brindó un cálido abrazo.

Levi fulminaba con la mirada a los muchachos cuando se acercaban a mí, excepto a Erwin.

Eso me causó mucha gracia.

— Yo no quería hacerlo, pero Hange fue extremadamente pesada. — comentó Levi poniendo los ojos en blanco.

— También invitamos a tus amigos eh — informó Hange con dos botellas de cervezas en ambas manos.

Vaya...

.
.
.

La noche fue muy agradable, pude visualizar a los amigos de Levi y a los míos compartir y divertirse.

Me alejé de ellos y caminé hasta el frente de la casa.

La luna estaba preciosa,
El cielo sumamente estrellado,

Madre, padre, ustedes son una de esas estrellas, ¿verdad?

No pude evitar derramar una lágrima.

Sentí que unos brazos rodearon mi pequeña cintura.
No tuve que voltear,
Sé perfectamente que es él.
Su olor y su tacto.

— ¿En qué piensas, mocosa?

— En lo mucho que te quiero. — respondí en tono neutral.

— Haré como que te creo.

Silencio.

— Falta poco para nuestra boda. — solté y le sentí tenso. — ¿Pasa algo? — me volteé.

Él negó con la cabeza.

— ¿Entonces? — alcé una ceja.

— ¿Estás seguro de que no te arrepentirás? — comenzó a jugar con los dedos de mis manos.

Sonreí y negué.

— ¿Eres tonto o qué?

Antes de que él pudiera responderme...

— ¡Levi! — gritaron al unísono.

Él rodó los ojos.

Hange, Sasha y Erwin hicieron presencia.

— ¿Qué? — les dio una mirada asesina.

— Sasha acaba de vomitar por el sofá que tu madre te había regalado. — habló Hange rascándose la nuca.

Pude ver como Levi cambió drásticamente su semblante.

— Mocosa, espero que ayudes a tu amiga a limpiar. — dijo seco.

¿Qué?
¿Algo tan infantil podía molestarlo?
¿Hange chismosa?

Algo no cuadra.

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.

🍙🍙🍙

Bonito día después de mi cumpleaños, limpiando sola y asqueada el vomito de mi amiga, la chica patata.

— Levi. — lo vi acercarse, entonces lo llamé, él solo me observó. — es solo un sofá no te molestes con ella.

— No estoy molesto, ayer solo estábamos jugando.

— ¿Tú? ¿Jugar? — lo miré seria — ¿desde cuándo?

Él chasqueó la lengua.

— Ese sofá me lo había comprado mi padre.

Su padre.
Espera, ¿y su padre?
¿Por qué nunca me habló de él?

— Levi, — dudé al formular mi pregunta. — ¿y tu... padre?

Él rodó los ojos.

— Una noche de calentura por parte de mis progenitores.

— ¿Eres producto de... — él me interrumpió.

— De sexo casual.

Me tapé la boca.

— Lo conocí cuando cumplí 16 años, me regaló este fino sofá.

Miré el sofá, es bonito.

— ¿Estás enojado con él? — pregunté.

Él negó.

— Mi madre nunca le dijo que estaba embarazada, porque solo se conocieron en una fiesta, tuvieron sexo y cada quien para su casa, sin datos de la persona con quien follaron.

Quise reírme, pero no era el momento.

— Dios. Una noche de calentura hizo que vinieras al mundo eh.

— Aquí estoy, siendo el quebranto de muchas mujeres. — dijo arrogante.

Ante su comentario le lancé una de las almohadas del sofá.

— Soy solo tuyo, mocosa.

— Más te vale, maldito.

Él comenzó a reír.

.
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Vaya, no sabía nada de su padre y vaya manera de enterarme.

Aunque aún seguía mi duda, ¿cómo hizo para encontrarlo y saber de su existencia?

Como si Levi leyera mi mente...

— Sé que te preguntarás como lo conozco.

Me asustó.

— Es un viejo amigo del padre de Erwin, él cuál esa noche le presentó a mi madre.

— ¿O sea cómo? — me perdí.

— Mi madre era compañera de trabajo del padre de Erwin, y fueron a esa dichosa fiesta juntos. Técnicamente el padre de Erwin hizo de cupido.

— Oh, o sea que gracias a eso sabes quien es tu padre y toda la historia eh.

— Ajá.

Rodó los ojos restándome importancia.

— Bonita historia. — escupí.

— No tanto como la nuestra.


Falsas promesas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora