CAPITULO 32.

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Las campanas.
La marcha nupcial.

El padre de Armin sosteniendo mi brazo caminando a mi lado, en la alfombra roja.

Un maravilloso ser de nombre Levi Ackerman en el altar, con el ceño fruncido, aunque por sus manos podía notar lo nervioso que se encontraba.

Reí en mi interior.

— Cuídala, jóven Levi. — pronunció el padre de mi querido amigo Armin.

— Sin dudar. — respondió el azabache, tomándome de la mano.

Suspiré.

— Estás más hermosa de lo normal.

Me sonrojé.
Aún me sonrojo cuando me halaga.

— Te amo Levi. — pronuncié en voz baja.

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Escuchando al padre tan ansiosamente, se me hacían tan largas las horas, solamente quería que preguntara: ¿Mikasa, aceptas como esposo a Levi?, pero no, seguía ahí con sus juegos de palabras que ni al caso.

— ¿Hay alguien que se oponga? — preguntó en voz alta — que hable ahora o calle para siempre.

Silencio.
Reí en mi interno,
El padre estaba apunto de lanzar la pregunta del millón,

Moría de ganas de que Levi ya me colocara el anillo.

— Yo me opongo, rotundamente.

Su voz.
No pude evitar voltear.

Bueno, todos lo hicimos.

— Levi, no puedes estar con ella y dejarme sola con esta responsabilidad tan grande.

Levi la observó, al igual que todos los invitados.

Todo mi cuerpo comenzó a vibrar.

— No sé de qué demonios hablas Petra.

— ¿Es qué no es obvio? — se sacó el abrigo que la cubría.

Vaya, su panza.

— ¿Recuerdas esa vez en que me llevaste a mi casa en la madrugada? — ella rió — claro que lo recuerdas, si tuvimos la mejor noche de nuestras vidas.

Miré a Levi, él mostraba serenidad.

— Por supuesto que lo recuerdo. — admitió.

Sentí mi corazón quebrarse, tenía un nudo en la garganta.

Yo también recuerdo esa madrugaba en que bajé a la cocina por agua y oí la camioneta de Levi.

Vaya, pero si recuerdo que ella al día siguiente en la parrillada, lo abrazó y le dio "las gracias", fue esa vez en que me preguntó si Levi y yo éramos hermanos.

— ¡Ves! — resopló — por eso no puedes casarte con ella.

— Petra, no estás bien. Eso ocurrió hace muchos meses atrás. Y, además esa vez solo te llevé a tu casa, ni siquiera me bajé del vehículo.

— ¡Mentiroso! ¡Me hiciste tuya! — gritó a los cuatro vientos.

Apreté mis puños.
Observé la panza de ella.
Al parecer dentro de unas semanas iba a parir.

— ¿Levi? — pronuncié en confusión.

— Dime que no le estás creyendo Mikasa.

— Es que... — observé su panza, y comencé a pensar en cuántos meses pasaron de eso.

— Mocosa, eso ya fue hace mucho tiempo. Jamás estuve ni estaría con ella.

— ¡Levi, nuestro hijo, por el amor de Dios! — exclamó Petra frustrada.

— A ver, a ver. — Annie se levantó — se acabó el show, ¿por qué esperaste hasta la boda para anunciar tu supuesto embarazo? — ella rodó los ojos.

— Eso que te importa, rubia estúpida. — escupió la pelinaranja furiosa.

— Ni al caso Mikasa, no le hagas caso. — dijo Annie alzándose de los hombros.

— ¡No Levi, no! — gritó desesperada — si te casas con ella me mataré junto a nuestro hijo.

— No sé con quién te hayas acostado, pero deja tu obsesión por mi, Petra.

— Me mataré. — afirmó.

Mi boda ya se vio arruinada y de la peor forma,
Algunas que otras personas cuchicheando a nuestro alrededor.

Se formó un ambiente tóxico y horrible, el escenario más bochornoso de la vida.

Decidí avanzar hasta Petra, ella me miró confundida.

— No sé si el hijo que esperas sea de Levi, pero has llegado tan lejos que lograste hartarme.

La hice a un lado y me fui corriendo de la iglesia.

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POV ARMIN.

Pude ver la escena más horrible, pude notar el mundo de Mikasa derrumbarse.
Bueno, no solo de Mikasa.

El señor Levi,

Él solo se quedó quieto sin mover un solo músculo, observando como la figura de Mikasa desaparecía por la puerta de la iglesia.

— Iré por ella. — pronunció mi bella acompañante.

Yo asentí.

La pelinaranja comenzó a reír.

— Seremos tú, nuestro hijo y yo — le dijo al pelinegro acercándose al recién mencionado.

— No sé que pasa por tu cabeza, Petra. Es obvio que esa criatura no es mía.

— Pero Mikasa ya se lo tomó a pecho, ¿ves todo lo que tengo que hacer para que se aleje de ti y nos deje ser feliz, mi amor?

— Necesitas ir a un neuropsiquiátrico, estás demente.

— Oye Petra — Hange la jaló del brazo — tu obsesión fue muy lejos. — dijo para luego sacarla del lugar.

— ¡Levi te amo, si no estás conmigo, no estarás con nadie más! — exclamó mientras Hange la jalaba fuera del lugar.

Pude ver como todos los demás se retiraban del lugar, solo quedamos Sasha, Erwin, Levi y yo.

Levi seguía en el altar.

Sasha estaba sentada, derramando lágrimas silenciosas.

— Sasha... — pronuncié.

— Armin, ¿por qué nuestra amiga no puede ser feliz? — alzó la vista — me duele lo que le está pasando.

Asentí.

— A mi también.

Volví mi mirada a Levi.

Mierda.

Las lágrimas descendían por sus mejillas.

Él no se movía, pero las lágrimas seguían bajando.

Erwin intentó acercarse, pero a él no le importó en lo más mínimo.

— Levi, ya saqué a Petra... — informó Hange apenada. — no me gusta verte de esa forma.

— Perdí a Mikasa por una tontería. Se supone que hoy debió ser el mejor día de nuestras vidas. Esto es algo que nos dejará marcados de por vida.

— No la perdiste. — pronuncié.

Él me miró.

— Ella no confía en mí y lo sabes Armin. Ella prefirió creerle a Petra.

— Quizás la hizo dudar un poco, pero...

— Pero nada, Arlert, si no hay confianza, no hay absolutamente nada. Se acabó.

Se acabó.

Falsas promesas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora