Cap 30 : "Italia"

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En el avión camino a su nueva vida niall pensaba constantemente en la carta que había dejado a louis, si a este realmente le importaría que ellos se fueran, si iría a buscarlos, todo era incierto y angustiante.

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Louis había tenido una corazonada, esa sensación de que algo ocurre y no tienes muy claro que es, pero lo sientes.

— liam, busca vuelos a casa, volveremos antes —

— ¿qué? Es después de año nuevo chico —

—  si quieres tu quedate, pero algo anda mal, lo sé, así que si quieres venir conmigo alista tus cosas —

— a donde tu vayas voy yo, pero ¿y tu madre? —

—  ella no volverá esta divirtiéndose aquí con las amigas que hizo, le avisaremos y nos iremos —

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Esa sensación cuando te cambias de casa, el inicio de algo completamente nuevo, como si los problemas desaparecieran y fueras alguien totalmente distinto, así lo estaba viviendo harry, sentía que se había quitado un peso de encima.

Y no realmente porque pensara que louis era una molestia, de hecho si él estuviese en este nuevo inicio todo sería mucho más sencillo de llevar.

El "peso" que se quito fue tener que enfrentar todo lo sucedido, seguir levantándose en esa casa recordando cada momento y palabra que louis pronunció al irse, eso era lo que realmente lo atormentaba.

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* en el pueblo *

El bus había llegado al barrio en el que harry y niall habían hecho su juego, era bastante pintoresco teniendo en cuenta que sólo había una casa habitable allí.

Los turistas bajaron del bus, eran en total 30, ninguno viviría una experiencia agradable pues además de los cuerpos que encontrarían, algunos terminarían sin vida gracias a las trampas estratégicas que niall y harry instalaron, solo para darle un poco más de diversión.

Una de las trampas era un clásico, un alambre templado entre dos postes, el cual no se veía, lo suficientemente fuerte para decapitar a alguien.

Unas cuantas trampas de osos puestas de forma estratégica, las cuales agarraban el tobillo destruyendolo en su totalidad, y aunque no era letal el dolor era incomparable.

Y finalmente unas cuantas hachas colgadas del techo, al mínimo toque con la cuerda que pusieron discretamente en el suelo terminarían atravesados.

Era un día soleado, los turistas bajaron con emoción del bus, viendo la maravilla de arquitectura que era la mansión, como resaltaba ante tanta soledad y polvo.

Iban entusiasmados, tomándose algunas fotos, mientras el guía contaba historias de supuestos fantasmas de asesinos, y niños que merodeaban el lugar.

Y tal como una película de terror barata, sangrienta y cliché los gritos se abrieron paso. 

El guía vio con apuro, una cabeza rodó directo a sus pies, el cuerpo separado de esta, levantó su mirada viendo la cuerda templada manchada de sangre que goteaba al suelo, la cara de pánico en la gente se hizo presente, algunos se desmayaron y otros empezaron a correr sin destino alguno.

El guía corrió al autobos dando aviso a las autoridades, pero mientras esto sucedía más gritos se escucharon, acompañados de pequeños crujidos.

Los crujidos provenían de las trampas de oso quebrando el hueso de quienes quedaron en ellas. 

Diario de un asesino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora