𝚄𝚗 𝚖𝚊𝚕 𝚊𝚞𝚐𝚞𝚛𝚒𝚘.

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— Jamás la había visto. — La pelirroja fue la primera en hablar, con la foto en sus manos, estaba rodeada por los otros niños.

— Bonita. Es un hada. — Le siguió Youko.

— Lo siento, Take-ni. No la conozco. — dijo Yuriko, regresando a sentarse. Se sentía frustrada de no poder ayudar.

Takeo asintió, estaba más ocupado de vigilar la puerta, para que los adultos no los descubrieran con aquella foto.
El lugar de reunión de ese día, era el cuarto de Yuriko. Había convencido a su madre de visitarla, y Yuriko se había encargado de reunir a sus amigos.

— ¿Cómo se supone que la encontremos? — dijo Hiroshi viendo a su hermana.

— Es fácil. Vamos a preguntar a nuestros padres. — Akari sonrió dirigiéndose a la puerta.

— ¡¿Que?! ¡Estás loca! — Rápidamente Yuriko robo la foto se sus manos.

— ¿Quieres encontrarla o no? — Akari frunció el seño ofendida, intentando recuperar la foto.

— Akari-chan, no puedes ir y preguntar así como así. — Yuriko alejo la foto escondiendola en su espalda. — Take-ni robó esta foto, sí tú preguntas, tus papás hablarán con Ryuguji-san. Si yo pregunto, mis papás hablarán con mi tía.

Akari hizo un puchero. — ¿Tienes una idea mejor?

— Podrían bajar la voz, por empezar. — Takeo regaño a ambas niñas desde la puerta. — Ustedes están a salvó, pero a mí me castigarán.

Yuriko asintió, — Seguro hay otra forma, una que evite que delatemos a Take-ni.

— Yo quiero tenerla. — Youko se estiró sobre la pequeña mesa tomando la foto, pero la fuerza hizo que cayera.

— No puedes, eres muy pequeña y la perderás. — Akari tomo la foto, intentando quitársela, pues Youko apenas era una bebé y la menos indicada para cuidarla.

— ¡Noooo! — La pequeña Hayashida rodó en el suelo.

El silencio invadió a los niños tras el ruido del papel rompiéndose.
Takeo volteó encontrando a Youko en el piso, la mitad de la foto en su mano, y la otra en el suelo. El pánico se reflejaba en el rostro de sus amigos.

— Take-kun, lo siento. — Akari hizo un puchero, viendo los restos de la imagen en el suelo.

— ¡Que tontas son! — Hiroshi empujó a su hermana fuera del camino, yendo directo hacia Youko. — Miren lo que hicieron. — el pelorrojo arrebato la mitad de la foto de la mano de la bebé.

La más pequeña del grupo soltó un sollozo. Estaban perdidos. Youko había comenzado a llorar.

— Tranquilos, se- seguro encontraremos una solución. — Yuriko intervino, aunque ni ella sabía que podrían hacer. — Ven, Youko, no llores. — ayudando a la menor a levantarse del suelo, trato de calmarla, pronto llamaría la atención.

— ¡NO! ¡Se rompió, se rompió! — la pelinegra sacudía sus bracitos en el aire.

— Es su culpa por ser tan torpes. — Hiroshi se arrodilló en el piso juntando las mitades de la foto. — ¡¿Vas a ayudar o no?! — dijo viendo con mala cara a su hermana mayor.

La pelirroja asintió acercándose a el niño. No se atrevió a ver al rubio, tenía terror.

Takeo, sin embargo, no se movía, no hablaba. Los niños casi podían jurar que había dejado de respirar.
¿Qué diría su papá sí se enteraba? No lo había notado antes, tal vez se olvidaría para siempre de la foto. O eso quería creer.
¿Debía estar enojado? Aunque quería, no le parecía justo, después de todo él había robado la foto. Youko era una bebé y Akari pues...

ᴘᴇǫᴜᴇɴ̃ᴏ ᴘʀᴏʙʟᴇᴍᴀ r.k (draken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora