𝙳𝚘𝚜 𝚐𝚘𝚝𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝚊𝚐𝚞𝚊.

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2019. 11 de Noviembre.

— Takeo ¿Terminaste de guardar tus cosas? — me apoye en el marco de la puerta. Takeo seguía muy ocupado en un manga, no había preparado nada. Suspiré cansada, sabía que tomaría trabajo. — Draken vendrá por ti pronto y aún no has preparado tu mochila.

— ¿Por qué debo ir? Estoy cansado. — dijo rodando en su cama sin quitar la vista de la página que leía.

Sin importar cuanto había hablado, Takeo nunca parecía interesado por Ken. Algo había cambiado. En algún momento, algo había sucedido con él, porque al cumplir 6 años, Takeo no volvió a mencionar a su padre.

— Irás porque ya diste tu palabra. Tú solo te enterraste. — Baji apareció en la puerta, veía molesto el comportamiento de Takeo. Él nunca solía dar la espalda o mostrarse rebelde con nosotros. Siempre era atento.

— No puse fecha, sólo mencioné que daría la oportunidad de conocer a Ryuguji. Mikey es demasiado cabeza hueca, seguro se olvidará. — respondió restando importancia.

Baji me dió una mirada que entendía perfectamente. Sí no hablaba yo, lo haría él y no es de las personas más amables, por mucho que quisiera a Takeo.

— Como diste tu palabra, deberás ir. Mikey no se ha olvidado en los últimos dos meses, no lo hará ahora. — acercándome a su cama, me senté junto a Takeo. Éste bufó en respuesta.

La actitud de Takeo empezaba a preocuparme. Sí Takeo rechazaba a Draken, él iba a culparme. No quería poner a Takeo en una situación incómoda.

— ¿Sabes que tiene una tienda de motocicletas, no? Tal vez haya algún modelo como las de tu colección. — señale la estantería frente a mí, ésta estaba repleta de modelos a escala. — Puedes decirle que te llevé a su trabajo.

Takeo rodó de nuevo, viéndome atentamente, sabía que eso iba a picar su curiosidad.

— ¿Creés que tenga alguna Ducati? He estado buscando la que tenía el abuelo en sus fotos. — sonrió señalando la foto que colgaba en la pared.

Era una foto de mi padre en su juventud, vestía un uniforme de pandilla y posaba junto a Hero, la motocicleta que yo había heredado. Takeo había tomado gran apego por esa foto, imitaba el peinado que tenían las pandillas de la época y la ropa. Pero su principal admiración, era Hero. Se había propuesto tener una cuando fuese mayor.

— Vale la pena ir a ver. Creo que podría construir una Ducati como Hero sí se lo pides. — respondí. De un saltó Takeo se levanto de la cama.

— Ire, pero no prometo quedarme mucho. Sólo quiero ver las motos que tiene. — dijo tomando su mochila para guardar algunas de sus cosas.

— Cuando quieras irte, le dices a Draken. — dije riendo por su cambio de ánimo. — Serán un par de horas y sí no te sientes cómodo volverás aquí.

Baji se acercó bajando de la parte más alta de la estantería, la tan deseada Ducati Monster 900 de mi hijo. Estaba en su caja, jamás la movia de lugar.
De toda la colección fue la más difícil de encontrar, no hacían tantos modelos a escala de ésta motocicleta.

— Muéstrale ésta y así sabrá exactamente qué estás buscando. — dijo Baji. Takeo asintió tomando la caja para guardarla en su mochila. — Oye, Takeo. Draken podrá parecer el tipo más recto y aburrido que podrás conocer después de Naoto. Pero, está tatuado desde primaría, debe haber algo interesante sobre él. — reí ante su comentario.

Naoto era algo especial y no sabía tratar con niños, por mucho que intentase. Cuando Takeo tenía 4 años, le había dado una libreta para que se entretenga mientras Hina y yo cocinabamos. La sorpresa fue que, al final del día, Takeo había aprendido todos los kanjis, tanto como sabía escribir su nombre completo.

ᴘᴇǫᴜᴇɴ̃ᴏ ᴘʀᴏʙʟᴇᴍᴀ r.k (draken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora