ᴘᴇǫᴜᴇɴ̃ᴏ ᴘʀᴏʙʟᴇᴍᴀ r.k (draken)

𝙿𝚘𝚛 𝚜𝚒𝚎𝚖𝚙𝚛𝚎 𝚁𝚢𝚞𝚐𝚞𝚓𝚒.

Pesadillas. El efecto de los eventos solo le causaba pesadillas, Takemichi no podía cerrar los ojos sin verlos. Draken y _________ se alejaban delante de sus ojos, y aunque en sus sueños ellos eran felices, la imagen siempre era tintada por la sangre y la culpa de quienes quedaron atrás. Los que no salvó.
Mikey jamás lo culparía, él había visto los extremos a los que había llegado por salvarlo, salvar a todos. También sabía que ahora teniendo un futuro tan pacífico y agradable, simplemente no podía cambiarlo por unas personas. Pero Takemichi no pensaba así.

¿Cuál era el punto de dejarlos juntos sí no eran felices? ¿Si estaban tan dañados? Comparados con todos los que pudo salvar, era una señal de que tal vez Draken y _______ jamás debieron estar juntos. Pero... ¿Y Takeo? Era capaz de desaparecer a su adorado sobrino por la vida de otros. Muchas vidas que pudieron ser por una que ya estaba viviendo, que amaba y sentía.

— Aquí estás. — Mikey apareció a su lado de un momento. — Tu esposa va a matarte sí- Takemitchy, ¿Qué te pasa?

El mayor se alarmó al ver las lágrimas en el Hanagaki, no porque esa era una reacción natural en él, pero Takemichi siempre tenía una razón. Algo le molestaba.

— Nada, no es nada. Solo... — Takemichi hizo una pausa, se sentía ebrio sin haber tocado ni una bebida, o era el zumbido en su cabeza lo que lo molestaba. — Mikey, ¿Puedes responder algo?

— Eh... Si, está bien. Dime qué pasa.

— ¿Los extrañas? — dijo Takemichi, sus ojos cada segundo parecían más perdidos.

— ¿Qué? ¿De qué hablás?

— Tus hermanos.

Mikey de quedó en silencio por unos segundos, no esperaba eso, no esperaba que Takemichi lo recordara y llevaba tiempo sin hablar sobre eso. Años.
No podría olvidarlos, los tres lazos que llevaba tatuado en su brazo derecho le recordaban cada día lo que había perdido. Pero con el tiempo que llevaba, Mikey ya no recordaba sus voces, a veces le resultaba difícil si quiera recordar cómo eran sus ojos y se odiaba por eso.

— Takemichi, ¿Has bebido? — soltó Mikey con una risa forzada.

— ¡Contesta! ¿Los extrañas? ¿No darías tu vida por tenerlos aquí? — Takemichi levanto la voz, sobresaltando a Mikey.

— Hey, hey. Calmate. — Mikey tomó los hombros de su amigo al notar como este avanzaba hacia él. — Los extraño, sí pero ¿A qué viene esto?

— He dejado sus vidas atrás por la "felicidad" de mi prima. — Takemichi bajo la mirada apenado. — Por mi sobrino me quedé aquí. Aún sí no sé cómo volver, tampoco lo he intentado.

— Hey, eso no es malo, este es el final correcto. — La voz del mayor sonó suave, con dolor pero sin arrepentimientos.

— ¿Cómo sabemos que es lo correcto? Draken y ________ solo se hacen daño mutuamente. ¡Takeo no será feliz así!

Mikey otra vez vió perplejo a su amigo, ¿Por qué sonaba tan desesperado otra vez?

— Lo hice por la felicidad de ellos, pero no creo que ninguno sea feliz. — Al bajar nuevamente el tono de voz, Takemichi sintió cansancio sobre su cuerpo. — Ese lugar es de Emma, tu querida hermana, y la mujer que Draken amo. ________ debió amar a Baji, todo esto sería diferente.

Mikey empujó al menor apenas soltó esas palabras, una nueva ira se apoderaba de su cuerpo, y aunque tenía el control, quería perderlo.

— ¡No te olvides de Takeo! ¡Jamás te olvides de él! Sí las cosas fueran diferentes él jamás habría nacido. — un segundo empujón por parte de Mikey y Takemichi tambaleó. — ¿Que es lo que quieres? ¿Ser un héroe? Todo esto es suficiente. ¡No intentes cambiar a tu familia por gloria!