𝙰𝚝𝚛𝚊𝚙𝚊𝚍𝚊.

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Tomó un poco de esfuerzo convencer a su hermano y a Baji, de que solo había sufrido una indigestión, y aún así no parecían muy seguros. Pero ahora todo iba tranquilo y había vuelto a trabajar.

— _____, ¿Qué te parece? — lamentablemente la voz de Kazutora no alcanzaba los oídos de la joven.

Al final de la semana estaría lista para hacerse un examen de sangre y descartar la última posibilidad de que todo solo fuera su cuerpo jugándole una broma.

— ¿_____? Baja de tu nube, ya es hora de irnos. — Baji empezaba a impacientarse. Su amiga había estado así desde hacía un par de días.

El peso que sentía la chica era demasiado, manteniendo su cabeza ocupada con pensamientos. Sí estuviese embarazada, necesitaría saber cuánto tiempo tenía, así podría determinar sí aún se podría interrumpir el embarazo.

— Baji-san, no te enojes, ha sido una semana muy ocupada en la tienda. Solo debe estar cansada. — Chifuyu, aunque también le preocupaba, trataba de ser más comprensivo con su amiga.

Para su suerte, Draken no había aparecido por la tienda y rogaba no volver a verlo allí.

— _____, estoy hablándote. — Las manos en sus hombro y la mirada preocupada de su amigo, Baji, la sacaron de su mundo. Debía empezar a actuar con normalidad sí quería que todo fuera de acuerdo a su plan y Baji, era alguien muy difícil de convencer.

— Lo siento, estoy algo cansada. — sonrió la chica volteando a ver la hora, ya había terminado su turno. — ¿Que sucedió? — dijo quitando su delantal para prepararse para salir.

— Dije que sí querías venir a comer con nosotros. Hoy me has estado ignorando mucho. — soltó Kazutora con un puchero.

— Lo lamento, Kazu. Y si, si voy ¿A dónde iremos?

Kazutora podía ser muy adorable a veces. No se parecía al chico que había golpeado en el pasado por intentar acabar con Baji. Ahora era un recuerdo de risas, cuando las primeras semanas desde el conflicto se negaba a hablar con él. Incluso se peleaban en ocasiones, Chifuyu siempre debía separarlos y Baji solo reía. Pero ahora, los cuatro eran inseparables.

— Empiezo a preocuparme, te conviene no estar metida en ningún problema _____. — El tono de advertencia en la voz de Baji fue suficiente para congelar por un segundo los movientos de la chica.

— No deberías preocuparte tanto — Dijo la chica con una risita. — Además, ¿qué podría hacer yo? El único que causa problemas de nosotros, eres tú.

Y con eso, abandono el tema pero, Baji no bajaba la guardia. Aún así, el tema no volvió a tocarse por el resto del día, y la chica estaba agradecida por ello.

Temprano en la mañana del viernes, antes de que su hermano despertase, escapó en silencio de su casa

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Temprano en la mañana del viernes, antes de que su hermano despertase, escapó en silencio de su casa. Hoy se haría el examen de sangre y así podría organizarse mejor con todo.
Sonrió al encender la luz de su garaje, ahí la esperaba su motocicleta, Hero. Una Ducati Monster 900, que había sido de su padre y su hermano había reparado para ella cuando cumplió 16. Recordaba que Baji había pasado semanas enseñándole a conducir y la había ayudado a pintarla de un lindo tono turquesa.
Pasear en ella la relajaba, parecía que los problemas nunca podrían alcanzarla cuando ella aceleraba perdiéndose por la ciudad. Ahora sin embargo, no podía hacerlo seguido, su ansiedad y mareos eran una mala combinación cuando se viaja a altas velocidades.

ᴘᴇǫᴜᴇɴ̃ᴏ ᴘʀᴏʙʟᴇᴍᴀ r.k (draken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora