𝐌𝐲 𝐇𝐚𝐩𝐩𝐢𝐧𝐞𝐬𝐬 𝐈𝐬 𝐘𝐨𝐮

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Era un día hermoso, los rayos de Sol iluminaban la bella cara de mi chica, sus bonitos mechones que se resbalaban por la cara y la pequeña sonrisa que adorna su rostro cuando duerme

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Era un día hermoso, los rayos de Sol iluminaban la bella cara de mi chica, sus bonitos mechones que se resbalaban por la cara y la pequeña sonrisa que adorna su rostro cuando duerme. Dios es tan preciosa que ni me lo puedo creer.

— Cariño, despierta hermosa. — hablé en su oído, jugando con mis dedos en su rostro.

— Buenos días... — dijo con esa suave y dulce voz que me hace enloquecer.

— Tenemos que despertar linda, hoy iremos a comer con Rindo, nos tiene una noticia.

— Bien... solo, cinco minutos.

Reí y comencé a escabullirme por dentro de las cobijas, viendo el delgado cuerpo de mi linda esposa con su bella pijama de seda rosa. Me encanta como sus lindas piernas se ponen en posición fetal automáticamente.

Me puse sigilosamente encima de mi esposa, y comencé a dejar besos en su cuello, con olor a vainilla, tan deliciosamente mía.

— Ran...

— ¿Qué pasa, linda?

Mis manos bajaron a su cintura, y lentamente se metieron por debajo de su camisa de seda haciéndole cosquillas en las costillas y en su espalda baja.

— ¡Ya basta! — habló en risas.

La tome por la cintura y la levanté, ella enredo sus piernas en mi cadera y dejó caer su torso sabiendo muy bien que la sostendría. Sabe que nunca la he dejado caer.

Aproveche para besar su cuello, me levanté con ella aún pegada a mí y comencé a caminar.

— ¿A dónde vamos? — preguntó con una sonrisa.

— Al baño, tomaremos una ducha, bonita.

— ¡Tengo que quitarme la pijama!

— Ahora te aguantas.

Camine con ella pataleando. Pero era tan delgada y débil que apenas y me movía. Al llegar al baño abrí la regadera y Emily chilló cuando la metí; el agua estaba fría.

Reí y me metí con ella, cubriéndola con mi espalda del agua, me incliné apoyando mi mano en la pared de azulejo y le robe un beso con una sonrisa.

— Eres malo...

— ¿Ah si, señorita Haitani? — levanté su pierna con mi mano libre y comencé a acariciarla. — Déjeme ayudarla a quitar sus prendas.

— Gracias señor. — susurró graciosamente.

Comencé a quitar su pequeño short de seda, deslizándolo tortuosamente lento por sus largas y delgadas piernas que tanto me hacen desear morderlas.

Su diminuta camisa comenzó a transparentarse aún más, dejándome ver sus pezones endurecidos. Eso solo me hizo apurar más mis movimientos. Devoré su boca mientras deslizaba su camisa por el torso. Dejándola completamente desnuda.

𝙈𝙮 𝙒𝙚𝙖𝙠𝙣𝙚𝙨𝙨 || 𝗥𝗮𝗻 𝗛𝗮𝗶𝘁𝗮𝗻𝗶 𐬺 ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora