¡VOLVÍII!!
Mil millones de perdones por demorarme tanto en actualizar. La buena noticia es que este capítulo me quedó muy largo, así que lo tuve que dividir en dos, lo que significa que la siguiente parte ya está escrita!! La publicaré apenas termine de traducirla <3 Dos actualizaciones para compensar por mi retraso.
Aviso sí que este capítulo tiene mucho Lutteo. Para los que les gusta la pareja, de nada. Pero si son como yo, lo siento muchísimo. Les prometo que es la única vez que pasa, el resto ya es más simbar.
Espero les guste.
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"Ay, no, la margarita se terminó de secar..."
Simón alzó la vista del montón de luces que tenía en sus manos y miró a Ámbar. Estaba cruzando su cuarto en dirección a su mesa de noche, o, más específicamente, al vaso de agua que se encontraba sobre él. Simón se acercó desde donde estaba parado en el closet, dejó las guirnaldas de luces sobre el banquito a los pies de la cama y siguió la mirada de ella. La margarita que él le había regalado el otro día estaba ahí. Todavía se acordaba cómo había lucido en ella, la forma en que su amarillo había hecho juego con su pelo rubio— Tenía fotos de ello, de hecho. Ahora la flor yacía curvada contra la orilla del vaso, habiendo perdido su fuerza y lo que fue alguna vez un color vibrante.
Ámbar abandonó la manta que tenía en sus manos para agarrar la pequeña flor. Los dos estaban en medio del proceso de desmantelar el fuerte y devolver todo a su lugar tras haber despertado esa mañana.
A Simón le había sorprendido que ella quisiera dormir en el suelo. Había estado preparado para desarmar todo antes de dormir la noche anterior, pero Ámbar había querido mantener el fuerte lo más posible. Él dudaba que ella hubiera dormido en una superficie tan dura alguna vez— Su cama podía ser pequeña pero seguía teniendo el mejor colchón y las sábanas más suaves que él había sentido en su vida. Ámbar no se quejó ni un poco, sin embargo.
Simón podía entender por qué. La verdad era súper acogedor, con todas las mantitas y almohadas que tenían a su disposición en su pequeño fuerte. No era ni por lejos la superficie más dura en la que él había dormido alguna vez–Recordaba veranos con sus amigos, tirados sin playera sobre el piso de cerámica de la cocina, intentando no morir de calor— ya que la alfombra felpuda de Ámbar amortiguaba un poco el piso. Y dormir abrazadito con ella... bueno, eso siempre era como un sueño.
Y hablando de sueños...
Simón aprovechó de contemplar a Ámbar por milésima vez esa mañana. No podía evitarlo, se veía tan linda y adorable usando su playera sobre sus pantalones 3/4 de pijama. Al parecer era "más calentita que su propia ropa" según le había dicho ella la noche anterior, antes de robársela junto con otra pieza de su corazón. Verla así nadando en su ropa que le quedaba demasiado grande —se veía tan pequeñita, quería abrazarla— lo hacía más feliz de lo que probablemente era normal.
La imagen solo se veía mancillada por su cara de tristeza, un pequeño puchero en sus labios mientras giraba la margarita entre sus dedos. "No la quiero tirar, me da pena..."
A Simón se le apretó el corazón. Una pequeña sonrisa le curvó la boca. Se preguntó si ella sabía que esas eran las pequeñas cosas que lo hacían sentir que realmente lo amaba.
"Ey, está bien", él dijo con ternura. "Te dije que te daría más, ¿o no?"
Más flores, más playeras— Pff, toda mi ropa si quieres. Tú dilo y es tuyo.
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Caminos Que Se Cruzan...
FanfictionVivir bajo el mismo techo resulta ser demasiada tentación. Habiendo caído en ella, Simón tendrá que afrontar lo que había estado peleando todo ese tiempo mientras Ámbar intentará mostrarle que no debería arrepentirse. En medio de un pasado doloroso...