Simón tenía dormido el brazo izquierdo.
Lo notó apenas se despertó, pero se negaba a moverse. La cabecita rubia más linda del mundo lo estaba usando de almohada, ¿y quién era él para molestarla?
Era una rara ocurrencia que él hubiera despertado antes que Ámbar. Ella era madrugadora por naturaleza, mientras que a él le gustaba dormir todo lo posible. Normalmente despertaba con sus movimientos cuando ella empezaba a levantarse, o —y estas eran sus favoritas— con alguna caricia o besitos de su parte. Podría terminar convirtiéndose en madrugador también si eso era lo que le esperaba.
Precisamente por lo poco usual, Simón quería atesorar esto, solo esto, tenerla cerca en completa calma. La espalda de Ámbar estaba contra su pecho, sus piernas juntitas, y él tenía su brazo libre alrededor de su cintura, sosteniéndola contra sí. Quería pasar su mano por su piel, o quizás tomar la de ella, pero no quería arriesgarse a hacer nada que pudiera ponerle fin a este momento.
Por un instante fugaz, se preguntó cuánto tiempo podía pasar su brazo sin circulación antes de que dejara algún daño permanente.
Oh bueno, qué más daba.
No podía ver su cara así haciendo cucharita, pero se dio cuenta cuando ella empezó a despertarse porque el ritmo parejo de su respiración que él había estado siguiendo cambió. Ámbar empezó a moverse, estirándose un poco en una forma que presionó más su espalda contra él. Simón sí tomó su mano entonces, y presionó un beso contra su hombro. Ella hizo un sonidito bajo y giró su cabeza para mirarlo.
"Buenos días, bella durmiente", la saludó con una sonrisa.
"Buen día", ella murmuró, su voz ronquita por el sueño. Ámbar rodó para apoyar su cabeza en su pecho, lo cual el brazo izquierdo de Simón apreció profundamente. Él se puso de espaldas. "¿Qué hora es?" Ella preguntó después de un rato de solo disfrutar la cercanía.
Simón extendió su brazo derecho hacia la mesita de noche para revisar su celular. "Casi las once."
"¡¿Las once?!" Ámbar saltó, como si hubiera dicho las 4pm. "Wow, hace mucho que no me despertaba tan tarde..." Dijo ella, recuperándose de la sorpresa. Llevó su mirada a la de él con un aire coqueto. "Parece que alguien me dejó agotada."
Simón sonrió orgulloso y se encogió de hombros. "¿Qué puedo decir? Me gusta hacer bien las cosas", dijo con falsa altanería. "O... quizás todo esto fue parte mi plan malvado para conseguir que me dejaras dormir hasta una hora decente."
Ella levantó las cejas. "¿Decente? Mi amor, para cuando vayamos abajo, podríamos hasta almorzar ya."
Él le dio una mirada. "Estás exagerando, no es tan tarde." Se puso de lado y pasó sus nudillos suavemente por el brazo de ella. "Y de todos modos, no estaba planeando ir al comedor." Le mostró una sonrisa. "¿Qué te parece un desayuno a la cama?"
Sus ojos brillaron. "¿En serio?"
"Obvio. Es lo menos que se merece mi reina."
Ámbar inclinó su cabeza hacia el lado con la sonrisa más linda y derretida.
"Ayyyy." Ella le sujetó la mejilla y se acercó para besarlo. "Te amo. Sos un dulce."
Él le dio otro beso cortito. "Yo te amo más."
Ámbar ahogó un grito y se echó hacia atrás con falsa indignación. "Simón Álvarez, te retractás ya mismo, no querés empezar esta discusión."
"¿Ah no?" Dijo él con las cejas en alto, siguiéndole el juego.
"No, porque vas a perder", ella dijo con confianza. "Así que mejor rendíte mientras puedas."
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Caminos Que Se Cruzan...
FanficVivir bajo el mismo techo resulta ser demasiada tentación. Habiendo caído en ella, Simón tendrá que afrontar lo que había estado peleando todo ese tiempo mientras Ámbar intentará mostrarle que no debería arrepentirse. En medio de un pasado doloroso...