... Con Un Regalo

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Ámbar había estado haciendo como que trabajaba. 

Sólo haciendo como, porque la verdad es que sin importar cuantas veces intentara leer la forma frente a ella, su cerebro no procesaba nada de lo que veía. Estaba demasiado concentrada en lo que estaba pasando al otro lado de la cafetería. No pudo evitar escuchar atentamente cada palabra que salió de la boca de Luna cuando esta llegó, y sintió su corazón caer cuando vio la decepción en la cara de Simón borrar la sonrisa que ella tanto amaba. 

Sintió unas ganas desesperadas de ir hacía él una vez que Luna se fue y todos los chicos cayeron sobre sus asientos de forma derrotada. Ámbar podía ver sus hombros caídos desde donde ella estaba sentada y todo lo que quería era abrazarlo, besar su mejilla como él había hecho con ella antes y hacerlo sentir mejor, pero le pareció que podría verse grosero si se entrometía en un momento de su equipo, y su presencia podría no ser muy bien recibida por algunos de ellos. 

Emilia y Benicio llegaron justo después y Ámbar miró con rabia la forma en que parecían reírse de los chicos. ¿Es que no tenían nada más que hacer? ¿Conseguirse una vida quizás? 

Vos también solías disfrutar verlos mal, le recordó su conciencia. 

Ámbar sintió una punzada de verguenza y culpa atravesar su pecho y apretó su bolígrafo con más fuerza. 

Quizás esa era otra razón por la cual no se atrevía a ir adonde ellos y decir algo; no sentía que tuviera el derecho. 

Cuando Ramiro habló, sin embargo, abandonó toda pretensión de estar trabajando. 

"¿Qué dicen? ¿Me aceptan de vuelta en el equipo del Roller?"

Ámbar encontró sus ojos fijos en la escena desenvolviéndose frente a ella. Por un segundo, todo el lugar pareció llenarse de un silencio atónito. 

Emilia fue quien rompió ese silencio. 

"¿Es en serio, Ramiro?" Escupió con indignación. "¿De verdad les vas a preguntar así tan descaradamente en frente de nosotros?"

Ramiro pareció inafectado, ofreciendo nada más que una encogida de hombros. 

"¿Por qué no? Yo ya no tengo nada que ver con ustedes, y me parece que siempre es mejor ir con la verdad de frente en vez de ir por las espaldas de los demás." 

"Déjalo, Emilia," dijo Benicio al lado de ella. "Es sólo un loser como el resto de ellos."

"¿Loser?" Ramiro soltó una risa. "Que interesante, porque como yo lo veo, los únicos losers acá son ustedes. Ustedes dos solitos se encargaron de destruir su equipo y su imagen, yo no hice nada." 

Ámbar no podía ver la expresión de Benicio, pero pudo darse cuenta por la forma en que sus hombros se tensaron que el tono burlón de Ramiro lo irritó. Por un segundo pensó que iba a tener que separar una pelea entre ellos de nuevo, pero por suerte, la situación no llegó a eso. 

"Ríe todo lo que quieras, Ramiro," respondió Benicio, su voz baja y amenazadora. "Ya veremos quién ríe al final."

Con esas palabras, se alejó en dirección a la pista junto con Emilia, ambos lanzando una última mirada de odio a Ramiro mientras pasaban por su lado antes de desaparecer de vista. 

Otro silencio corto siguió a su salida, probablemente de sorpresa ante la forma en que Ramiro desestimó a sus ex compañeros de equipo sin la más mínima preocupación.

"Ramiro, ¿estás seguro de lo que hiciste?" Preguntó Simón. 

"Sí, más que nunca", él respondió decidido. "Quiero volver a ser parte del que era mi equipo. De ustedes, de mis amigos."

Caminos Que Se Cruzan...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora