... Con Una Llamada Telefónica (Parte 2)

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Ámbar tenía que darle las gracias a Simón— El par de horas extra de sueño realmente la habían hecho sentir mejor durante el día.

También tenía que molestarlo por incitarla a romper las reglas. ¿Quién era este chico y qué había hecho con su novio? 'Si no le decimos a Vidia, no van a saber que no te levantaste a trabajar'. Dios, era una pésima influencia. (Y le encantaba). 

Obvio que las únicas veces en que elegía ser lo más mínimamente incorrecto tenía que ser por el bien de alguien más, pensó ella con cariño y exasperación— Primero con el video que grabaron en el Roller a escondidas y ahora esto con ella. Ámbar sacudió su cabeza con una sonrisa. Era realmente incorregible su novio.

Ámbar le envió un mensaje para que almorzaran juntos (para comer de verdad, solo comida) y Simón no le respondió. Quizás estaba ocupado.  

Le envió un par de memes a lo largo de la tarde y luego otro mensaje preguntándole si podía empezar a ayudarla con la decoraciones esa noche cuando llegara a la mansión. No le contestó ese mensaje tampoco. 

Raro. Sus mensajes ni siquiera aparecían como 'leídos'— ¿Tan ocupado estaba el Roller? Bueno, había llovido por un par de horas, eso siempre traía un flujo mayor de gente. Encontró consuelo en el hecho de que, si realmente la situación fuera tan terrible, alguno de los chicos la habría llamado para que fuera para allá, y ninguno lo hizo, así que debía ser manejable.  

De todas formas, Ámbar dedujo que, con todo ese trabajo, sería injusto pedirle que hiciera todavía más, así que alrededor de las 6pm, metió todas las decoraciones en las que estaba trabajando en una caja de cartón y las llevó a su cuarto. Simón la podía ayudar otro día. ¿O capaz Mónica la podría ayudar? Ya le había ofrecido su ayuda el otro día y Ámbar solo le dijo que no por ser educada, pero si estaban las dos en la casa y ella lo quería hacer, ¿por qué no? 

Ámbar dejó la caja sobre su mesita de centro y fue a lavarse las manos. Una vez salió de su baño privado, agarró su laptop y la llevó a la cama. Se permitió a sí misma quince minutos de navegar por redes sociales para relajarse un poco y luego se puso a contestar los mails que requerían su atención.

Eso era lo que estaba haciendo cuando escuchó la puerta de su cuarto abrirse. 

"Ay, hola, mi amor", Ámbar saludó rápidamente. Llevó su vista de vuelta de a la pantalla. "Dame un segundo que estoy mandando un documento... ya está." 

Movió su laptop a un lado y se paró para saludar a su novio como corresponde esta vez. "Ahora sí, hola."

Ámbar se acercó para darle un beso, pero Simón movió su cabeza para el lado, esquivando el contacto. Sus manos, también, que ella había levantado para acunarle el cuello, no agarraron más que aire cuando él dio un paso atrás, poniendo espacio entre los dos. 

Inmediatamente, una punzada de preocupación atravesó a Ámbar. 

"¿Pasa algo?"

Simón no la estaba mirando. Tenía la cara tornada hacia otro lado, y había tensión en las líneas de su cuerpo, aunque nada que indicara una emoción en particular. 

Su voz, cuando apareció, sonaba engañosamente uniforme. 

"Hablé con Emilia hoy."

Ámbar sintió demasiado en el lapso de un segundo.

La tierra se partió bajo sus pies, el tiempo se detuvo, su corazón se paró. Todo en un instante. 

El tiempo no le concedió la clemencia de detenerse de verdad para que pudiera procesarlo todo— Siguió andando, implacable, sanguinario, de la mano de Simón, quien no había dejado de hablar. 

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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