... Con Amistades

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De todas las cosas que Ámbar había tenido que hacer en su vida, esta definitivamente era una de las más difíciles. 

La porcelana de la taza blanca en frente de ella todavía se sentía un poco tibia por el café que se había terminado de tomar hace unos minutos atrás. Ámbar curvó sus manos alrededor de ésta solo para tener algo que hacer con ellas, y miró el fondo vacío como un escape momentáneo a la incomodidad de su situación. 

"Así que... nada, eso," ella terminó de decir, fallándole un poco las palabras ahora que había llegado a las verdaderamente importantes. "Básicamente, lo que te quería decir es... perdón." Llevó su mirada al frente. "Te debía una disculpa."

Sentada sobre la silla frente a ella, con un rollo de canela a medio terminar en su plato de idéntica porcelana blanca, se encontraba Jazmín, mirándola con sus brazos cruzados y la boca fruncida. 

"Ajá, ¿disculpa sobre qué?"

Ámbar parpadeó. ¿No acababa de pasar como diez minutos especificando precisamente eso?

"Por tratarte mal cuando éramos amigas", repitió lentamente. Debería haber estado más que claro. 

Jazmín mantuvo su postura seria. "Ajá, ¿y qué más?"

Las cejas de Ámbar se juntaron un poco. "¿Por... incendiar la pista?" Intentó adivinar, desconociendo lo que la otra chica quería de ella. "Pero vos sabés que eso fue un accidente."

"Sí, ya lo sé. Qué más."

¿Me la está queriendo hacer difícil o qué? 

Ámbar estaba genuinamente confundida porque no parecía que Jazmín quisiera que le rogara perdón (y Ámbar no lo iba a hacer, absolutamente no, se marcharía inmediatamente si se lo llegara a demandar.) No, Jazmín estaba buscando algo, y Ámbar trató de pensar qué podía ser, qué mencionar que no hubiera mencionado ya, pero no se le—

Ah. Sí había algo. Ámbar suspiró con desgana. Había estado deseando no tener que hablar de este tema pero era justo.

"Okay." Se enderezó sobre su asiento. "Estuvo muy mal de mi parte acercarme a Simón cuando sabía que a vos te gustaba. Yo incluso me burlaba de vos cada vez que lo mencionabas, así que debí parecer una hipócrita, o una hija de puta derechamente, pero te juro que no estaba en mis planes tener algo con él de verdad; la situación me tomó completamente por sorpresa, yo de verdad no pensaba que me iba a enamorar de él—"

"Agh, ¡eso no, Ámbar!" Jazmín se quejó, abandonando finalmente su expresión estoica. 

Ámbar le dirigió una mirada equivalente a un signo de interrogación.

"¿En serio vas a seguir fingiendo que no fuiste vos la que compró dislikes a mi video durante la competencia de Vidia?"

Los hombros de Ámbar cayeron. "Aaah, eso..." exhaló con comprensión. Su alivió duró cinco segundos, sin embargo, porque entonces entró la culpa. Miró para otro lado. "No, tenías razón, sí fui yo." 

"¡LO SABÍA!" Jazmín sacó su tablet de su bolso de diseñador. "¿Podrías repetir eso una vez más para la cámara por favor?"

Ámbar le dio una mirada. "Jazmín."

"¡Es que fue un golpe muy bajo, Ámbar!" Guardó la tablet. "Fue horrible lo que hiciste. Yo podría haber tenido una carrera profesional, ¿sabés? Con mi canción y mi disco solista, me podría haber convertido en una estrella, firmando autógrafos por todos lados, mi cara estampada por toda la ciudad..." Su sonrisa de ensoñación se transformó en una mirada hostil hacia ella. "Pero ahora nunca lo vamos saber, y es todo por tu culpa." 

Caminos Que Se Cruzan...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora