problemas insignificantes

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Siete años después.

Taehyung volvió a darle un vistazo al lavavajillas, se había averiado una vez más, además de eso desperdiciaba mucha más agua de la necesaria. Si, definitivamente compraría uno nuevo y no volvería a confiar en esa marca ni en quien se lo vendió. 

— Ya que estás en modo fontanero, ¿Por qué no vas a revisar el agua caliente del lavamanos? 

— ¿Sale muy fría? 

— Si, a veces me duelen las encías cuando me lavo los dientes. 

Era cierto, su esposa sufría de sensibilidad dental. 

Después de revisar el lavabo bajó nuevamente a la cocina para dar la buena noticia de que ya saldría tanta agua tibia como quisiera, ahí vio a su mujer, lavando los platos de la comida. 

Ella casi salta de la impresión cuando sintió sus manos en la cintura y su barbilla sobre uno de sus hombros. Amaba los abrazos por la espalda, y más los inesperados, así que se acurrucó unos segundos. 

Queriendo jugar un poco con su marido, volteó su cuerpo quedando frente a frente y con sus manos llenas de jabón para platos le acarició el rostro, él trató de alejarse pero al final terminó cediendo y besando los labios de su esposa. 

Esa era la vida que merecían, felices, sin nadie que los moleste, sólo ellos dos, muchas noches Taehyung soñaba con lo mismo, pero su realidad era otra. Ahora, en lugar de estar en la casa de sus sueños, enojandose con electrodomésticos y buscando platillos para la cena, estaban en un cuarto de hotel y la mujer con la que acababa de soñar dándole la espalda. 

La claridad y amplitud de la casa fue reemplazada por una larga y sombría oscuridad de madrugada, la luz de la luna era su única compañera. 

Cubría sus desnudos pechos y aseguraba el sostén por detrás, se esforzaba en ser silenciosa mientras buscaba sus zapatos pero Taehyung ya había despertado. 

— ¿Ya te vas? 

Su cuerpo se tensó de inmediato, y su piel se erizo, no tuvo más remedio que levantar la cabeza para verlo a los ojos y responderle.

— Si, es muy tarde. 

— Ibas a escaparte— No se escuchó como una pregunta esta vez. 

Recogió su zapato izquierdo y apretó su mandíbula, quería tener la fuerza y el control suficiente para darle la espalda e irse, pero sencillamente no podía hacerlo sin responderle. 

Su voz seguía teniendo efecto en ella. 

— No es que haya hecho algo de lo que me sienta orgullosa, Taehyung. Esto está mal y lo sabes. 

Una parte de ella también quería que le dé la razón, no quería sentirse culpable si él llegaba a despertar y no la encontraba. 

— Si, lo sé. He estado en esta situación antes, pero curiosamente unas semanas después me vuelves a llamar y lo repetimos. 

Lanzó su cabello hacia atrás inmediatamente después de ponerse su abrigo, estaría preparada para irse en cualquier momento. 

Pueden culparla si quieren, a ella ya no le interesa, ni siquiera sabe que está habiendo o qué propósito tiene. 

— ¿Hasta cuándo va a seguir esto, Jisoo? 

Él, más que nadie, tenía el derecho de gritar, si quisiera, su nombre, eso la hizo detener ya que cada que la llamaba le hacía recordar esa ridícula promesa que le había hecho hace años. 

Cuando no era ni la mitad de la mujer que es ahora. Al menos su antigua yo encontraría una solución a esa encrucijada a la que entró voluntariamente. 

pretty woman •vsoo• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora