Capitulo Siete: "Un corazon roto"

662 33 13
                                    


QUINCE AÑOS ATRÁS

- Nuestro George era la luz de nuestras vidas... Como su abuela lamentamos la perdida tan temprana e injusta que sufrió. Nuestros corazones estan dolidos y nunca sanaran...
Su vocecita hará eco en nuestras cabeza hasta que dejemos de existir, su sonrisa y sus "súper brincos" serán vividos recuerdos de nuestras memorias... Sé que el tiempo que Georgie paso con nosotros fue corto, pero esos tres años bastaron para dar vuelta nuestras vidas, para llenarlas de un amor maravillosamente desconocido, para...

Apague el televisor. No había estado en el funeral de mi hijo. De eso ya habían pasado dos meses. Me la pasaba encerrado en mi cuarto, cubierto hasta la cabeza, mis padre ya no iban a verme, por lo menos no cuando estaba despierto. Supongo que no sabían que hacer conmigo.
Habíamos roto con Elena por que según yo la abandone cuando más me necesitaba y tenía razon, pero tambien me abandone a mi mismo.
Ella retomo su carrera como si nada despues del duelo de Noah y yo estaba sucio en un cuarto oscuro con olor a podrido y unos ocho kilos menos.

Mis días eran un tormento, todos y cada uno de los malditos días eran una basura.

Estaba muerto, vivía sin motivación, era un muchacho, un niño y viví cosas inexplicablemente dolorosas, mi corazon estaba roto, desecho.
No supere el dolor, aprendí a vivir con el y no lo hice por mi, lo hice por mi familia a quienes oia llorar y conversar por las noches respecto a mi desgraciado estado.
Habian pasado dos meses en las que pase confinado en mi cuarto, mi familia se turnaba para llevarme comida y mi padre cada dos o tres noches se levantaba de madrugada mientras me ahogaba en mi llanto, cuando no podía contenerlo en silencio y los gritos aliviaban un poco el dolor de mi garganta, más no el de mi corazon.

Dos meses en los que llore tan desesperadamente que llegado un punto, me daba miedo, ya que el dolor en el estomago al llorar era demasiado y creía ya no soportarlo...

Meses en los que el tiempo no pasaba, en los que me acostumbre al dolor y en los cuales toque fondo, fondo, fondo.

Así pasaron los días hasta que nació mi sobrino, acudí al hospital con la sucia mentira de que mi hermana había perdido demasiada sangre y estaba débil.
Corrí al hospital en mi desaliñado estado, en el cual era notoria la falta de agua, el primer golpe fue el olor característico del hospital. Corrí al cuarto de mi hermana y al abrir la puerta me encontre con la típica imagen: Irene cargaba a su diminuto bebé con una sonrisa de otro mundo, mi cuñado le cruzaba un brazo a modo de abrazo, mientras con su mano libre acariciaba la cabeza calva de su bebé. Me enterneci de inmediato, al mismo tiempo me di cuenta del engaño.

- ¿Por qué me hacen esto? ¿Estas bien?

- Como me aseguraba de que vinieras si no, mira bebé llego el tío, dile: hola tío, estamos bien.

Le movió una manita como saludo y me acerque a ellos.

- Que alivio, ¿Cuando vas a casa?

- Lo seguro es mañana durante la tarde.

- Mmm.

- ¿No saludas a tu sobrino?

Le acaricie una mejilla.

-¿Esta saludable?

- Si Javi, esta perfecto.

- Que buena noticia, ¿cierto Julian? Estas sanito.

Le mime un poco para complacer a mi hermana y la verdad para complacerme a mi, ver al pequeño Juliancito dormido, transmitía tanta paz.

- Javi, con Irene decidimos llamarle Peter.

- Después de todo lo escogió nuestro George. Quiero que tenga algo de él.

- ¿Puedo cargarlo?

- No tienes que pedirlo.

JavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora