Capitulo 25: "Si me quería"

625 48 80
                                    


Ezra

No recuerdo a mamá y no me gusta papá, tampoco me gusta que mi Jony no tenga fuerza.

En mi casa había una mesa de esas dónde comen las familias felices, pero yo nunca la use para comer, me metía abajo y cerraba los ojos con fuerza, no debía abrirlos y tampoco debía quitar las manos de mis oídos aunque algunas veces hice trampa y si miré. Papá le pegaba mucho, a mí igual me pegó algunas veces pero Jony me cuidaba muy bien, cuando papá era más malo y le pegaba muy fuerte, a veces mi Jony se dormía.

Un día jugaba en la tierra, no había ido a la escuela, había mojado la cama por la mañana y Jony no me dijo que la lavadora se había descompuesto por lo que no tenía ropa limpia. No le gustaba dejarme solo en casa así que me puso ropa de él y por más que la doblo para que yo no la arrastrará, a mí no me gustó y además quería ponerme la sudadera azul y el buzo negro, pero Jony me dijo que ya no me quedaban y además estaban sucios así que me puse a llorar y me lancé al piso, me estaba sacando a la fuerza de casa con esa ropa fea ¡No era mi ropa! Y tenía ganas de hacer pipí así que me hice pipí encima para que me quitará esa ropa fea.

- ¿Pero que hiciste? No hay nada limpio para ponerte... Ezra por qué hiciste eso.

- Porque eres un tonto.

- Tengo que ir a la escuela, si falto de nuevo papá va a... Diablos. ¡Y no puedo llevarte así por qué le van a llamar a él! ¡¿Por qué siempre tienes que hacer lo que te da la gana?! Después yo debo defenderte de él.

- ¡Quiero ir con mi ropa!

- Con decir eso no ayudas en nada.

- Yo...

- Grrr ven aquí.

Me arrastró del brazo hasta el patio trasero dónde me encontraba ahora.

- No salgas de casa, voy a decir que tienes un resfriado. Si papá viene te metes ahí.

Me apunto una casa de perro que había hace mucho, según Jony de antes que él naciera. Asentí obediente para que se fuera rápido, no era la primera vez que lo hacíamos, pero si fue la primera que no volvió.

Escuché pisadas en la casa así que me escondí en nuestro súper escondite. Mire por un pequeño orificio, solo se veían los pies y no eran los zapatos de papá, tampoco era la voz de papá, eran extraños. Me mantuve ahí cubriendo mi boca para que no puedan oírme respirar. Jony me había enseñado.
Y sin encontrarme los hombres y la señora que escuche hablar se fueron.

Esa noche no llego ni Jony, ni papá y a la noche siguiente tampoco. Tenía hambre y me dolía la pancita, intenté lavar el buzo negro y la sudadera azul, tal vez así volvían. Pero no pude y el hambre me ganó, así que fui con nuestra vecina, ella siempre nos daba cosas y tal vez Jonathan estaba con ella.

Él decía que todos los días debíamos cambiar nuestra ropa, pero yo no tenía. También decía que había que oler bien y yo aún cargaba la ropa en la que había hecho pipí. Sacudí por aquí y por allá el polvo del pantalón e inspire fuerte para saber si olía mal y no sentí ningún olor feo así que fui a la puerta de la vecina.

Toc toc

- ¡No puede ser!

- hola, teno hambre.

Jony me decía que al hablar así la gente era más buena.

- ¿Haz estado en casa estos días?

- Shi y... Teno hambre.

- Está bien, pasa.

Entré a casa, me hizo un sándwich con mermelada y me dió un vaso de lechita, pero ese también fue el último día que estuve en mi casita. Creo que había hecho algo malo por qué me llevo la policía y luego me llevaron a un colegio habían muchos niños y me dijeron "está es tu cama, debes hacerla todos los días" yo no sabía tender la cama, me dieron ropa, un buzo verde y un sudadera roja... Estaban feas y una señora que no conocía me llevo a un baño y me quito la ropa, me dió un baño feo, tallaba y tallaba con un esponja dura.

JavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora