En su estricto rigor, mi padre.

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Jonathan

A los quince años y llevado por un error y la emoción del momento (que de emocionante no había nada) fue la primera vez que llamé papá a papá. En mi mente ya lo había dicho un montón de veces pero fue ese momento en el que la palabra se me escapó a la realidad.

Estábamos comprando los tickets para el cine en una de esas pantallas inteligentes. Mis hermanos habían ido a comprar palomitas de maíz junto a la madre de Noah. Si, ella había venido a vivir con nosotros. Yo no la juzgaba, papá la quería y por como vivimos y vimos, nunca había dejado de hacerlo, incluso creí que Noah a quien le había tomado como ocho meses perdonarme y volver a ser amigos evitaría acercarse a ella, sin embargo no lo hizo y yo entendía muy bien esa parte, yo hubiera hecho lo mismo.

Papá se había enterado por Noah en uno de estos noticieros que hay en redes sociales que exponían las típicas cosas importantes que los noticieros de la tele no por el simple hecho de que las víctimas no eran personas importantes.

A la madre de Noah la habían apuñalado por defender a Bianca, era hija de un pandillero que vendía drogas en la casa que por heredad le pertenecía a la madre de Noah. Ella no quería dejar la casa porque era lo único que tenía y le quedaba de su familia y por lo que pude entender (papá no nos dejó inmiscuirnos tanto en el tema ya que: No era algo de niños. Y fue el único momento en que quise debatir con él. Aquí estaba el niño que había sido drogado y pisoteado por su padre biológico y amigos, podía con eso pero ya que solo era curiosidad me abstuve de decir algo) por la poca información a la que tuvimos acceso de internet antes de que papá nos quitará los teléfonos y computadoras, sabíamos que Sam era un tipo de prostituta personal del imbécil que la había apuñalado, al menos eso decían algunos comentarios, otros hablaban de que se lo había buscado y otros que sería mejor "matar a todos los delicuentes de una vez por todas" y yo hubiera estado de acuerdo de no ser por lo destrozado que estaba Noah cuando vió el anuncio, por qué fue él quien se enteró de los primeros.

Estábamos en casa de tía Irene, papá y ella conversaban, me gustaba verlos porque no era como si fueran adultos hablando de cualquier cosa. Cuando papá hablaba con la tía adoptaba una postura relajada y juguetona, la misma que yo tenía con papá y Ezra con Noah. Era una especie de seguridad transmitida o idealizada a quienes queríamos y nos habían protegido.
Yo estaba con los chicos jugando monopoli y Noah estaba en el móvil, me estaba preguntando cómo había adquirido la habilidad de burlar los castigos de papá o como hacía para descubrir dónde papá guardaba los teléfonos.

Se suponía estaba castigado y yo no logré ser lo bastante rápido para advertirle que papá lo había descubierto, aunque no fue necesario ya que cuando papá venía a medio camino, Noah levantó la cabeza y dejo salir su voz cargada de pánico.

- ¿Pa... Papá, es mamá?

Preguntó enseñando la pantalla y bueno el jefe no perdió el tiempo, después de una ojeada rápida tomo sus llaves, su chaqueta y se despidió con un " Irene te encargo a los chicos"
Luego de eso hubieron hospitales, abogados, juicios y mucho dinero. A la madre de Noah la querían juzgar en calidad de criminal y papá hizo todo lo que estuvo a su alcance para que las cosas no fueran así.

Todo se hizo mientras la madre de Noah se jugaba la vida en la sala de cuidados intensivos.
No sé permitían niños así que Noah solo pudo verla una vez estuvo de alta y aunque su madre estaba como "ida" o shock postraumático según el tío Bruce. Noah se pasaba todo el día con ella, si ella estaba acostada, él se acostaba junto a ella, si se quedaba de pie frente a la ventana, Noah lo hacía con con ella, aunque fueran cuarenta o cincuenta minutos, le contaba historias de la escuela y ya que a la hora de cenar Noah se negaba a hacerlo para no dejarla sola y pese a que le respondía feisimo a papá, él no lo castigó. Tomo los platos y nos dijo que le imitaramos y armamos un picnic en el cuarto de mamá. Las cenas fueron así y los desayunos y meriendas.

JavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora