Capitulo 11 : "Verdades a medias"

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Javier.

No le había jalado con fuerza, de eso estaba seguro, a penas le había sujetado cuando él tiro de mi agarre para soltarse.

El movimiento fue violento y pude ver en sus ojos el dolor, le solté al momento y le vi encogido sujetándose a si mismo con un llanto que me desgarraba el alma.

Intente acercarme para consolarle y sersiorarme de que no fuese nada grave, pero no me dejo.

Le llevamos al hospital para hacerle pruebas. Mi padre intento articular el movimiento del brazo un par de veces, pero le dolía demasiado.
No me dejo estar con él y no me dejo ayudarle, no me dio chance a nada.

Espere los resultados de las pruebas en la terraza tentado a fumarme un cigarrillo, placer basura que desarrolle al estar con Sam. Por suerte mi voluntad fue mas grande y no lo hice, entré nuevamente al hospital calculando que Noah debía haber salido y me encontre a Bruce en el pasillo, venía a buscarme.

- Esta en la oficina de Adam, irene está con él.

- ¿Es un esguince? - Asintío. - Yo no le jale tan fuerte Bruce.

- Lo sé, estaba ahí, se lo provoco con un golpe y hay que averiguar cuando y donde, sin embargo ahora necesito tu ayuda. Tengo que inyectarle. 

- Noah no es miedoso, no va a esquivar una inyección.

- Deja que discrepe porque esto. - Levanto una bolsita tipo ziploc con unos frasquitos y otras cosas. - La cortisona duele como un demonio y se inyecta directo en el hombro... Puede que no se ponga pesado, pero con los años de experiencia que llevo prefiero ponerme en el peor de los casos que hasta a gente adulta he oído chillar por esto.

Iba a responder que exageraba, pero un recuerdo de George ataco mi mente.

- Quiero a mamá, quiero a mamá.

Elena estaba en clases, tenía un examen importante y yo estaba con George en el hospital, él tenía nauseas y dolor de cabeza, cada cinco minutos me decía que le dolía alguna parte de su cuerpo. Y cada tanto me pedía que le llevara a casa.
Era su última recaída, tenía declarada la metástasis, ya había pasado por un montón de tratamientos dolorosos que le tenían traumado.

- Papi duele snif. - Ya lo sabía y no podía hacer nada, ya le habían dado las medicinas necesarias.

- Lo sé amigo, duerme un poco bebé.

Se apego a mi, escondió su cabeza en mi pecho, le arrulle un buen rato hasta que sentí un olor fuera de lo normal. Se había dejado vencer.

Tomé un pañal y reuni las cosas necesarias, cuando entro una enfermera quien me ofreció su ayuda.
Le movimos tratando de no despertarle, pero despertó en medio del proceso, se asusto y se largo a chillar tratando de alejarse de nosotros.

En muchas ocasiones yo había tenido que sujetarle para que los medicos hicieran su trabajo por lo que en momentos como esos yo era parte de los monstruos de los que mi bebé tenía que huir.

Verlo tan frágil y débil, gimiendo, a penas despertado como un cachorrito desvalido, con las ojeras marcadas ¡Tan pronto como durmió se despertó¡
Ensucio la cama y el olor le provoco arcadas, intentaba acercarme a él pero él intentaba alejarse de mi, me paralice.

La enfermera trato de tomarlo por la fuerza, me molesto, pero había que limpiarle, no fue brusca en su movimiento, pero George no sabía de nuestras intentenciones y comenzo a llorar "intenso" era un llanto débil, no le salía la voz, no era fuerte el sonido, pero era todo lo que sus fuerzas le permitían hacer.

JavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora