Capítulo 37: "Vaya berinche"

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Noah

Hoy hice dos cosas que no creí capaz de hacer. En realidad nunca en mi vida imaginé o me desperté pensando en hacer algo tan estúpido como dejar que me ganarán en los videojuegos.

Fui débil.

Estábamos con papá y mis primos, más Jonathan y Ezra.

Intenté hacer como si nada hubiera pasado ignorando el hecho de que Jonathan tuviera los ojos pequeños e inchados. Jugamos con él. Era malísimo, pero por lo menos le ganó a Julián, suerte de principiante, exclamó mi primo, pero suerte de principiante era lo que él había tenido conmigo.

Continuamos jugando y uno por uno comenzaron a hacer añicos a Ezra.

Primero Peter, quien no tuvo piedad, pero le dejo anotar algunos puntos, luego Julián, ese pesado tan pronto como inicio el juego, lo aniquiló y Jonathan se negó a jugar, creo que le dolía la cabeza. Tuve que ganarle a Julián y luego a Pet, los hice polvo y cuando acabe, le quité el mando a Pet y se lo dí a Ezra que estaba con los ojos llorosos por no poder ganar ninguna.

- Toma, es tu turno... Haz lo que te enseñé en casa.

Tomo el mando con recelo, creo que tenía miedo de perder.

Comenzamos a jugar y le di indicaciones. Salta, abajo, corre, dispara. Estaba jugando bien por lo que no me costó tanto trabajo engañarle al dejarme ganar.

- ¡Si! ¡Lo hice, lo hice!

Yo tuve que fingir molestia por haber "perdido" pero papá me hizo cariño en la cabeza y me guiñó un ojo.

Ví que Jonathan se había dormido sobre las piernas de papá, estaba apoyado en su pecho y con un brazo papá le sujetaba, me molestó un poco, pero después de llorar como lo hizo y delante de todos, era lo mínimo que merecía... Seguro su papá nunca le hizo así.

- ¡Jonathan gané! ¡Gané!

Gritó Ezra emocionado y zacudiendo a Jonathan, provocando que se despertara.

- Ya déjame.

Le contesto con los ojos más cerrados que abiertos y acomodándose nuevamente en el pecho de mi padre, creí que había sido cosa mía, pero al parecer si estaba evitando a Ezra.

- Pero Jony, mira, gané.

Le movió otra vez con más fuerza.

- ¡Ya! Basta Ezra. Que pesado...

- Hijo, Jonathan está cansado, déjale descansar.

Intervino papá cuando Ezra iba de nuevo al ataque.

- Pero...

- Pero nada mi amor, ya le diremos luego.

- No me importa que haya ganado.

Susurró Jonathan lo suficientemente alto para que le escucharamos. Ví como el rostro de Ezra se llenaba de color, se había molestado y apretó los puños con una expresión indescifrable como si una bestia le estuviera poseyendo.

Hice una inspección rápida y creo que solo yo estaba prestando atención. Mis tíos y abuelos conversaban en la mesa, Julián y Pet habían iniciado una partida y papá estaba acomodándose con Jonathan aún en su regazo por lo que no vio venir el jalón de cabello por parte de Ezra.

Lo cual fue extraño porque Jonathan debía tener unos dos centímetros de cabello, muy diferente al pelo largo de antes y Ezra con sus manos pequeñas le jaló bastante fuerte para luego en una milésima fracción de segundos darle un golpe en la cabeza con el puño cerrado, como si fuera un mazo.

JavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora