Capitulo 26: "Yo me porte mal"

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Javier

Noah se había mantenido arriba en su cuarto y yo no quise molestarle por qué cuando de pequeño hacia alguna trastada y papá me castigaba si pedía estar solo era por qué quería estar solo y me gustaba respetar eso con Noah. Todos teníamos nuestro tiempo para procesar las cosas.

Estaba abajo, iba hacer pasta casera. Estaba mezclando la harina de semola con los huevos cuando escuché unos gemidos en el cuarto que había en la planta baja. Era Jonathan, tenía pesadillas. Ezra estaba a su lado sentado con los pelos despeinados y Jonathan lloraba entre sueños.

Me acerque a paso lento sabiendo que Ezra me tenía miedo.

- Son sueños feos ¿Quieres saber cómo se curan? - le hablé en susurros a medida que me iba acercando. Ezra asintió.

Me medio recosté al lado de jonathan, le hice mimos en el pelo y dije palabras suaves como si se tratase de un bebé, todo bajo la atenta mira de Ezra. Me miraba con sospecha y yo le ignore y deje que me observara como si no estuviera pendiente de lo que él hacía, tal cual hice con Noah en su momento.

El pobre como si fuera un robot de movimientos tiesos, se recostó junto a Jonathan en la misma posición de antes, Jonathan estaba más calmado, no había despertado desde hace una seis horas, quizás ahora que estaba con Ezra al fin podía descansar bien.

Durmió varias veces en la calle y otras veces seguramente no pudo hacerlo por esos muchachos de la correccional.

Me fue imposible no pensar en la situación. Noah en su cuarto molesto y llorando y yo mimando a Jonathan, con la comida a medio hacer... ¿Sería verdad lo que dijo Irene? ¿Era un Villano para Noah y un Héroe para estos chicos? ¿Acaso no podía ser héroe para los dos? ¿La relación con Noah sería difícil sólo en la adaptación, verdad? Luego todo volvería a la normalidad o es que era muy ingenuo al pensar eso.

Solo quiero ayudar a estos chicos, pero si mi relación con Noah se va en picada...

Sinceramente no creo que la relación padre e hijo que tengo con él sea tan frágil como para quebrarse con algo así, quizás si no le tuviera tenido tan mimado sería más fácil para él adaptarse.

Me cruzaron por la cabeza un montón de pensamientos de ese tipo y ninguno con alguna solución sustentable, todas tenían alguna grieta.

Me levanté del lado de Jonathan bajo la penetrante mirada de Ezra.

- Así se curan los sueños feos, si vuelve a tener una pesadilla hazle mimos.

Asintió con una seguridad débil. No me dejo de observar hasta que salí de la habitación.

Me puse nuevamente en lo mío. Amase la masa y recordé que Jonathan debía comer liviano. Yo, el idiota pensé en cocinarles algo más elaborado por su primer día, pero creo que lo dejaríamos para cuando Jonathan aliviará un poco el malestar de la garganta.

Cada vez hablaba menos.

Corte verduras para hacer una sopa mientras tarareaba la canción de Sherk, esa que ponen cuan van a ver a los padres de Fiona.

Tenía bastante avanzado y pensé en ir por Noah, a él le gustaba ayudarme a cocinar, pero reprimí aquel impulso por miedo a que no se sintiera listo para hablar.

Continúe en lo mío y una vez acabe, me sorprendió lo rápido que había pasado el tiempo y también la sensación en el estómago, hace mucho no me sentía tan nervioso porque alguien fuese a probar mi comida por primera vez.

Puse la mesa. Cuatro platos, cuatro vasos. Me sonreí para mí, una decisión tan presurosa había logrado hacer que mi familia creciera.

Fui a buscar a Jonathan y Ezra, estaban despiertos.

JavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora