Capitulo 41: " Mimos robados"

555 42 89
                                    


Noah

Jonathan mojaba la cama.

Jonathan mojaba la cama.

Era inevitable no pensar en eso y que no se me formara una sonrisa. La cabecilla del grupo de idiotas del otro colegio mojaba la cama. Hubiera sido un tesoro tener esta información hace unos tres meses.

Jonathan mojaba la cama.

Se me escapó una carcajada y me causó más risa ver lo tonto que parecía al reírme solo. Por eso papá había dormido con él. Porque Jonathan mojaba la cama.

Increíble. Completamente increíble.

Debía jugar bien mis cartas, tenía un As con el que podía evitar que este tonto se metiera conmigo o alejara a mis amigos de mi. Aunque dudaba que pudiera hacerlo, yo tenía a mis primos y papá lo había dicho, personas como él solo atacan en grupo y no me quedaba duda, ahora que estaba solo, daba más miedo una mosca.

Estaba en el receso, Nolan había faltado y no tenía teléfono para llamarle, era el único de nosotros sin tener, pero además de eso tenía otros problemas... Ezra estaba solo, sentado sobre la escalera de concreto a la entrada de la cafetería.

- ¿Pasó algo?

Le pregunté cuando cruzamos camino... Cuando yo Crucé camino con él. Solo estaba con Sumer y Jack.

- !Noah!

Se paró enseguida y me rodeo con un abrazo, me incomode y miré enseguida a los chicos, para mí era nuevo todo esto y la verdad no sabía que tan suicidio social era abrazar a tu... hermano... hermano postizo.

- ¿Lo conoces?

Preguntó Jack un tanto confundido.

- No. La gente suele gritar mi nombre y abrazarme por puro capricho. Claro que lo conozco hombre, vive en mi casa es uno de los chicos de quienes les hable el otro día.

Lo único que les había dicho era que dónde vivíamos antes un trabajador de papá no podía cuidar a sus hijos y por eso mi papá los había acogido.

La única persona que sabía todo era Sumer, ella era buena. No hablaba mucho, pero su presencia era agradable y se reía de todas las payasadas. No era como las otras niñas que le daban asco las lombrices, no, ella jugaba con nosotros a escupir y casi siempre su escupitajo era el ganador porque llegaba más lejos. En fin, ella era de confianza y en la parte de saber todo era todo... Sabía que el chico que vivía conmigo me había tratado mal y sabía lo de mi madre.

Se lo había dicho el día siguiente que papá llegó con los chicos en un momento de obvia debilidad emocional contra el ton.. tonto de mi padre.

- ¿Que pasa contigo? ¿No hiciste amigos?

- Me escape... Son bobos. -Me reí. - Se comportan como bebés.

- Pero inventa un juego de niños grandes.

Le respondí sin saber que decir. El seguía abrazado y negó frotando su cabeza en mi estómago.

- No son mis amigos... Y uno dijo que era raro y me gritó mentiroso.

- ¿Quien te dijo eso? Nadie puede hablarte así.

- Es que no creen que te gané, le dije que era bueno en los videojuegos y que derrote a una excelencia, pero no me creen... Diles tú...

Me rogó. Excelencia era el término que se les daba a uno de los rangos más altos en el videojuego que deje a Ezra ganar, se jugaba en línea y podías jugar en quipo y hablar por llamada a la vez. Estaba famosito últimamente por qué unos idiotas de internet lo habían jugado en un vivo. No me gustaba porque eso solo provocaba que los contrincantes fueran más débiles.

JavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora