Capitulo 35: " Adam "

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Jonathan.

Antes de poder bajar una señora abrió la puerta de la casa con una gran sonrisa y otro señor grande y más viejo le siguió.

Bajé la cabeza para que no me vieran y di un gran trago de saliva tan inconscientemente que me dolió la garganta.

Recordé enseguida lo que había dicho el jefe.

"Si te sientes incómodo, házmelo saber"

Me estaba preparando para pedir mi primer y único favor luego de habernos traído, pero me daba tanto miedo que pensará que era un desconsiderado o un niño fastidioso, por lo que me estaba costando bastante trabajo abrír la boca.

¿Cómo decía que no quería estar allí? ¿Cómo decía que tenía miedo?

Y no me asustaba que me golpearan o algo así, sabía que mi padre era una excepción a la regla, pero ¿Y si no les agradaba? ¿Y si creían que yo me podía convertir en mi padre y me odiaban?

Tenía muchas ganas de llorar, no entendía por qué lloraba tanto, incluso la mayoría de las veces lloraba solo por no poder dejar de llorar. Gracias al cielo mis pensamientos fueron cortados con el sonido de la puerta del auto. Levanté la cabeza para ver quién había sido y ví a Noah abrazar al señor, debía ser su abuelo.

- ¿Jonathan, estás bien?

- ¿Eh? ...si ...Sss, Si.

- Bien, vamos. Tú igual.

El jefe salió del auto, abrió mi puerta, supongo que esperando a que saliera y luego la de Ezra. Bajé a la par de mi hermano, quien inmediatamente trato de tomar mi mano un tanto cohibido ante la presencia de aquellos adultos, pero me aparte antes.

Ezra debía aprender a estar solo.

- ¡Hola!

Escuché la voz de mi hermanito, le miré de inmediato, sorprendido. El jefe le había tomado de la mano y con su otra mano saludaba como si les conociera de toda la vida. Se había puesto nervioso por lo que era seguro que hablaría hasta por los codos.

Ambos adultos se acercaron, la mujer se agachó a la altura de Ezra para aprovechar su mano aún levantada y chocar los cinco. Me miró sonriente, pero yo aparté la vista. No quería estar ahí, no quería conocer más personas, no quería que me conocieran.

Una mano apareció por debajo de mi rostro, era grande y blanca, no me había tocado, estaba esperando un saludo. Mire hacia arriba lentamente, aquel señor era muy, muy alto, incluso más que el jefe.

- Buenos días, tu debes ser Jonathan ¿Verdad?

- Si... Sse.. señor.

Me miró durante unos segundos que se me hicieron eternos y cuando ya no pude sostener la mirada la aparte nuevamente para ver el césped mientras mi respiración se hacía incontrolable otra vez.

Aquel señor puso su mano en mi espalda insistiendo en entrar, ese fue el momento en que me molesté. Hice un movimiento brusco para que me quitará la mano de encima e inmediatamente lo hizo. Fue inevitable levantar la vista y ver cómo a Ezra le llevaban tomado de la mano, aquella mujer y el jefe, sólo les ví perderse en la puerta de entrada. Y yo, yo me quedé solo con aquel enorme hombre a mi lado.

- ¿Quieres ir a casa?

Evadí la pregunta y mire a otro lado. ¿Casa? Yo no tenía casa.

- Soy Adam, soy el abuelo de Noah. Tu debes ser Jonathan ¿Verdad? Mi esposa me ha hablado de ti, ella es, bueno supongo que ya la conoces ha ido a tu casa un par de veces.

JavierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora