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El baño de hombres no es mi lugar favorito en la escuela, la higiene en este lugar era algo inexistente al parecer, pero prefería estar allí y que hubiera la posibilidad de que mi ropa se cayera al suelo mojado con agua sucia, a estar en los camerinos tratando de salvar mi trasero otra vez.

Guarde todo en mi mochila y salí del cubículo, cambiarme a ropa deportiva se suponía que tenía que ser mucho más cómodo que mi ropa escolar, pero en el baño definitivamente todo se volvía más incómodo, me miré al espejo, estaba hecho un desastre.

¿Ir a la escuela enfermo y no morir en el intento?.

Está agregado de los primeros en mi lista de experiencias que no quería vivir, pero que el destino me obligó a vivir.

Sentía como si un camión de mil toneladas me hubiera pasado por encima, le roge a mi mamá, en verdad, le roge, pero definitivamente tiene el corazón de hielo para mandar a su hijo enfermo de tal vez una gripe muy grave a la escuela.

Comúnmente soy optimista, pero dadas las circunstancias.... quería ser pesimista porque mi cuerpo se sentía cansado y el dolor de cabeza no ayudaba.

Ayer a penas había llegado a mi casa le conté a mi mamá como niño pequeño lo que había pasado, y lo que más me indignó fue que me dijo "Tu eres igual de inmaduro que él", o sea ¿perdón?, el que era inmaduro y niño de primaria tenía nombre y apellido, "Mark Lee". En cambio yo solo me comporto como niño pequeño frente a mi mamá, nadie más.

Ayer tuve que esperar hasta el recreo para que un conserje me abriera la puerta, y cuando subí al salón me había sorprendido ver a Jaemin intacto, solo me dijo que Jeno lo había encerrado en los camarines, pero que no le había pegado ni nada, mi cara fue digna de pasar a la historia, era un milagro que no se hayan agarrado a golpes, pero según Jaemin dijo que era porque nunca tuvo la oportunidad indicada para golpearle el rostro, lo cual puede ser verdad.

Pero hoy en la mañana me había llamado diciendo que no vendría a la escuela porque tenía dentista, estuve solo todo el día, evite completamente a Mark, todo fue tal como era antes de que el entrenador de fútbol me integrara al equipo, su existencia valiéndome tres hectáreas de excremento, y yo a él también. Lo único que siguió normal fue nuestras competencias en las clases.

El maldito seguramente cree que logró intimidarme con lo que me hizo, pero se equivoca, el silencio es mi sonido favorito en estos casos.

Cuando llegue a la cancha, todos ya estaban reunidos en ella, algunos haciendo calentamiento y otros practicando, estaban distraídos lo cual significaba que los camerinos estaban completamente solos, esa era la mejor oportunidad para mi plan, pase escondido corriendo rápido hacia los camarines, a penas llegué abrí la puerta y cerré con llave por si acaso, recién ahí pude respirar con un poco de más calma y deje mi mochila en las bancas.

Busqué el casillero de Mark, pero la poca calma que tenía se me fue cuando escuche la puerta intentando ser abierta. La desesperación llegó como un rayo azotando directamente en mi pecho, busqué un lugar para esconderme, casi desesperado rogué que alguno estuviera sin llave para meterme dentro.

No alcanze a buscar en todos, mire alrededor encontrando el closet en el cual tenían las camisas generales de repuesto.

El problema, es que estas nunca las lavaban, así que el olor que debe haber en ese closet....

—Si, Gracias. - le dijo al conserje.

"Hasta aquí llegue, satanás te veo en el infierno".

Al escucharlo cerca, la adrenalina provocó que me escondiera en el closet, obligue a que mi cuerpo cayera en él, me metí incómodamente de lado, arrugue inmediatamente la nariz disgustado, allí dentro se notaba que la ropa llevaba sin lavar durante meses, pero era eso, o que me atraparan.

Fuego bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora