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Mareado.

Enfermo.

arrepentido.

Así es como me siento apenas mis sentidos van despertando.

Había comenzado a sentir ruido a mi alrededor, ni siquiera abrí los ojos pero aún así siento que el mundo gira y gira sin detenerse.

Suspiré acomodándome sobre mi estómago en la cama abrazando la almohada, pero la sensación era diferente, la incomodidad de esa cama... no parecía la mía, fruncí el ceño aún con los ojos cerrados sentándome bruscamente, bostece, y abrí los ojos mientras estiraba mi cuerpo sintiendo mis huesos un poco entumecidos.

Cuando desperté mejor las pocas neuronas que no fueron perjudicadas por el alcohol me pagaron mil patadas en la cabeza al darme cuenta de que la habitación, no es la mía, ni la de Jaemin.

Carraspeé pasando una mano por mi rostro tratando de asimilar lo que estaba pasando, pero aún así era difícil mientras el dolor de cabeza llegaba para darme más problemas.

"No. Entres. En pánico".

"Me van a matar".

"Si no me mata mi mamá, Jaemin lo hará entonces".

"Y si mi papá se entera..."

Bufé llorando internamente ante mis pensamientos, "DIOSSSSSS". Estaba pensando en que era lo que me harían los demás cuando ni siquiera sé si me secuestraron o algo parecido. Respiré hondo tratando de tener valor para levantarme y salir de allí.

Y me levanté, pero el deja vu en mi cabeza hizo que me detuviera y casi volviera a caer sentado en ella.

Mark.

Ahora si estoy mal, estoy más que mal.

¿Me fui con él?.

Odio mi versión borracho.

Sacudí mi cabeza, toque los bolsillos de mis jeans revisando si mi teléfono seguía allí, no estaba, mire a mi alrededor viéndolo sobre un pequeño mueble al lado de un closet, así que lo saque pero no me atreví a encenderlo, después lo revisaría, primero tenía que salir de aquí.

Un problema a la vez es mejor que tener muchos y no saber cuál resolver primero.

Tome aire mientras dude en tomar la manilla, pero quite la mano, primero me acerque colocando mi oído para ver si oía ruido cerca afuera, pero todo era silencio. Apreté mis labios teniendo un poco de valentía y abrí la puerta.

Salí a un pasillo un poco angosto, frente de la habitación en que la estaba, había otra habitación además de haber una más alejada estando al fondo del pasillo, vi las escaleras y sin dudarlo baje afirmándome muy bien de la baranda.

Apenas llegué al piso de abajo miré si es que había alguien más, pero la casa parecía una tumba, estaba en silencio total, no quería ser intruso y revisar si es que había alguien así que seguí mi recorrido encontrando la sala, era bastante elegante. Ví la puerta principal como una luz al final del túnel y literalmente me lance a ella, trate de abrirla, pero no pude.

Ahora si quería entrar en pánico.

El ácido en mi estómago no ayudaba mucho, sentía que en cualquier momento vomitaría todo lo que había comido y bebido anoche.

Me di la vuelta para tratar de buscar otra salida, pase otra vez de largo por la sala llegando a una puerta corrediza que estaba entreabierta, no sabía si abrirla, pero entre hacerlo y no hacerlo, era mejor hacerlo, entré a aquel salón el cual parecía más bien una habitación.

Fuego bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora