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—Deja de ser así Mark. - dijo antes de levantarse e irse a su habitación sin siquiera levantar el plato de la mesa.

Solo bastaron unos segundos para escuchar la puerta de su habitación cerrarse bruscamente. Suspiré y solté los cubiertos de una vez sin importarme el molesto sonido de ellos chocando contra el plato.

Miré el otro plato, ni siquiera había tocado la comida que compré camino a casa, era pizza, a él le gustaba y ni siquiera la tocó. —Tks... idiota. - murmuré levantándome de la mesa, deje mi plato en el fregadero y guarde su parte en el refrigerador, antes de subir a mi habitación me detuve a sacar la basura, el olor que salía de esta empeoró desde que voté la comida.

Hice aquello rápido y volví a entrar, pero el pasar del patio a la entrada siempre era difícil. —Gyosu no. - le advertí viendo como movía eufóricamente su cola, volví a caminar pero él me volvió a interrumpir mi camino atravesándose siendo molesto. Remoje mis labios y me agache a su altura para acariciarle la cabeza. —¿No aprendes verdad?, no podemos pasear hoy.... sino el idiota de allá se quedara solo, apunte la habitación de mi hermano. —Tal vez mañana.

El perro siguió moviendo su cola y volvió a interrumpir mi camino, pero esta vez solo lo ignore, pero antes me asegure de que no le faltara nada para poder subir finalmente a mi habitación, la casa estaba envuelta en un silencio impecable, ni siquiera se sentía la presencia de Sangwook en su habitación.

Ya se le pasaría, siempre es él quien me habla primero luego de las discusiones. A penas llegue pase directo al baño para ducharme, al cabo de media hora salí solo con unos shorts anchos y con una toalla apoyada en mi hombro, luego la lance hacia uno de los pequeños sofás, me recosté más cómodo y tome mi celular para revisar el grupo en Kakao Talk.

Tenía más de cincuenta mensajes, pero simplemente ignoré todo, solo entré al chat como si nada preguntando lo que vamos hacer mañana, nos pusimos de acuerdo y luego deje el teléfono cargando en mi mesa de noche.

Tenía la intención de dormir, pero el sonido de la puerta principal abriéndose provocó que mi sueño se fuera al carajo, me levanté para asomarme por la ventana, mi mamá se encontraba cerrando la puerta mientras Gyosu se ponía intranquilo otra vez con su llegada.

Pensé en bajar a saludarla, pero decidí volver a tratar de dormir y me acosté sobre mí espalda mirando el techo viendo las estrellas fluorescentes. Carcajee, soy un jodido payaso, siempre trataba de evitarlas, todas las noches, en vez de simplemente quitarlas, y quería hacerlo, pero cada vez que trataba algo me detenía.

La imagen de un niño pequeño, con una sonrisa viéndose completamente feliz.

Aquel niño que se sorprendió la primera vez que las vio, que pensaba que estas ahuyentarían a los fantasmas.

Un estúpido niño...

El cual ahora las ve, y ve que el brillo de estas se apago completamente, que ahora solo parecen unas simples estampas haciendo un feo contraste con la pintura gris del techo, irónicamente siendo una clara representación de cómo pasó todo.

Un día era alguien, y al otro ya ni me reconocía, hay veces que he querido volver a sentir el mismo cálido sentimiento que tuve cuando las vi por primera vez, pero es obvio que eso no podrá ser.

Eso es algo que mi hermano nunca comprenderá, ya que él es el menor, vivió lo mismo que yo, pero simplemente él tiene otra perspectiva, no sintió lo mismo, o tal vez si... pero la diferencia está en que ahora mismo, los dos tenemos distintas opiniones, distintos recuerdos, y al menos él me tiene para cuidar su espalda.

Pero yo, yo soy el que cree que estar y ver algo romperse duele mucho más, que no estar y llegar cuando ya está roto.

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Fuego bajo la lluviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora