CAPÍTULO 17

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Siempre deja que tu conciencia sea tu guía
-Pinocho-




Chase

Ya han pasado unos dos meses desde que comenzamos el segundo trimestre, las cosas van mejorando, sí, o eso creo. Carlota está mejor, la veo mejor, no ha tenido ningún ataque de ansiedad, cuando está mal lo demuestra, ya no se esconde bajo esa capa protectora. E incluso ahora hay más charlotitis, están obsesionados con ella, y los entiendo.

Hoy tengo clase de cocina con ella, quiere aprender a cocinar sin incendiar la cocina, y ya que soy un chef, jajaja, tampoco nos pasemos, pero se cocina varias cosas, y me salen buenas, o eso me dicen. Vamos a preparar pizza, es muy fácil, pero hay que empezar por algo.

Cojo mi coche y me voy hacia la casa de Carlota.
Probablemente Hasley esté con Christian, él se ha unido a nuestro grupo, es el mejor amigo de Adam, pero casi nunca salía con nosotros.

Ringgggggg.......

-¡Ya voy! - escucho un grito desde detrás de la puerta.

-Buenas, seguís con eso de chillar cada vez que llaman - comentó haciendo reír a Hasley.

-Así somos, Charlotte está en la cocina - abre la puerta y deja que pase.

-¡Ah, hola! Mira ya tengo todo preparado, la harina, los toppins, aceite, sal y levadura, aunque no se si la levadura vaya a hacer falta, pero he leído que si le echamos levadura va a quedar más esponjosa la masa.

-Vaya, sí que tienes ganas - digo riendo.

-¿Empezamos? - pregunta ansiosa.

Yo asiento y me coloco el delantal que me tiende para que no me manche.

-Quando sono andato in Italia le pizze erano ottime.

-Las personas que van a Italia  opina lo mismo que tú.

-Veo que vas entendido cada vez más el italiano.

-Es que tengo una profesora muy buena.

-¿Ah, sí? Tendré que conocerla - dice riéndose.

-Pues verás, es muy guapa, sabe más idiomas, es muy lista, aplicada, bajita, con el pelo de color marrón.

-Vaya, creo que la conozco ¿soy yo? - pregunta en un tono burlón.

-Creo que sí - respondo sonriendo.

-Pues, ahora, tu, mi profesor buenorro, ven a darme clases de cocina.

-Está bien, está bien, señorita impaciente - me termino de colocar el delantal bien y me lavo las manos.

-Aunque, recuerdo que en el viaje a España me enseñaste a hacer pizza- comenta de la nada.

-Verdad.

-Pero no me acuerdo - confiesa riéndose.

Medimos todo tal y como dice la receta y lo echamos en el bowl grande que me he traído, ya que como ellas no cocinan no tienen.

-Ahora tenemos que amasar, y con las manos es mejor - le aconsejo.

Coge la masa y la coloca en la encimera, pero antes esparce un poco de harina sobre la encimera para que la masa no se pegue.

Sin que ella se dé cuenta cojo un moco de harina y le doy con mi dedo índice en la nariz, manchándola.

-¿Qué me has hecho? - pregunta mirando mi mano, se toca la nariz y ve que tiene harina en ella.

Creía que me iba a chillar o a molestarse, pero en vez de eso, decide que es mejor comenzar una guerra de harina, echándome un puñado en la cara, volviéndola blanca. Pero esto no se queda así, ahora es mi turno de devolvérsela, harina en la ropa. Ella me mira con una cara de indignación  y me echa también a mí, harina en la ropa.

Una bella mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora