A Whole New World (Fic Seblaine - boyxboy)

CAPÍTULO 6: LA FAMILIA ES IMPORTANTE

Advertencia: No creo que la homosexualidad sea una enfermedad... Porque no lo es.

CAPÍTULO 6: LA FAMILIA ES IMPORTANTE

Blaine esperaba a Santana en la puerta de su casa. Había llegado la hora de que su familia la conociera y temía ese momento más que nada. La latina apareció frente a él, con un vestido muy sensual en color rojo que le quedaba perfecto.

– Estás preciosa. – El moreno le besó la mejilla y le dio una rosa que había comprado para ella.

– Muchas gracias. Eres muy atento. – Ella comentó, sabiendo que normalmente no era tratada de ese modo.

– ¿Estás segura de que quieres que vayamos a ver a mi familia? – El ojimiel la miró con dudas.

– Tranquilízate. Todo irá bien. – Lopez le dio un pico en los labios antes de dirigirse al coche de su "novio". No habían hablado de etiquetas pero ya iba a ser presentada a la familia Anderson como su pareja, así que era más que seguro que eso eran.

El camino fue tranquilo y en silencio. Ninguno tenía muchas ganas de hablar, los dos tenían su mente lejos de ese coche, lejos del otro. Cuando llegaron, Santana se quedó encantada con la casa de la familia, era amplia y elegante.

Cuando los dos jóvenes entraron, el tío Mark se acercó a ellos, saludándolos efusivamente y presentándole a la chica a toda la familia. Estaba Beth, su esposa, Susan y James, los padres de Blaine y los abuelos, Mary y John. Todos se mostraron muy amables y cariñosos con ella... Todos menos la abuela. Mary era fría y distante con ella y Santana pensó que era racista pero no se atrevió a preguntarle delante de todos.

Durante la comida se lo pasaron muy bien aunque la latina observó que todos se esforzaban porque le agradara Blaine. Eso aumentaba sus sospechas sobre el nuevo estudiante de Dalton. Ella tenía una teoría y estaba a punto de confirmarla.

– ¿Vamos a mi habitación? – Le preguntó el ojimiel cuando terminaron con el postre. Él estaba deseando alejarla de la presión de sus padres.

– Claro.

Subieron las escaleras y entraron en el lugar donde Blaine dormía cuando se quedaba en casa. Lopez notó que el lugar era muy impersonal, no había fotos, no había nada que indicara que era un lugar de un adolescente de diecisiete años.

Se sentaron en la cama y Santana juntó sus labios. Poco a poco los besos de Blaine eran más seguros y confiados. La chica estaba contenta porque sabía que todos esos progresos habían sido por ella. Después de un rato así, el moreno se disculpó para ir al baño y ella se quedó sola en la habitación.

La latina empezó a cotillear las pocas cosas que estaban visibles en el lugar. Varios cómics que mostraban su gusto por los superhéroes, varios libros de fantasía y ciencia ficción... Sin embargo, hubo uno que le llamó la atención.

"La homosexualidad, una enfermedad con cura"

Lopez no podía creerse lo que sus ojos estaban viendo. La puerta de la habitación sonó y ella rápidamente metió el libro en su bolso antes de abrir. Se encontró con Mary, la abuela de Blaine. Eran una visita que no esperaba.

– ¿Podemos hablar? – La mujer miró a la joven.

– Claro.

La señora entró y se sentó en la cama para mirar de manera intensa a la menor. Había pocas personas en el mundo que pudieran poner nerviosa a Santana, pero ella era una. No sabía que quería, no podía leerla, estaba totalmente sin pistas en ese sentido.

– Tú eres como yo. – La mayor explicó. – No he tardado mucho en adivinarlo. Las personas como nosotras lo sabemos, simplemente lo sabemos, ¿verdad?

Santana miraba a Mary sin saber qué decir. No sabía a qué se refería, no entendía el motivo de esas miradas, de ese comportamiento.

– Bueno... – La mayor decidió seguir al comprobar que la joven no decía nada. – Tal vez llevo tantos años ocultándolo y tú eres demasiado inexperta para notarlo.

– No sé de que hablas.

– Hablo de que tú, Blaine y yo compartimos un secreto que nos atormenta el alma y que no nos deja ser felices. No puedo ayudar a Blaine porque si sus padres se enteran no me dejarán volver a verlo. Pero lejos de esta casa, con una buena compañía, puede intentar encontrar su camino. Cuando yo tenía tu edad, ésto era algo prohibido y que, de ser descubierto, te marcaba de por vida. Ahora no es así, todavía queda mucho por recorrer pero al menos podéis vivir el amor con libertad.

– No sé de qué me habla. – Lopez estaba incómoda, no le gustaba la conversación. Apenas dos personas sabían que era lesbiana. Una era Brittany, la chica de la que estaba enamorada desde los quince años y la otra era Sebastian, su mejor amigo y un gran confidente.

– Sí lo sabes, pero si no quieres contárselo a una extraña, lo entiendo. Sólo te pido que no dejes que mi familia le arruine la vida a Blaine. Ya le han hecho demasiado daño en estos últimos años, desde que él... Ya sabes. En Dalton tiene una libertad que hasta ahora no ha tenido y quiero que la aproveche. Ayúdale a comprender sus sentimientos y a que entienda que su familia no tiene razón. Mi nieto es un chico maravilloso y me opongo a que un aspecto de su gran corazón sea lo que lo defina por completo. – La mayor se levantó y acarició la cara de Lopez. – Es muy tímido e inseguro. Ayúdale, por favor...

– Tengo tres amigos gays. – Santana sintió la necesidad de contárselo para tranquilizarla y asegurarle que Blaine estaría bien. – Estudian en Dalton, con él. Ellos podrán ayudarlo mejor... Pero no puedo contarles su secreto sin más. No me corresponde a mí, yo no quiero que nadie me saque del armario y no quiero que nadie lo saque a él. Pero hay una cosa en la que sí puedo ayudarle. Puedo ser su novia para que su familia lo deje tranquilo y estar a su lado cuando esté decidido a contar lo que le pasa.

– Eres una gran chica. Gracias.

Poco después de que Mary se marchara de la habitación, Blaine llegó y cerró la puerta. El ojimiel se sentó al lado de la latina, que hizo un esfuerzo por sonreír. Los dos volvieron a besarse de manera dulce, no querían aumentar la intensidad. Lopez por fin entendía todo y haría lo que pudiera por su nuevo amigo. Lo primero que pensaba hacer era leer el libro para saber lo que Anderson pensaba. Necesitaba saber a que se enfrentaba antes de actuar.