CAPÍTULO 33: COMO UNOS PADRES

337 36 1
                                    

CAPÍTULO 33: COMO UNOS PADRES

Blaine se despertó y estaba sorprendido porque había un brazo rodeándolo, de manera protectora, y sentía un cuerpo pegado a su espalda, haciendo que su aliento chocara con su cuello cada vez que respiraba. Con algo de esfuerzo por la resaca, abrió los ojos y enseguida reconoció la habitación, estaba en casa de Sebastian y ese pequeño escozor en su trasero le indicaba lo que había pasado la noche anterior.

El moreno sintió como si las paredes se movieran, haciendo que el lugar fuera más pequeño y provocando que faltara aire. Tenía problemas para respirar y se levantó lo más suave posible para no despertar a su exnovio. Se vistió a toda velocidad y salió de allí, totalmente arrepentido por lo que no recordaba pero que sabía muy bien que había pasado.

El dolor de cabeza era inmenso y su cuerpo lo único que quería era tumbarse y dormir, pero lo poco que funcionaba de su cerebro quería salir de allí cuanto antes. Se puso las prendas como pudo, consciente de que la camisa estaba muy arrugada y fuera de lugar y la pajarita estaba sin atar, pero esas no eran sus prioridades en ese momento. Él sólo quería salir de allí.

Sin embargo, cometió un gran error, no había mirado qué hora era, simplemente bajó las escaleras para salir de la casa. Con lo que no contaba, era con la presencia de los señores Smythe en el salón de la casa. Sus mejillas se pusieron tan rojas que parecía que toda su sangre se había concentrado ahí.

– Ya era hora de que uno de los dos diera muestras de que sigue vivo. Supongo que la fiesta de ayer tuvo mucho alcohol. – Mary comentó sin apartar su mirada de la revista que estaba leyendo.

– Yo... No... – Blaine no sabía qué decir, entre el dolor de cabeza y lo vergonzoso de la situación, estaba bloqueado.

– No tienes que justificarte conmigo, te acompaño a la cocina. He ido a la pastelería a comprar croissants y queda café. Además tengo naranjas para hacer zumo. – La mujer se levantó y al darse cuenta de que el menor iba a decir algo y adivinando su intención de rechazar el desayuno, ella volvió a hablar. – No vas a contradecirme, jovencito. No voy a dejarte salir de mi casa sin comer algo antes. Además, estoy segura de que necesitas beber agua y tomar algo para tu resaca. ¡Vamos!

Acabaron los tres en la cocina, con el menor realmente avergonzado porque no sabía por qué se había dejado enredar en todo eso. Desde haber ido allí con Sebastian había sido un error, más aun quedarse a desayunar arriesgándose a que su exnovio bajara.

– ¿Has vuelto con mi hijo o sólo ha sido algo de una noche? – Mary fue tan directa que Blaine casi se atraganta con el zumo de naranja.

– Yo... No... ¿Qué? – El moreno estaba totalmente perdido. No sabía ni entendía nada y su cabeza estaba muy perdida.

– Ayer os escuchamos cuando llegasteis. Estabais muy borrachos y no fuisteis muy discretos, por lo que fue inevitable... Además, fuisteis muy ruidosos mientras teníais sexo. No sé si fue porque habíais bebido o soléis ser así. Pero no nos cabe la menor duda de lo que pasó. – Phill añadió, intentando ayudar al menor a entender lo sucedido.

– Lo siento, de verdad... – El menor deseaba que se le tragara la tierra.

– ¿Habéis vuelto? – La mujer insistió, era lo único que le importaba.

– No... No hemos vuelto. – Él respondió, sintiéndose mal porque no sólo había perdido a Sebastian, también había perdido a las dos personas que eran lo más cercano a unos padres para él.

– ¡Mi hijo es idiota! Espero que tu gran corazón encuentre la manera de perdonarlo. – La mujer estaba desesperada.

– ¿Seb te ha contado lo que ha pasado entre nosotros? – El joven la miró con el ceño fruncido.

– Sé que ha estado con otro y que tú lo has dejado por eso. No me malinterpretes, estás en tu derecho de no perdonarlo. Lo que ha hecho es difícil de asimilar... Es sólo que me habría gustado un final feliz para vosotros. – Mary se sinceró.

– Yo... No es el que estuviera con otro lo que me duele. Entiendo que ocho meses sin saber nada de mí pueden hacerlo sentirse muy solo... – Blaine empezó a explicar, sin saber que en ese momento, Sebastian llegaba a la puerta de la cocina y, aprovechando que no había sido visto, se quedó a escuchar la conversación. – Lo que más me duele es que no me lo dijo... Yo... Nada más llegar, yo me entregué a él por primera vez. Yo era virgen y di el paso porque pensaba que me amaba y que, después de tanto tiempo, era algo que se merecía... Que los dos nos merecíamos... Era mi manera de entregarme por completo a él, de hacerle entender que confío en él... Pero él no confiaba en mí lo suficiente como para contarme lo que había hecho... Lo habría perdonado, lo habríamos solucionado... – El moreno se secó varias lágrimas que había sido incapaz de contener. La señora Smythe acarició su hombro con dulzura.

– ¿Hay alguna manera de que mi hijo solucione lo que ha hecho? – Phill quiso saber.

– Sé que no debería, pero me conozco lo suficiente como para saber que si me pide perdón, voy a acabar volviendo con él. Tal vez consiga resistirme algo y tenga que demostrarme que me ama y que puedo confiar en él pero... – El ojimiel suspiró. – Sé que lo amo demasiado como para alejarlo de mí. Pero si hay algo que necesito por encima de todo, es que me pida perdón de verdad.

– Sólo te pido una cosa. Por más que ames a mi hijo, no dejes que te humille. Tienes que entender que vales mucho y que te tiene que respetar. No le dejes que se aproveche de tus inseguridades para hacerte creer que no mereces amor y respeto. – El mayor dejó claro lo que sentía.

– Puedo... – Las mejillas de Anderson se sonrojaron aun más. Había algo que le rondaba la cabeza desde hacía días, algo que no había hablado con nadie por miedo a la respuesta. Sin embargo, se sentía seguro con esas dos personas, como si en vez de los padres de Sebastian, fueran los suyos propios.

– Cariño, puedes confiar en nosotros. Te vamos a escuchar y a aconsejar en lo que podamos. – La mujer intentó ayudarlo.

– Cuando mi padre vino a Dalton, Sebastian dijo algo que... Me hace dudar de que realmente me ame. – Blaine apenas sabía como explicarle.

– ¿Qué dijo? – Mary preguntó.

– A mi padre le dijo que yo estaba donde debía estar, desnudo en su cama... Después de todo lo que ha pasado... – Una lágrima cayó por la mejilla del menor.

– Mi hijo te ama, aunque no sabe como demostrarlo. – Phill intentó tranquilizarlo, su hijo no era muy sutil a la hora de hablar.

Los tres guardaron silencio, la conversación había sido demasiado intensa y querían dejar al joven desayunar. Después de estar seguro de que no hablarían, Sebastian entró fingiendo que acababa de despertarse.

– Buenos días. – Murmuró mientras se acercaba para ver que le habían dejado a él para desayunar.

– Creo que será mejor que me vaya. – Blaine se levantó y se despidió de los dos adultos antes de salir de allí.

Cuando los Smythe escucharon la puerta cerrarse, la mujer dio una colleja, suave pero efectiva en la nuca de su hijo.

– Tienes que madurar o lo perderás. Él no tardará en encontrar a alguien que lo ame como merece.


A Whole New World (Fic Seblaine - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora