CAPÍTULO 10: TODO SALE A LA LUZ

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CAPÍTULO 10: TODO SALE A LA LUZ

El último capítulo del libro fue el que más asustó a Sebastian. Estaba leyéndolo en la biblioteca y ni siquiera se molestó en terminar el capítulo o llevar el libro con él. Un miedo intenso se apoderó de él. Tenía que vigilar a su compañero de piso. El libro insinuaba que, si no era posible sacar la parte homosexual de su cuerpo, debía liberarse de él. Para el castaño eso sólo tenía una lectura, suicidio.

Se relajó cuando entró a la habitación y vio a Blaine haciendo los deberes en el escritorio. El ojiverde respiró aliviado, el pensar que su compañero estuviera haciéndose daño era algo doloroso... Realmente doloroso.


Sebastian estaba en su cama, era la hora de dormir y estaba esperando que Blaine saliera del baño para apagar las luces. Había estado toda la tarde vigilando a su compañero y no había observado nada extraño. Sin embargo, en ese momento fue consciente de que estaba pasando demasiado tiempo. El castaño se levantó y golpeó suavemente la puerta.

– ¿Blaine? ¿Estás bien?

Pegó su oreja a la puerta pero no escuchaba ninguna respuesta ni ningún ruido que pudiera indicarle que el moreno sólo estaba retrasándose por algún motivo que no fuera las macabras imágenes que estaba creando su mente.

– ¡Blaine! Si no respondes ahora mismo voy a entrar.

Sabía que era una amenaza pero estaba empezando a asustarse de verdad.

– Contaré hasta tres... Una, dos y...

El ojiverde no esperó a pronunciar el "tres", intentó abrir la puerta pero estaba cerrada. Se apartó un poco y la golpeó con todas sus fuerzas con su cuerpo. El hombro le dolió pero consiguió su objetivo. Lo que vio dentro del baño lo asustó, confirmando una de las macabras imágenes que él había estado pensando. Su compañero estaba sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared y había sangre en su vientre proveniente de varias heridas en la cintura y en la cadera. Instintivamente, apartó la cuchilla que estaba en el suelo para que no estuviera al alcance del ojimiel. Se agachó a su lado y se dio cuenta de que estaba llorando desconsoladamente.

– Blaine...

Smythe lo apoyó en su pecho y lo abrazó con fuerza. Sabía que le estaba pasando y él quería ayudarlo, aunque no sabía cómo hacerlo.

– Tengo miedo, no sé que hacer, no sé que creer, no sé en quién confiar... – Anderson sollozó entre sus brazos, su cuerpo temblaba.

– No voy a fingir que no sé de qué me hablas, Santana encontró un libro en tu casa y me pidió que te vigilara. – Sebastian confesó.

– ¿Qué? – El moreno se apartó para mirarlo a los ojos.

– Escúchame, he leído el libro y sólo dice mentiras. La homosexualidad no es una enfermedad y no vas a curarte. Eres gay, eso no puede cambiarse. Lo que sí puedes cambiar es tu forma de aceptarlo. Puedes seguir odiándote y dañándote o puedes asumirlo e intentar ser feliz. No te voy a mentir, no va a ser fácil, va a haber mucha gente que se interpondrá en tu camino pero, un día, te darás cuenta de lo que estás haciendo ahora sólo fue una estupidez de adolescente y que tú eres mucho más. – El castaño explicó con pasión.

– Yo no... – El ojimiel no sabía que decir.

– Lo primero que vamos a hacer es limpiarte esas heridas. Siéntate. – El más alto señaló el retrete y su compañero no tuvo alternativa que sentarse ahí mientras Smythe sacaba el botiquín que toda habitación de Dalton tenía. Sacó algo de algodón y desinfectante para las heridas. Con mucho cuidado, comenzó a limpiar la sangre mientras el otro se quejaba del escozor. – ¿Sabes? Si no te cortaras, ahora no dolería... Vale, creo que me he pasado diciendo eso.

– No, está bien... Tienes razón. No debería hacer ésto pero el libro decía que a través del dolor... – Anderson comentó.

– Lo he leído. Es auténtica basura, naciste así y morirás así, nada lo va a cambiar. – Smythe terminó de curarlo. – Ahora quiero que me prometas que no vas a volver a hacerlo.

– Te lo prometo.


Sebastian y Blaine se metieron en la cama, ya preparados para dormir, y apagaron la luz. El moreno aun no se sentía del todo bien consigo mismo pero optaba por creer en las palabras de su compañero para, al menos, no tener que cortarse cada vez que tuviera un mal deseo. Sin embargo, se dio cuenta de que había algo que no había hablado con el otro.

– Me has dicho que Santana encontró el libro... – El ojimiel se mordió el labio inferior, estaba asustado.

– No tienes de qué preocuparte, ella sabe lo que pasa y hablará contigo sobre ello. Espero que pueda ser totalmente sincera contigo, puede que os podáis ayudar mutuamente... Ella no está enfadada, así que no tienes que preocuparte por eso. – El castaño lo tranquilizó.

– No me gustaría hacer daño a alguien que se ha portado tan bien conmigo. – El más bajo susurró.

– Todo está bien, descansa.


A la mañana siguiente, los dos chicos se despertaron a la vez. Blaine fue al cuarto de baño pero se dio cuenta de que no podía cerrar porque la puerta estaba rota.

– Hay que pedir que arreglen la puerta... Aunque no sé como lo vamos a explicar para no meternos en ningún lío. – El moreno comentó.

– No vamos a pedir que la arreglen, al menos de momento. No quiero que puedas encerrarte ahí sin que yo pueda entrar. Sé que me has dado tu palabra pero no estoy seguro de que todo esté del todo bien y no quiero que vuelvas a repetir lo de anoche. – Sebastian fue tajante. – Eso me recuerda... ¿Dónde tienes las cuchillas? Voy a deshacerme de todas.

El castaño se levantó y siguió al ojimiel al baño. Éste le dio todos los objetos de aseo cortantes que tenía.

– Es por tu bien. Lo entiendes, ¿no? – El más alto miró a su compañero mientras sostenía entre sus manos las cuchillas.

– Sí, lo entiendo. – Anderson asintió con la cabeza.

– Quiero que vayas a hablar con el psicólogo de Dalton. Él te puede ayudar y asesorar para que te aceptes como eres. – Smythe añadió.

– Seb... No creo que...

– No he terminado. – Sebastian lo interrumpió. – Todas las noches voy a inspeccionar tu cuerpo para asegurarme que no tienes nuevas cicatrices. Vas a empezar a pasar tiempo con Nick y Jeff para que veas que se puede ser gay y feliz, vas a pasar tiempo con Sam para que te ayude a aceptarte. No he conocido a ningún hetero con tanta aceptación de la homosexualidad como él así que, hablaremos con él y te asesorará. También pasaras tiempo con Santana y Brittany. Ellas pueden hablarte de muchas cosas útiles y... Creo que eso es todo.

– ¿Tengo alternativa? – Blaine lo miró con la ceja alzada.

– No. – El castaño respondió con una sonrisa.

– Está bien, en ese caso... ¡Voy a la ducha!

El ojiverde rió, la verdad es que todo había resultado más fácil de lo que pensaba, pero estaba seguro de que tendría que lidiar con varios problemas y retrocesos en la actitud de su compañero. Al menos, contaba con la seguridad de que él quería cambiar y eso ya era un gran avance.

A Whole New World (Fic Seblaine - boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora