hambre

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Las galletas de Lumine fueron devoradas por Diluc, tuvieron un triste final.

Cuando se las acabó, giró su silla y observó como Lumine escribía en su pequeño teclado.

Era un sonido satisfactorio el choque de sus uñas de gel contra las teclas.

Lumine aunque tuviera el caos encima de sus hombros, su presencia era elegante y pulcra.

Ella intentaba limpiar su propia alma.

A Diluc le llenaba de curiosidad el porqué Lumine tenía tal problema con la limpieza, pero él no era psicólogo así que no podía adivinarlo.

—Lumine.

—Diluc, ¿puedes ponerte a trabajar?

—¿Tienes familia?

Lumine dejó de escribir de golpe, y giró su cabeza para mirarle con seriedad.

—Te recuerdo que después vas a verte con Jean, ¿no será mejor que acabes pronto para así ir a verte con ella?

Diluc se quedó petrificado en la silla, ¿de verdad que Lumine tenía tan en mente la inexistente cita con Jean?

Maldita sea, cuando ella se fue, rechazó la cita de Jean aunque a ella le dijera que se iban a ver.

Menuda celosa.

—Me aburro, Lumine. Contéstame.

Lumine iba a arrancarse el pelo al final.

—Diluc, ojalá conocerte de nuevo para que estuvieras con la boca cerrada todo el rato. ¡Pensaba que eras callado pero joder, hablas mucho! ¿No puedes callarte? ¡Déjame en paz! ¡Parecerá mentira decir que era yo la que te molestaba!

—Es que tú me molestabas.

—¡Que me dejes en paz!

—No quiero. Tengo hambre.

—Pues te levantas, vas a la cocina y comes lo que quieras.

—Y si mancho todo, ¿qué?

—¿Acaso sabes comer? ¡No deberías de manchar!

Lumine se levantó enfadada, y cogió el plato vacío y salió de la habitación dando pisotones.

Diluc se levantó, y empezó a revisar su habitación.

Todo era simétrico, perfecto, pulcro.

Incluso los peluches parecían que se duchaban más que él, ¡y eso que eran peluches!

Había un pequeño marco en la estantería, y agarró este para mirarle.

Una chica con la melena muy larga, un chico con el pelo muy corto y una mujer.

¿Lumine tenía un gemelo?

¿Dónde estaba ese gemelo?

—No quiero que toques mis cosas con tus sucias manos, Diluc.

La voz de Lumine salió rasposa y demandante, y fue un aviso de que era mejor no vacilar.

Él dejó el cuadro de nuevo, y se giró para mirarla.

—Sí que tenías el pelo largo cuando eras pequeña.

No, la persona con el pelo largo era Aether, y la persona de pelo corto era ella.

Pero Diluc no merecía saber la historia del porqué ella se hizo pasar por un chico y Aether por una chica.

—Tienes la comida en la mesa, intenta no manchar por favor.

favorite. (diluc x lumine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora